El neozelandés, cinco años después de su última corona, volvía al Victory Lane como campeón. Ganassi le ha dado un buen coche a lo largo de todo el año, y ha sabido aprovechar muchas veces el fallo del rival, como hace unas semanas en Houston
Penske contra Ganassi
La vieja rivalidad ha surgido de nuevo. Will Power parecía destinado a llevarse el título 2013 tras disputarle a Hunter-Reay la corona en 2012, pero el australiano no estuvo a la altura. El de Andretti, por su parte, estrenaba número uno pero de poco le serviría, ya que la irregularidad se cebó con él.
Tras una muy movida primera mitad de temporada, Dixon puso la directa con tres victorias consecutivas. Eso le acercaba al liderato que Helio Castroneves ostentó a partir de Fort Worth. Al final, el de Ganassi superó en la penúltima cita al brasileño de Penske y se fueron ambos a Fontana con una citación de duelo. Tras las 500 millas en California, ya sabemos lo que ocurrió.
"Parece que la regla de ganar cada cinco años funciona" - comentaba el propio Dixon-. "La última carrera de la temporada ha sido un reflejo de la misma: empezamos flojos pero poco a poco fuimos subiendo, aunque al final tuvimos algunos problemas. Estoy muy contento por el equipo. Ha sido un año donde el esfuerzo ha sido enorme y han dado el 110%."
Dixon le arrebató el título en 2008 a Castroneves también, y en 2003 fue cuando el neozelandés saboreó la gloria por primera vez. ¿El próximo? Si aguanta, en 2018, por aquello de la regla de tres.
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