En el año 1988, en el mundo todavía se vivía un clima de Guerra Fría. Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial seguían repercutiendo en un planeta en el que todavía existía Yugoslavia. Además, Alemania estaba dividida en dos por el Muro de Berlín y en la parte Federal comenzaba a inaugurarse la Eurocopa que iba a tener lugar ese mismo año.
Pero en el país germano ocurría una cosa de importancia magnífica para el mundo del automovilismo. Y es que Nick Heidfeld comenzaba a competir en su Alemania natal, con solo once años. Lo hacía, evidentemente, sin la destreza que demostraría años más tarde pero lo cierto es que comenzaba la carrera de uno de los pilotos a los que nadie odia y todos quieren.En el año 1994 ascendió el primer peldaño. Comenzó a conducir en esas disciplinas que Ford tiene en los diversos territorios mundiales. Deslumbró, rozó la perfección al conseguir ocho victorias en nueve carreras. Se llevó, como no podía ser de otra manera el campeonato en lo que iba a ser el primero de sus éxitos.
Tras su logro, llegaron oportunidades en disciplinas como la Fórmula 3000, donde solo un error de su equipo le privó de llevarse el campeonato. Pese a todo, lo cierto es que un año después se cobró la revancha y consiguió llevarse el cetro europeo mostrando así un carácter indomable. Sus aptitudes no pasaron desapercibidas para los grandes magnates del automovilismo y comenzó a compaginar la competición con ser piloto probador de la marca McLaren Mercedes.
La Fórmula 1 y su difícil inicio
En 2000 llegó la oportunidad de ser piloto de Fórmula 1. Los inicios nunca fueron fáciles. Comenzó en Prost con un coche que, en un primer momento, no era para él. Le costó adaptarse al monoplaza y tras una serie de abandonos se le comunicó que no iba a tener una plaza. Por aquel entonces, su cartel era bastante bueno y comenzó a especularse con su posible aterrizaje en McLaren, donde Mika Häkkinen dejaba una plaza libre al anunciar su retirada.
La escudería, a la cual había pertenecido en calidad de piloto de pruebas, se decantó por Kimi Räikkönen. Sauber sería su siguiente parada. Tampoco fue demasiado dulce porque los resultados no fueron los esperados. Tres años allí antes de llegar a Jordan, un lugar en el que demostró su gran capacidad para pilotar consiguiendo resultados excelsos con un coche considerado tradicionalmente como de tercera o cuarta fila. Sin embargo, la estabilidad no llegaba a su vida.
Cuando el futuro parecía algo turbio, llegó la oportunidad de pilotar para Williams. Su inicio volvió a recordar al de aquel piloto que tanto prometía. Logró dos segundos puestos en Montecarlo y Nürburgring aunque un accidente evitó que pudiera salir con su trayectoria ascendente. El equipo le apartó porque además había anunciado su fichaje por BMW Sauber.
Allí podría decirse alcanzó su cima como piloto en Fórmula 1 y demostró cuál era su punto fuerte: las carreras con lluvia. Con condiciones climatológicas adversas alcanzó podios en importantes circuitos del calendario y se ganó la confianza y el aprecio del Paddock. Sin embargo, sufrió un nuevo revés al quedarse sin equipo al quedarse en la temporada 2010.
Sonó para varias escuderías pero aceptó terminar siendo piloto probador de Mercedes. Pese a todo, esta vez la suerte le iba a ser favorable. Pirelli fue elegida como marca oficial para abastecer a las escuderías de neumáticos y eligió a Heidfeld como probador oficial, convirtiéndose en un caramelo para todos los equipos por el hecho de que conocía las nuevas gomas. Sauber se volvió a poner en su camino aunque solo durara media temporada.
Tras una temporada en Lotus y varios años en pruebas de resistencia, encontró un nuevo nicho: la Fórmula E. El alemán encontró en los coches eléctricos una nueva manera de pilotar y sigue brindando grandes tardes de gloria a todos los aficionados al motor. El pasado fin de semana en Hong Kong consiguió un nuevo podio para demostrar que pese a tener 38 años sigue teniendo potencial para hacer podios y para dar más guerra que nunca.
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