El Repsol Honda Team ha conseguido, 'in extremis', homologar el apéndice anclado al basculante que tanto ha dado de que hablar en estas últimas semanas. Este cambio en el diseño se vio originado por el veredicto del Tribunal de Apelación de la FIM, emitido el pasado martes, en el cual se desestimaba la reclamación impuesta por las fábricas de MotoGP (excepto Yamaha) contra Ducati. La legalidad del spoiler, condicionada a su propósito no-aerodinámico, he hecho que en HRC movieran ficha.
El primer envite de los japoneses se vivió el jueves, recién llegados a Termas de Río Hondo, cuando la marca del ala dorada presentó ante Danny Aldridge, Director Técnico del Mundial de MotoGP, su proyecto de apéndice. En dicha ocasión, Aldrige no homologó la pieza, al describir su principal funcionalidad como aerodinámica. Este hecho, que de primeras no parece muy inteligente, fue algo totalmente intencionado por parte de Honda, consiguiendo evidenciar el vacío legal de una misma pieza con unos mismos efectos en función de su descripción semántica.
Ante la primera negativa, Honda volvió a buscar el visto bueno de la FIM tras los primeros entrenamientos libres del viernes. En esta ocasión, el Repsol Honda Team varió la descripción de su nueva pieza, consiguiendo colarla entre los resquicios del reglamento para poder, finalmente, homologarla. Con esta jugada, Honda ha conseguido cumplir dos grandes objetivos: evidenciar que su reclamación estaba fundamentada y mostrar al mundo los grandes fallos que alberga el reglamento al respecto.
No se sabe todavía si Honda tiene intención de montar este nuevo apéndice o si, por lo contrario, solo lo han homologado como gesto reivindicativo. Lo que sí es cierto es que, en caso de decidir montarlo en sus RC213V, los de Honda cuentan con mucha ventaja respecto a Ducati. Y es que, en la vista celebrada el pasado fin de semana en Ginebra, Ducati se vio obligada a presentar toda la documentación y los datos del spoiler ante la FIM y ante los constructores denunciantes. Este hecho, criticado por Gigi Dall'Igna, le da a sus competidores una gran ventaja en caso de decidir imitar a los italianos, ahorrándose dinero y tiempo en pruebas que ya no son necesarias. Si algo deja claro todo este culebrón son dos cosas: que la FIM no tiene intención de frenar la inminente guerra aerodinámica (que terminaría por destrozar la impresionante e inédita igualdad alcanzada en las últimas temporadas) y que el reglamento debe ser revisado para sanar los flecos y vacío legales que alberga.
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