Si careciese de ella, probablemente, a sus 38 años, Valentino Rossi no sería -ni de lejos- el piloto que se conoce a día de hoy. O la leyenda. Porque lo es. Y su ambición, año tras año, ha sido, y es, una de sus acompañantes en cada Gran Premio. Para muestra un botón. El buscar la victoria a toda costa, le hizo firmar al italiano su propia sentencia en Le Mans en uno de los que, probablemente, sea de los fines de semana más completos para él que se recuerdan.
En esta ocasión, sin llevarse a nadie por delante como sucedió con Casey Stoner en el Gran Premio de España de 2011 cuando el italiano se fue al suelo sentenciando la carrera del australiano -segundo en ese momento-, Rossi vio como su afán de querer más se antepuso a su talento en un fin de semana en el que Viñales, le negó la gloria.Al español no se le quedó grande la situación, todo lo contrario. La hizo suya, a su manera y le dio resultado. Supo esperar, ser paciente, ejercer presión y sin quererlo, forzar un fallo que le devolvía el liderato del Mundial y además, le permitía marcar territorio en una lucha que están manteniendo los dos hombres del Movistar Yamaha.
Tanto Valentino como Maverick, sabían que se trataba de un momento crucial de la temporada para ambos, la única posibilidad pasaba por conseguir la victoria. No había más. De tu a tu. Una lucha de auténticos gladiadores. La leyenda frente quien busca serlo. Y lo está haciendo. Viñales está forjando su camino.
Con la calculadora en mano, cualquiera pensaría en lo valiosos que podrían haber sido veinte puntos más en el casillero pero, con el corazón, Valentino solo vio posibilidades. Como la de volver a subir al escalón más alto del podio después de 16 Grandes Premios desde que lo hiciese en Montmeló. Como la de demostrar, aunque no lo necesita, su condición de Campeón del Mundo. Y le paso factura.
Probablemente, el error no estuviese en querer más, en buscar la victoria. Probablemente, el error, llegó antes, tras una colada que le regalaba la cabeza de carrera a su compañero y que fue la culpable, de tener que arriesgar por conseguir una victoria que, poco antes, tenía totalmente en sus manos.
Pero no se le puede reprochar nada. Nadie es perfecto y Valentino lo dio todo hasta el final, incluso aquello que no tenía -si es que le faltaba algo-. Eso sí, con su caída en la última vuelta, 'Il dottore' privó a Yamaha de completar un triplete en el podio que podría haber cerrado un majestuoso Johann Zarco, que está firmando un arranque de temporada para aplaudir en el que además, está respondiendo a la altura de las circunstancias.
El francés se convirtió en el héroe local durante el Gran Premio de casa, y sacó a relucir una vez más sus cualidades cuajando una carrera excepcional que, finalmente, tras el fallo de Valentino, le permitió ser segundo en un fin de semana en el que su factoría, de la mano de Maverick Viñales, consiguió las 500 victorias en Grandes Premios. Tras su actuación, el español no solo impuso su ley sino que también, redondeó una cifra de triunfos que encabezaron Phil Read y Bill Ivy.
Entre tanto destello de Yamaha, Dani Pedrosa hizo algo de ruido con la Honda. El español, que fue demostrando desde el comienzo del fin de semana que llevaba ritmo para pelear por la victoria, vio frustradas sus posibilidades tras los cronometrados del sábado donde no entró a Q2 pero, sin embargo, su actuación le permitió ser el hombre que se coló entre la fiesta de las Yamaha.
El español fue paso a paso durante la prueba, pero no suave, ni suavecito. Todo lo contrario. Se mostró muy agresivo y rotundo en sus adelantamientos. Fue dando cuenta de hombres como Crutchlow y se colocó cuarto después de ver como su compañero -a quien también le pudo la ambición- se iba al suelo.
Esta caída unida a la de Valentino algunas vueltas más tarde, sin olvidar la clase magistral que dio sobre su Honda durante la carrera, fueron las que le permitieron subir hasta el tercer escalón del podio y también, hasta la segunda posición de la general tras unos años complicados en los que se comenzó a dudar de su rendimiento.
En este arranque de temporada, el de Sabadell se está reencontrando con su mejor versión y además, también lo hizo con la victoria en el pasado Gran Premio de España arriba de una máquina que, de nuevo, está llevando un proceso lento en su puesta a punto algo que quizá, sea uno de los problemas que le están pasando factura a Marc Márquez.
Con dos caídas en las cinco primeras pruebas, esta temporada, lejos está de parecerse a la actuación que firmó el ilerdense en 2016, cuando volvió a reconquistar la corona de la categoría reina. Aunque, en parte, también podría entonar el 'mea culpa' y es que, en el trazado francés, tampoco supo conformarse.
El Marc que se vio en Francia, recordó más a aquel de 2015 que al que le convirtió en Campeón del Mundo un año más tarde. Era un domingo en el que la batalla -que quién sabe si decidirá la guerra- la libraban otros gladiadores pero él, no supo mantenerse al margen y con su error, unido al de Valentino, han hecho más fuerte a Maverick Viñales.
La balanza vuelve a posicionarse a favor del español, que volvió a respirar tras dos últimos Grandes Premios algo complicados para él. Sin embargo, no hay que olvidar que cuando se habla de MotoGP todo puede pasar. Mugello será el próximo escenario que recibirá a los guerreros de la categoría reina, que viajarán hasta el trazado italiano para librar una nueva batalla.
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