En todo deporte existe el riesgo de sufrir una lesión en mayor o menor frecuencia. En MotoGP es algo que está implícito dentro del riesgo que corren los pilotos cuando sufren alguna caída; sea en competición o a la hora de realzar cualquier entrenamiento. No existe ningún piloto que no haya sufrido alguna lesión a lo largo de su trayectoria. De mayor o menor gravedad, siempre han estado ahí. Eso sí, sin contar hechos más graves como perder la vida debido a los accidentes. Grandes nombres han perdido títulos por lesionarse o simplemente han llegado a la conclusión que tras sus lesiones no pueden volver al rendimiento esperado y deciden colgar el casco.
Barry Sheene
Uno de los más carismáticos dentro y fuera del paddock era el británico Barry Sheene. Cosechó dos títulos en la categoría de 500cc en los años 1976 y 1977. Pero, antes de llegar a la gloria en la categoría reina, Sheene tuvo que luchar contra la mala fortuna. Sufrió un brutal accidente mientras disputaba el Daytona 200 el cual casi le cuesta continuar su trayectoria al británico. Tuvo graves lesiones en brazos, costillas y clavícula, entre otras heridas sufridas. Sorprendió a todo el mundo cuando regresó a la competición tras siete semanas de su accidente y pocos meses después incluso subiría al podio.
En 1982, con Sheene a lomos de la Yamaha, se volvería a reecontrar con la fortuna y salir vivo de un brutla accidente en el circuito de casa, Silverstone. El británico se encontró una moto en medio de la pista e impactó con ella a más de 250 Km/h. Tuvo una serie de lesiones que lo dejaron muy tocado. En 1983, volviendo a Suzuki, Sheene completaría las dos últimas temporadas en la competición, cerrando su trayectoria con una sexta posición y diciendo adiós debido a sus problemas físicos que impedían mantener el ritmo de competición.
Además de sus dos campeonatos mundiales en la categoría pesada, el "7" se subió al cajón un total de 40 veces al podio, siendo casi la mitad de estas, 19, en lo más alto del cajón. Sheene también triunfó en la categoría pequeña de 125cc, donde logró ser subcampeón del mundo por detrás de otra leyenda del motociclismo como es Ángel Nieto. Su forma de ser, la sonrisa constante y sus palabras cautivaban a todo el público que se fijase en el británico, llegando a ser el primer piloto que tuviese un club de fans.
Barry Sheene también fue una de las voces más críticas en cuanto a la seguridad dentro de la competición. El británico criticó de manera abierta la prueba puntuable para el mundial en el TT de la Isla de Man. Sheene llegó a declarar que había perdido muchos amigos en esa cita, de forma innecesaria, según su punto de vista. Incluso llegó a pedir que la cita se quitase del calendario del mundial, alegando que no era una carrera, sino un suicido; y que los puntos no llegasen a contar como se realizó en el año 1975.
Sheene se trasladó con su familia tras abandonar la competición a Australia. Aseguraba que el clima inglés no le ayudaba en la recuperación de sus lesiones. Trabajó en la televisión como comentarista deportivo y en otros negocios. Incluso llegó a estar presente en carreras clásicas. Hoy en día se le homenajea en Australia con el "The Barry Sheene Festival of Speed", con motos clásicas donde se realizan carreras, así como varios eventos alrededor del mundo que tienen como propósito mantener vivo el recuerdo del piloto británico.
Una de las pasiones más que reconocidas de Sheene fueron los helicópteros. Era habitual verlo llegar en alguno de éstos aparatos a las carreras. Un duro golpe en 2002, cuando le diagnosticaron cáncer de esófago, sería la última lucha que tendría que superar el británico. Prefería no someterse a ningún tipo de tratamiento que fuese agresivo y toma la decisión de probar con métodos alternativos. Se vio por última vez a Sheene en el Circuito de Phillip Island a finales de 2002, acudiendo a la cita del Gran Premio de Australia donde para muchos fue la forma de despedirse de la afición siempre con su eterna sonrisa.
Barry Sheene dejaría este mundo un 10 de marzo de 2003. No pudo superar la última batalla que se presentó en su vida. La enfermedad se llevaría a uno de los pilotos más carismáticos que ha tenido el motociclismo, y lo haría a la temprana edad de 52 años.
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