ZIL, Zavod imeni Likhachova o Fábrica Lijachov en español, puede que no fuera el fabricante de vehículos ruso más célebre. Firmas como Lada tuvieron una difusión fuera del bloque soviético que ZIL nunca disfrutó, sobre todo porque todo su esfuerzo industrial estaba destinado a fabricar vehículos militares, camiones y autobuses, aunque también eran los encargados de proveer de las enormes limusinas diplomáticas que disfrutaban los dirigentes y miembros del Politburó.
Tras la caída del bloque soviético, el enorme y tradicional entramado industrial-militar se vino abajo, lo que se llevó por delante fabricantes como ZIL cerraron sus puertas, como tantos cientos de instalaciones redundantes y carentes de sentido fuera ya de los tiempos de la guerra fría.
Cerrada en 1999, fue nuevamente abierta en 2007, aunque se conserva mayormente como museo y mantiene la mayoría de sus nueve plantas productivas cerradas, aun una pequeña parte de su infraestructura se conserva para seguir fabricando un puñado de las clásicas limusinas cada año, además de reparar las ya fabricadas durante décadas.
El entramado industrial original era por tanto enorme, hoy día completamente abandonado y que muestran un estado fantasmagórico. En el que en algunas zonas se pueden observar modelos almacenados o a medio ensamblar.
Una estampa realmente espectacular y que nos recuerda la fragilidad real del mundo económico que vivimos, porque aunque este tipo de escenas abunden en los antiguos territorios soviéticos, lo cierto es que se repiten por todo el planeta, incluidos algunos de los países más ricos del globo.
ZIL 4112-R
Aunque como ya hemos dicho, son poco reconocidos en occidente, sobre todo sus grandes limusinas, empleadas por diversos estamentos del partido comunista, que son todo un orgullo para el gobierno ruso y que incluso no hace tantos años promovió el desarrollo de la última variante.
El ZIL 4112-R es el equivalente ruso de los Mercedes Clase S Pullman, una limusina de más de seis metros de largo, dotada de un bloque V8 de 7.7 litros y 400 CV. Sus 3.5 toneladas albergan un interior suntuoso que no desmerece el de un Rolls-Royce actual, y sobre todo gracias a un blindaje de primera categoría pensado para los altos dirigentes del país.
Fuente: Barn Finds
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