El Campeonato del Mundo de MotoGP perdía a una de las grandes promesas del motociclismo, y sobre todo del japonés, hoy hace 16 años. Volvemos a recordamos la desaparición de la que iba a ser el gran campeón, la leyenda japonesa en MotoGP: Daijiro Kato. Un fatídico 20 de Abril de 2003 veía como el piloto de Saitama perdía la vida en el Circuito de Suzuka, un trazado donde tantas veces lo vio brillar.
Daijiro Kato nació en Saitama, Japón, el 4 de julio de 1976. Pronto se vio como la gran esperanza nipona en MotoGP, pero nadie se esperaba que el país que le vio nacer, crecer, iniciar su carrera y ganar; también fuese el testigo de su desaparición y decir adiós para siempre al mundo del motociclismo.
El paddock de MotoGP se vestía de luto en el Circuito de Suzuka: Daijiro Kato perdía la vida tras un grave accidente en la tercera vuelta del Gran Premio de Japón.
La primera vez que se vio a Daijiro Kato sobre una moto en el mundial fue en el propio Circuito de Suzuka en 1996. Aprovechando que se celebraba el Gran Premio de Japón, Kato; como tantos otros pilotos nipones, tenían la oportunidad de dejarse ver en este gran mundo que es el motociclismo, siendo participes como pilotos invitados o wild card.
En esa primera carrera, la cual era en la que hacía su aparición, Kato demostró que no era un piloto cualquiera, que no era uno más. Se hizo con la tercera posición, subiendo así al podio por detrás del italiano Max Biaggi y su compatriota Noriyasu Numata.
Si esto no hubiese sido suficiente para que se fijasen en él, Daijiro Kato ganó los dos años siguientes como wild card el gran premio de casa, GP de Japón, en la categoría intermedia de 250 cc.
Con estos fantásticos registros obtenidos, Daijiro Kato se abría las puertas, se hizo un sitio en el Mundial, era hora de formar parte del campeonato del mundo. En la temporada 2000, sería piloto de la marca del ala dorada, Honda Racing Corporation, para competir una temporada completa de la categoría 250 cc.
El nipón apenas conocía los trazados internacionales pero aún así acabó la temporada en una fantástica tercera posición en la general, llegando a conseguir cuatro victorias, incluida la del Gran Premio de Portugal en el Circuito de Estoril; el cual se estrenaba en el calendario de MotoGP.
Tras ese primer año completo, Kato ya no era una promesa y en 2001 se proclamó Campeón del Mundo de 250 cc, siendo el gran dominador ese año.
Con un palmarés en su haber de 11 victorias en la categoría intermedia, Kato daba el salto a a la categoría reina, MotoGP. De nuevo sus grandes actuaciones y donde volvía a brillar su talento harían que el dorsal número 74 llamase la atención en su debut. Terminó esa primera temporada como mejor debutante, mejor rookie de la categoría reina y con una séptima posición en la general.
Kato ya que había subido varias veces al podio y por ello Honda le dio la posibilidad de pilotar su "joya" para la siguiente temporada, la Honda RC212V. Con este nuevo gran paso para Kato, todos los aficionados, y sobre todo los nipones, tenían ganas de que la temporada empezase. Pero nadie esperaba que ese escenario, el que le vio brillar, sea el mismo que lo viese desaparecer.
Tan sólo habían pasado 5 años desde que Daijiro Kato se daba a conocer en ese mismo lugar, ese mismo asfalto, ese Gran Premio de Japón, ese escenario que le ayudó a dar el salto al mundial.
En aquel 2003 el mundial además daba la bienvenida a la marca italiana Ducati, como nuevo fabricante que participaría en el mundial, y también vería como perdería la vida Kato en un desgraciado accidente.
El dorsal número 74 nadie más lo ha lucido. Además Sete Gibernau, compañero de Kato en aquel año, dijo que nunca volvería a correr en Suzuka. Y así fue, ya que el Circuito de Motegi pasó a sustituir al trazado de Suzuka al año siguiente.
No podemos decir hasta dónde podría haber llegado este piloto, pero sin duda era uno de los talentos más grandes de este deporte. En su corta pero fantástica trayectoria, Kato consiguió un total de 17 victorias y 27 podios, todo esto en 53 carreras que disputó el piloto japonés. Unos números que están al alcance de muy pocos. Hoy todavía podemos ver ese dorsal 74 lucido por muchos aficionados y por los propios pilotos en sus monos, manteniendo así en el recuerdo a la leyenda Daijiro Kato.
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