Exitosa carrera
Wilson era un piloto que prácticamente había competido en toda clase de monoplazas. Se inició en el karting y la Fórmula Vauxhall, en Inglaterra. Se hizo con el título de Formula Palmer Audi en 1998 ganando nueve carreras. Consiguió el título de F3000 en 2001 y quedó cuarto en las World Series by Nissan en 2004. A este brillante currículum deportivo hay que añadirle su participación en F1 con los equipos Minardi y Jaguar y la octava posición conseguida en Indianápolis que le otorgó un punto y el vigésimo puesto del campeonato mundial. También participó en resistencia al volante de un Ferrari 360 en la categoría GT.
En los últimos años se había labrado una exitosa carrera en EEUU. En 2005 se unió a la Champ Car donde consiguió el reconocimiento de novato del año y varios subcampeonatos. Con la absorción de la Champ Car por parte de la IndyCar, Wilson empezó a competir en óvalos donde corrió entre otros con el laureado equipo Newman/Haas.
En la IndyCar series logró siete victorias y ocho poles y fue capaz de conseguir una victoria en el óvalo de Texas, lo que lo acreditaba como un piloto capaz de adaptarse a cualquier condición. En los últimos años había compaginado su puesto en la IndyCar con actuaciones esporádicas en resistencia GT y una participación Fórmula E en el circuito de Moscú donde resultó décimo. Actualmente corría para Andretti Racing en una prometedora temporada donde había conseguido un segundo puesto en Mid-Ohio.
La familia del Motorsport vuelve a estar de luto, en un año especialmente difícil en cuanto a pérdida se refiere. El fallecimiento de Wilson nos recuerda que el deporte del motor es peligroso. Cualquier piloto, desde el más mediático hasta el último de la parrilla está expuesto a un riesgo que asumen en cada carrera. Un riesgo que debemos valorar y recordar siempre.
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