Las lluvias están poniendo en jaque a la organización del Dakar... de nuevo. Tras el recorte de la quinta etapa, la suspensión de la sexta y la modificación de la séptima, la octava jornada de competición en tierras sudamericanas también sufrirá variaciones. Una variación, eso sí, mucho menor que las anteriores pues solo afecta a 72 kilómetros de la especial. El tramo cronometrado de la octava etapa, que une Uyuni con Salta, constaba en su origen de 492 kilómetros y quedará, definitivamente, con 420 kilómetros.
El motivo es la crecida de diversos ríos en ese sector que ha sido recortado. Una solución que viene a ser un mal menor y vuelve a dejar en evidencia la buena organización de Marc Coma y su equipo, que no se quiere ver superado por las circunstancias. Ya hizo una genial maniobra este lunes, cuando todo el mundo pensaba que la séptima etapa no se iba a poder disputar. Coma diseñó una nueva etapa de emergencia usando el terreno final de la sexta etapa -que fue suspendida- y la zona inicial de la séptima etapa.Creando un road-book durante la jornada de descanso, el director deportivo envió a los participantes a zonas de dunas, arena y desniveles, en donde la tierra absorbía más el agua y las zonas estaban más secas. Dejó de lado las zonas de ríos secos, arroyos y planicies que iban a estar anegadas de agua. De esta forma se vio una etapa bonita a la par que difícil con mucho terreno fuera pista sobre arena en donde la navegación fue, como está siendo habitual en este Dakar, muy compleja.
Así pues, el descenso desde Bolivia hacia Argentina no tendrá mayor inconveniente, en principio, que esos 72 kilómetros de especial recortados. La carrera regresa al país plateado en la segunda parte de la etapa maratón a la que se unirá, el miércoles, la etapa denominada 'Super Belén': un jornada de casi mil kilómetros en donde la carrera afrontará las dunas de Belén y Fiambalá.
Fotos: Dakar media.
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