Dario Franchitti nunca imaginó como acabaría su trayectoria profesional, pero sí supo que ganar era algo. La ilusión por llegar primero a la meta es algo que muchos pilotos tienen pero que pocos entienden. Y Dario es de los segundos. La lesión que le aparta del motor es lo de menos ante su trayectoria deportiva.
Un poco de todo
Franchitti es conocido por ser un piloto prolífero en la IndyCar/CART. El escocés ha arrasado en los últimos años en el campeonato, consiguiendo cuatro títulos de forma consecutiva. A ello, le sumamos tres Indy 500, la prueba de monoplazas más importante de Norte América.
Lo mejor de ese palmares es que no es un piloto cerrado a una categoría. Como piloto, siempre le ha gustado correr. Sea en monoplazas (F3 Británica, IndyCar) como en turismos, donde se destaca su participación en el DTM, la NASCAR o en los V8 Supercars, esta última como invitado. Los resultados en coches carrozados han pasado un poco inadvertidos, especialmente en la categoría de Stock Cars por excelencia.
En la NASCAR, Franchitti estuvo dos años a caballo entre las tres categorías. Ninguna victoria, pero si una pole en Nationwide en 2008. Al ver que los resultados no eran los esperados, se embarcó en la IndyCar con Ganassi hasta el día de hoy.
Sobre el resto de categorías de turismos, Dario es como Dr Jeckyll y Mr. Hide. En el DTM/ITC (1995-1996) consiguió llegar al podio a mandos de un Mercedes Classe C, incluso ganando en 1996. Tras estos buenos resultados, Mercedes le llevó a la CART, en la que Franchitti corrió nueve años, consiguiendo un subcampeonato en 1999. La última cita de la CART ese año fue asombrosa. Franchitti y Juan Pablo Montoya acabaron empatados en puntos, con el título para el colombiano por mayor número de victorias (7 a 3).
En 2010 visitó Australia ya fuera del calendario de la IndyCar (a última Lexus 300 fue el año anterior), corriendo en Dick Johnson Racing y haciendo pareja con Steven Johnson. Acabó décimo sexto en la primera de las dos pruebas disputadas en la Gold Coast, mientras que en la segunda se tuvo que retirar.
Su último título de la IndyCar estuvo marcado por un accidente que ha provocado cambios en la seguridad dentro de la competición perdió la vida en Las Vegas, 23 de Octubre de 2011. En esa cita se jugaban el título Franchitti y Will Power, y debido a la cancelación de la misma, el escocés conseguía su última y cuarta corona. A mi humilde opinión, ese punto de inflexión le salvaría la vida en Houston hará poco más de un mes.
Desde pequeño Dario quiso ser piloto de carreras, sabiendo a lo que se le venía encima. Una vida de riesgo, a muchos kilómetros por hora. Quien sabe lo que podría haber hecho en 2014, siendo compañero de Juan Pablo Montoya. Lo que sí sabemos es una cosa: puede estar contento de su trayectoria. Es de las que han dejado huella. Gracias, Dario.
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