Uno de los pilotos de la era MotoGP que más huella ha dejado a su paso es, sin duda, Marco Simoncelli. El controvertido, simpático y, sobre todo, rápido piloto italiano dejó este mundo demasiado pronto, sin poder llegar a ganar un Gran Premio en MotoGP. Sin embargo, a la temprana edad de 24 años, Simoncelli ya había demostrado sobradamente su talento para pilotar, con el título de 250cc como principal aval. Con constantes caídas e incidentes, Marco Simoncelli levantó muchas críticas entre los aficionados, pero terminó por pasar a la historia como uno de los grandes representantes de ese estilo agresivo y desmelenado tan propio del siglo XX; un estilo que, con los años, se ha ido mitigando en la categoría reina.
Pese a haberse ido mucho antes de lo previsto, el piloto de Cattolica cumplió 9 temporadas en el campeonato del mundo de motociclismo. Es por ello que, con motivo del cercano Gran Premio de España, en Motor y Racing hemos querido remontarnos al año 2004, cuando Marco Simocelli logró su primera victoria en el mundial. Era su segunda temporada completa en el octavo de litro, y ya había dejado destellos de su talante en la última cita de 2003, con una cuarta plaza en Valencia. Sin embargo, el primer Gran Premio del año no terminó de ir como le hubiese gustado, retirándose y sumando el primero de los seis ceros que acumularía a lo largo del año.
Semanas después llegó Jerez y, con ello, los buenos tiempos. Marco Simoncelli demostró que el trazado andaluz le sentaba como un guante desde el primer momento, consiguiendo la pole position con 0.139 segundos sobre el segundo clasificado, Álvaro Bautista. Sin embargo, la carrera fue otro cantar. Bajo uno de los mayores diluvios que se han visto en Jerez en lo que llevamos de siglo, Simoncelli no fue capaz de completar una buena salida, perdiendo muchas posiciones y teniendo que reprogramar la carrera a la remontada.
Casey Stoner, experto en estas situaciones, tomó el liderato e impuso un elevado ritmo desde la primera vuelta, consiguiendo abrir un cómodo hueco. Por detrás, Héctor Barberá y Mika Kallio intentaban mantener un ritmo competitivo, impidiendo que pilotos de media tabla se les acercasen. Con el asfalto completamente empapado, pilotar una 125cc de Gran Premio se volvió tremendamente complicado, obligando a los pilotos a ser muy dulces con el gas a la hora de salir de las curvas. Las caídas fueron acumulándose, y los pilotos más lentos rápidamente perdieron contacto con las posiciones de cabeza.
Pero, en medio del caos, Marco Simoncelli asomó la cabeza. Sin nada que perder, el jovencísimo italiano comenzó a remontar posiciones, llegando a rodar en plazas de podio hacia el ecuador de la prueba. Con Stoner a más de ocho segundos, terminó por conformarse un pequeño grupo que luchaba por los dos cajones restantes. Kallio fue el primero en irse al suelo, seguido de Pasini y Ángel Rodríguez. Simoncelli siguió con su empresa, y en el último cuarto de carrera ya ocupaba la segunda plaza.
Todo el pescado parecía estar vendido, pero a tres vueltas del final, Casey Stoner se fue al suelo. El australiano, que se encontraba doblando a los pilotos más lentos, tuvo que salirse de la trazada habitual, y el agua encharcada se encargó del resto. Pese a todo, la moto solo se deslizó sobre el asfalto, y Stoner pudo retomar la marcha sin mayores consecuencias. Simoncelli, que ya daba por imposible la victoria, se encontró así con un regalo en forma de primera posición, la cual mantuvo hasta el final de la prueba. Por detrás entró el alemán Steve Jenker, quien también venía desde atrás y pudo adelantar a Barberá en los últimos instantes; el valenciano de Dos Aguas cerraría el podio.
Aunque Marco había conseguido la primera victoria de su vida, la lluvia le robó todo el protagonismo. En una carrera de supervivencia, las caídas fueron la tónica de la prueba, con un total de 13 abandonos (entre los cuales nos encontramos a grandes nombres como Lüthi, Lorenzo, Pasini, Talmacsi, Di Meglio o Kallio). También cabe destacar que cinco pilotos fueron doblados, con Imre Toth (ahora de tanta actualidad) último a tres vueltas. Andrea Dovizioso, que terminaría alzándose con el título al final del año, cruzó meta en la cuarta plaza, justo por delante del desdichado Stoner.
Aquella fue la primera de las 14 victorias que Simocelli consiguió a lo largo de su corta, aunque fructífera, carrera deportiva en el mundial de motociclismo. Su legado todavía sigue vivo, con un circuito (Misano) que lleva su nombre y un equipo (el de su padre) que lleva su eterno dorsal #58. Nadie sabe lo que Marco hubiese sido capaz de hacer con unos años más de experiencia y una moto oficial, pero de lo que no cabe duda alguna es que Simocelli fue uno de esos talentos difíciles de encontrar.
Artículos recomendados