Otro año más a mitad de enero y otro año más con Stephane Peterhansel haciendo historia. Y ya van trece. Ya no hablamos de records, ni de registros, ni de marcas... y es que 'Monsieur Dakar' está reescribiendo la historia. Hizo historia en el pasado y ahora se está empeñando en seguir agrandándola. Es el mejor, no hay duda, y lo demuestra tanto por números como por estrategia. Lo volvió a demostrar en 2017, pese a la oposición de un magnífico Sébastien Loeb. Tiró de regularidad, de experiencia, de su navegante Jean-Paul Cottret, en un Dakar a la antigua usanza, en donde la orientación y el fuera pista se ponían de relevancia. Peterhansel volvió a ser el rey en un Dakar africano sobre Sudamérica.
Tras cumplir su sueño de ganar el Dakar en coches con un equipo francés, Peterhansel partía en el Dakar 2017 con la intención de comprobar si podía seguir a la altura de pilotos más jóvenes que le acechan. Además, quería mantener a Peugeot en lo más alto y eso, ante el subidón de los Toyota, se podría poner en duda. Eso sí, visto lo visto, nada tiene que temer la marca del león ante la posible retirada del campeonísimo: Loeb, Despres y un desafortunado pero rápido Sainz pueden defender sus intereses a la perfección.La estrategia de siempre
Pero no adelantemos acontecimientos. El Dakar de Peterhansel es un calco de lo que ha sido su historia en la competición: "Antes de la salida de la carrera, no se podía dar nada por sentado. Había una gran carrera interna y, en total, siete u ocho pilotos capaces de ganar. A mitad de carrera ya solo éramos cuatro y en la última semana se resumió a un duelo con Sébastien, un duelo de alta tensión, a una gran velocidad". Así resumía, al final del Dakar, Peterhansel el transcurso de la carrera. Quién mejor que él para hacerlo.
Sin tomar riesgos en la primeras etapas
Esto sería el Dakar de Peterhansel resumido. Entremos en más detalles. Como decíamos, una primera parte a la expectativa, sin tomar riesgos en las pistas paraguayas y argentinas, dejando que otros arriesgasen. Él lo sabe perfectamente, conoce a la perfección los mecanismos y la evolución de la carrera. Sabe que en los primeros días nunca se gana el Dakar, pero sí puede perderse. Rodó con calma en las dos primeras etapas y, con el inicio de la subida a Bolivia y la mayor dificultad en términos de navegación y fuera pista, comenzó a rodar "más ligero".
Y es que Peterhansel aseguraba no haber "atacado a tope" en la tercera etapa con final en San Salvador de Jujuy pero vaya. No cometió errores, como sí lo hizo Al-Attiyah que se fue para casa. Pero lo mejor para Peterhansel era que se había producido una criba. Ya estaba tercero, posicionado, sin diferencias importantes pero habiendo alcanzado esa velocidad de crucero tan importante en el Dakar. "Hoy no hemos perdido tiempo porque no hemos cometido errores", esa es la clave. La clave de la carrera.
No cometer errores basta
Eso sí, quedaba mucho Dakar por delante. Todos cometen errores, incluso Peterhansel, que se quedó atascado en un arroyo en la cuarta etapa. Perdió unos veinte minutos pero lo salvó en meta gracias a su clase magistral. De no haber tenido ese problema podría haber liderado de sobra la general solo en el cuarto día. Simplemente sin cometer errores, corriendo cuando se encontraba con confianza, no arriesgando en los peligros y navegando a la perfección, la pareja francesa se plantó en la jornada de descanso en cabeza. Eso sí, una general muy apretada entre los cuatro de arriba, con la victoria acotada a ellos cuatro. Y cómo no, 'Peter' estaba a la cabeza de la criba.
La etapa maratón fue un completo éxito. Junto con Loeb, fueron los grandes vencedores ya que se colocaban segundos, a poco más de un minuto de sus compatriotas. Despres y Roma estaban ya lejos, salvo sorpresa, la lucha sería entre Peterhansel y Loeb. Todos pensaban en un bajón, en un error de Loeb y Elena debido a su inexperiencia. Pero ese error no llegaba. Ambos nos han dejado batallas épicas, luchando al minutos, al segundo.
El gran duelo y un pinchazo que no es casualidad
El punto álgido de esa lucha llegó en las etapas 10 y 11. A Peterhansel le cancelaron la 'Super Belén', probablemente una de las jornadas que tenía marcadas en rojo y en la que podía haber asestado un golpe definitivo. Pero el golpe, aunque no definitivo, lo dio entre Chilecito y San Juan. Un auténtico etapón dakariano, con dunas, fuera pista y mucha navegación, en la que fue el mejor pese a atropellar a un motorista -al cual se bajó a ayudar y se le devolvió el consiguiente tiempo en meta-. 'Peter' volvía al liderato con casi seis minutos sobre su compañero que decía haber perdido "frente a la navegación de Stepahane".
Al día siguiente, en los últimos kilómetros propicios para hacer diferencias, un pinchazo alejaba a Loeb de la victoria. Había recortado la mitad de la diferencia en solo 100 kilómetros y quedaba la parte de pistas WRC. Se frotaba las manos 'Seb' pero Peterhansel le forzó tanto que tuvo un error. "La diferencia la marcó un pinchazo y, probablemente, es lo que sentenció la victoria del Dakar. Mi táctica era obligar a Sébastien a correr al 100% de sus capacidades, así se expondría a cometer errores y eso es lo que pasó, no fue una casualidad". Fin de la lucha. Paseo triunfal hacia Buenos Aires después de pugnar hasta el final por uno de los dakares más difíciles que ha tenido que afrontar 'Monsieur' con un duelo "de alta tensión" con Loeb.
La estrategia, como ya hemos dicho, fue la misma de siempre: cometer muy pocos errores. Eso es lo que le ha llevado, por decimotercera vez, a la victoria. Seis en motos y siete en coches. Leyenda del Dakar. Y encima, siempre con toda la humildad del mundo. "Quisiera dar las gracias a Peugeot por habernos dado estos coches tan excepcionales y sobre todo por no haber impuesto ninguna orden de equipo, lo cual me parece muy 'fair-play' y muy deportivo, porque todos contábamos con las mismas armas para la batalla", admitía desechando cualquier tipo de favoritismo.
En definitiva, un campeón, el mejor de la historia del Dakar. Sigue ampliando su renta en cuanto a títulos en coches, con siete, superando a Ari Vatanen que consiguió cuatro estatuillas. Si hablamos de triunfos globales, entre motos y coches, todavía hay menos discusión. Siete tiene el excamionero Vladimir Chagin frente a las trece de Peterhansel. Simplemente brutal. 'Monsieur' es más 'Monsieur', sigue escribiendo páginas de la historia de esta carrera. La más dura del mundo. Leyenda entre las leyendas. A sus pies 'Monsieur Dakar'.
Fuente de las fotos: Peugeot Sport media.
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