Llegó el último al equipo Toyota Gazoo Racing y encima no era un piloto 100% oficial. En realidad contaba con el apoyo de Overdrive, tanto en la preparación del vehículo como en el equipo de asistencia. En Toyota prefirieron apostar por un rapidísimo Nasser Al-Attiyah, además del fiel Giniel De Villiers. El tercer hueco lo ocupó Nani Roma, el protagonista de este reportaje. Tercero, que pronto pasó a ser el primero. Y es que el de Folguerolas, tras el mal arranque de De Villiers y el abandono de Al-Attiyah, se convertió en la primera y única oposición al triplete de Peugeot, aunque él no corra "para ser el mejor del equipo": "Es verdad que en una fase de la carrera fui el único coche que pudo inquietar a los Peugeot, pero mi objetivo fue siempre ganar".
De última a primera opción de Toyota
Como buen dakariano, como exganador en motos, Roma destaca más por su conocimiento de la carrera y por su buena navegación que por su velocidad. Ahí estaba la baza del piloto catalán, su regularidad. Y fruto de sus virtudes forjó su estrategia. Aprovechó la potencia del Hilux, con menos brida que los otros pilotos punteros, para apretar en las primeras etapas. Sin poder nunca con hombres como Loeb o Peterhansel, Roma se colocó a espaldas de ellos tras los abandonos de Sainz y Al-Attiyah, por sendos accidentes. A todo esto, la pésima primera semana de De Villiers dejaba a Roma como líder de Toyota.De hecho, Roma, junto con un cada vez más experto Alex Haro, se plantó en la jornada de descanso en cuarta posición, a la insignificante distancia de cinco minutos y 35 segundos. El quinto, Hirvonen, estaba ya a 42 minutos por lo que la lucha quedaba acotada a los tres Peugeot y el Toyota del catalán. Y eso que Roma, en teoría, estaba pagando la pérdida de potencia de su Toyota, con motor de gasolina, frente a los turbo-diésel de Peugeot. Pese a ello, salvó el primer bucle en altura a la espera de iniciar el descenso y volver a atacar en tierras argentinas.
La potencia en altura, clave
El hecho de la pérdida de potencia del Hilux queda reflejado en unas declaraciones de Nani Roma a mitad de Dakar. "Stephane me ha adelantado, he intentado seguirle pero... nada, no tenía ninguna posibilidad", espetaba resignado. Y eso que su equipo trabajó en intentar mejorar este hecho en la jornada de descanso en La Paz pero no lograron dar con la tecla. "Tanto a Giniel como a mí nos falta potencia en altitud, el motor no rinde como debiera", dijo tras superar la segunda parte de la etapa maratón que situaba la carrera definitivamente en Argentina.
En esa octava etapa, Roma ya se había dejado muchas opciones de victoria. En el global de la etapa maratón había perdido casi veinte minutos y estaba peleando con Despres por el podio. Aunque la victoria estaba lejos, la distancia no era insalvable y quedaban dos etapas decisivas en las que el Toyota debía tener un punto más de velocidad que los diesel, ya sin el factor de la altura. Además eran dos jornadas difíciles, con mucha navegación, fuera pista, dunas... el verdaderos espíritu del Dakar. Roma las esperaba como la última oportunidad de reengancharse a la lucha por el título pero, sobre todo, pelear por el podio. Pero fue todo lo contrario.
Una parte final, claramente inferior
La suspensión de la 'Super Belén' no le vino nada bien a un hombre que tenía que recortar tiempo. Además, una etapa difícil, de esas que a pilotos como Nani, con su experiencia, le vienen tan bien. No pasa nada, aún quedaba la décima jornada. Pero ahí llegó su hundimiento. Cedió más de media hora con el ganador, Sébastien Loeb, y nuevo líder de la carrera. Ya a una hora de distancia del primero y a 35 minutos del podio, el Dakar de Roma se podía dar por finalizado, con la cuarta plaza asegurada salvo problema inesperado.
No se notó ni la brida, ni el motor ni nada de nada en dos últimas etapas insulsas para el de Folguerolas que lo único en lo que pensó fue en acabar el Dakar. Ya sin opciones de colarse en el podio, intentó acabar la carrera sin incidentes ni problemas. Cuarto, primero tras los Peugeot, lo cual se puede considerar un éxito en parte pues el objetivo del catalán es siempre ir a ganar. Lo dio todo y no hay nada que objetar. "Al final, el podio se convirtió en un objetivo, pero hubo que rendirse ante la superioridad de los Peugeot. El cuarto puesto es justo", comentó Nani Roma al finalizar la prueba, rendido a la superioridad de la marca francesa.
Así pues, en su vigésimo Dakar, Nani sigue peleando por la victoria, por los puestos de honor, entre los mejores. No es que su participación pueda considerarse exitosa porque no lo es. El listo que ha puesto Roma es triunfador: éxito es ganar y en esta ocasión no lo ha hecho. Eso sí, ha cuajado una carrera fantástica, con pocos errores y en la que siempre nos quedará la duda: ¿Y si hubiera competido con un Peugeot? Para la eternidad quedará esa duda, así como el cuarto puesto de este año. "Toca ponerse a trabajar intensamente para mejorar el año que viene". Un año por delante.
Fuente de las fotos: Dakar media.
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