La vida personal, quieran o no, influye mucho en la parte profesional de un piloto. Sobre todo con el giro argumental más grande que puede haber: la paternidad. En el caso de Jonathan Rea es padre de dos niños de 6 y 4 años, por lo que en un momento tuvo que plantearse muchas cosas para sacar una familia adelante.
Sin embargo, el británico empatiza con los miembros de su equipo cuando tuvo su primer hijo: "Puedo imaginar que para un mánager de un equipo, la peor pesadilla es cuando su piloto se convierte en padre", decía Jonathan. "Tener una familia me ayudó mucho. Mi esposa Tatia y mis dos hijos Jake y Tyler se aseguran de que me distraiga después del estrés de los fines de semana de carrera; ¡me han cambiado para mejor!", zanjaba."De lo contrario, pasaría toda la semana pensando en por qué no gané una carrera Sería aún más estricto conmigo, en términos de nutrición y otras cosas. No era un trastorno alimentario conmigo mismo, pero me paraba en la balanza todas las mañanas y, si no me gustaba lo que veía, estaba insatisfecho. En realidad, es el peor consejo es que cuanto menos trates con algo, mejor te pondrás", añadía el norirlandés acerca de lo extremadamente estricto que es consigo mismo. "Mi mentalidad era muy estricta: mucho análisis y mucho entrenamiento. Si tienes hijos, no hay tiempo para ti. Tienes que estructurar tu entrenamiento, lo que me ha hecho como un atleta más relajado", finalizaba sobre su rutina de entrenos de su día a día.
Por otro lado, sus dos pequeños le cambiaron la vida, tanto que asegura que sólo como padre "se gustaba a sí mismo". "Antes de eso, no era un bastardo, pero pensaba demasiado después de un mal fin de semana de carreras. Aprendí a estar en paz conmigo mismo. A los 18 años, me mudé de casa y casi perdí el contacto con mi familia. Estaba tan concentrado en lo que quería hacer... Con dos bocas hambrientas y una mujer que quiere darte seguridad, obtienes un segundo enfoque", terminaba el piloto de Kawasaki que habla abiertamente de su familia de cuatro miembros.
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