Más allá de los victoriosos focos, sin hacer ruido, sin ganar numerosas etapas, desde la retaguardia del éxito, Stefan Svitko se ha consolidado como uno de los grandes segundos espadas del Dakar. Con regularidad, fiabilidad y una experiencia acumulada en sus cinco participaciones previas, ha logrado acabar en el podio y, por qué no, soñar de cara a ediciones venideras.
Nacido en Zaskov (Eslovaquia), en 1982, Stefan Svitko ha ido cumpliendo etapas en esto de los raids. Se pasó del enduro a los rallys tras ser tres veces campeón del mundo de la especialidad y, ya en su primera participación, decimotercero. Y gracias a su regularidad. Sin llamar la atención pero intentando acabar día a día. Ya habría tiempo para mirar a cotas mayores.Siempre con una marca de garantías como KTM pero en una estructura privada, de su país, ha sabido ir mejorando y adaptándose a la diferente exigencia del terreno. Esa ha sido, probablemente la clave a lo largo de su carrera, la regularidad y la fiabilidad. Solo dos abandonos, por caídas y posteriores lesiones, a lo largo de sus seis participaciones. Arrancó con la mencionada 13ª posición y prosiguió, abandonos al margen, siendo quinto en 2012, noveno en 2014 y quinto, de nuevo, en 2015. Ahora, su carrera se encumbra con el podio, la segunda posición.
Regularidad y fiabilidad
Barreda, Gonçalves, Walkner, Faria... quizá partían con más opciones que el eslovaco. Pero les ha faltado esa confianza y esa seguridad sobre la moto. Los cuatro se iban al suelo mientras Svitko seguía, paso a paso, sin fallar, apretando lo justo para seguir a los mejores. Regularidad. Fiabilidad. Esos factores a los que antes aludíamos. Mirando sus posiciones en las etapas, llama la atención que solo ha bajado del top 5 en tres ocasiones. E incluso fue líder, tras la tercera etapa en aquellos primeros días en los que un día fallaban las KTM oficiales y al siguiente eran las Honda.
Ese gran arranque le aportó confianza. Pero no se volvió loco. Afrontó con mucha calma la primera etapa maratón, perdió el liderato pero ganó mucho. Segundo al día siguiente, ahí llegaba su recompensa. Había aguantado en Jujuy pero apretó en una etapa eliminatoria como la que llegaba a Uyuni. Y en las dunas llegó su gran momento.
Gran actuación en Fiambalá
Emergió en la parte más importante. Sin Barreda, sin Faria, sin Walkner, con Viladoms muy rezagado, con Gonçalves entrando en el infierno... ahí apretó Svitko. Llegaba la arena, la navegación, el fesh-fesh, las dunas, y demostraba que por qué no puede ser un futuro ganador del Dakar. Le hace falta una oportunidad en una estructura oficial, quizá, para demostrar que puede serlo. Pero siguiendo con las dunas, fue cuarto en la etapa que llegaba a Belén y repitió puesto al día siguiente, en una etapa durísima por el calor. Para rematar, venció en la etapa clave de esta edición, la que transcurría por las temidas Dunas de Fiambalá. Ganó, se acercaba a Price, le apretaba, y de paso dejaba la segunda plaza encarrilada.
Solo quedaba defenderla en los caminos finales. Así lo hizo. Segundo. El primer podio de un eslovaco en la historia del Dakar. 33 años y un gran futuro por delante. KTM tiene un buen nicho de pilotos que, participando con estructuras privadas, están cuajando buenas actuaciones. Es el caso de Svitko, quien todavía no ha tenido la oportunidad en el KTM Factory Racing junto a los Price, Walkner o Viladoms. Lo que es cierto es que sigue haciendo méritos para que la estructura austriaca le contrate y le de galones. ¿Por qué no ser favorito en 2017? Lo que empezó como un sueño, el terminar el Dakar, se está convirtiendo en una exitosa carrera.
Fotos: Dakar/DPPI y Getty Images.
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