Según Automotive News, la cúpula directiva de Geely, casa matriz de Volvo, estaría solicitando a la firma sueca la redirección de la firma hacia el segmento premium, apuntando directamente hacia los grandes fabricantes alemanes, Audi, Mercedes-Benz y BMW. Concretamente, citan fuentes cercanas a la compañía china, sería el propio CEO, Li Shufu, el que estaría pidiendo la creación de un vehículo para competir directamente con los Serie 7 o A8, y tratar de obtener un pedazo del segmento de lujo en el mercado chino, donde solo el año pasado se vendieron 1,2 millones de vehículos de lujo.
Desde que fuera comprada en 2010 por Geely, no han sido pocos los rumores y noticias relacionadas con dicha reorientación en el diseño y enfoque de la marca hacia los segmentos premium, sin embargo, en todo momento los cabezas visibles de la firma sueca lo han negado, tanto Hakan Samuelsson, actual presidente de Volvo como su antecesor en el cargo Stefan Jacoby, justificando siempre la política actual de Volvo como la correcta y el camino a seguir por la marca a corto y medio plazo, tratando en todo momento de permanecer en el hueco de mercado que se ha labrado Volvo a pulso con los años.
Oposición sueca
El propio Samuelsson explicaba, muy gráficamente, el pasado mes de junio en un evento en China que el cliente de ese segmento esperaba grandes motores de 8 y 12 cilindros, mientras que Volvo es tradicionalmente un fabricante de coches con motores de 4 o 6 cilindros. Lo cual, deja entrever claramente la posición de la directiva sueca en este tema, que consideran el desarrollo de una berlina de estas características una inversión demasiado elevada para tan poca recompensa.
De hecho, la propia directiva sueca considera más factible desarrollar sobre la base del S80 actual un modelo alargado para el mercado chino que la creación de nuevas plataformas y pasar de la tracción delantera ya establecida en Volvo a los vehículos de propulsión, configuración obligada en ese segmento. En todo caso, no están confirmados aún el desarrollo de ninguno de los dos modelos.
Diferencias corporativas
Las diferencias entre ambas cúpulas directivas es evidente, y lógico, si tenemos en cuenta el contraste socioeconómico entre ambas empresas, que no hay que olvidar que siguen siendo dos empresas en principio antagónicas por concepto.
Es inevitable acordarse de otros ejemplos de marcas generalistas apostando por el segmento E o superiores en Europa, tratando de competir sin éxito frente a las grandes marcas alemanas en su terreno, como Peugeot, Renault o la propia alemana Opel, con los ya desaparecidos 607, Safrane-Vel Satis y el Omega.
No solo se trata de crear vehículos más complejos tecnológica e industrialmente que los de segmentos generalistas en busca de imagen de marca, sino que hay que sacarles rendimiento económico, y para eso las ventas deben justificar la inversión. Y frente a eso, marcas como las antes mencionadas con más recursos incluso que la propia Volvo, no pudieron luchar.
La realidad es que una marca como BMW, por poner un ejemplo, se puede permitir el lujo de invertir lo que necesite en investigación y desarrollo para estar en vanguardia, a sabiendas que no se va a limitar a vender sus productos en suelo europeo, sino que le va a sacar rendimiento en muchos mercados internacionales.
Salvando algunos pequeños cambios, según que mercados locales, la gama de BMW la encontraremos disponible por todo el planeta, maximizando el rendimiento de la inversión con las ventas acumuladas globales, que se apoyan claramente en la imagen premium que perciben y persiguen los clientes al comprar esa marca y la directiva sueca parece ser consciente de ese hecho.
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