Aprovechando la emisión en directo del Gran Premio de Argentina que se llevará a cabo este fin de semana en la televisión autonómica pública catalana TV3, en el programa 'Al cotxe!' conducido por Eloi Vila, Álex Márquez ha sido uno de los invitados y ha hablado de todo: desde su visión del mundial de motociclismo hasta asuntos más personales como sus padres y la relación con su hermano dentro y fuera de la pista.
La concentración es primordial para llevar a buen puerto cada Gran Premio. El secreto de Álex es mantenerse en silencio antes de cada carrera, además de llevarse bien con la presión: "A veces los nervios en la parrilla vienen bien porque si estoy demasiado relajado necesito algo de nervio para concentrarme. Algunas veces grito dentro del casco, esto me activa. La presión es buena, prefiero tener la conciencia tranquila en el sentido de que yo he dado todo de mí y quedarme tranquilo que no conformarme con "quedar bien" y ya está. No puedes aposentarse en tu zona de confort sin más. El objetivo de este año es ser campeón de Moto2".Llegar a ser piloto profesional requiere de esfuerzo y sacrificio desde niño. Tanto Álex como Marc son conscientes de todo el tiempo y dinero que han invertido sus padres en ellos desde pequeños, a pesar de que el benjamín de los Márquez no estuviera interesado en un primer momento en la profesión de piloto de motos: "A mi hermano le regalaron un año para Navidad una moto, yo tenía 1 año por aquel entonces. Desde aquel día todos los fines de semana nos íbamos los cuatro -Álex, Marc y sus padres- a correr en moto. En un principio yo no quería ser piloto, le decía a Marc que quería ser su mecánico, que no veía claro esto de ser piloto. Al final me acabaron comprando una moto a mí también y le cogí el gusto enseguida aunque por mi parte no me tomaba nada en serio como sí lo hacía Marc".
"Cuando éramos pequeños, mis padres invertían sus vacaciones en nosotros dos y las motos. Íbamos con una roulotte los cuatro de circuito en circuito ya que por aquel entonces mi hermano ya consiguió estar en un campeonato junto a un equipo que enseguida confió en él y en su potencial. Mis padres se esforzaron en poder pagarme a mí el campeonato de supermotard donde participaba por aquel entonces para poder dar el salto algún día a otros campeonatos más importantes. Tuve la grandísima suerte de que el equipo del RACC apareciese de la nada para incluirme en su campeonato junior".
Anécdotas a parte sobre los inicios profesionales de los hermanos Márquez, Álex sabe que lo más importante en realidad es el apoyo de tus más allegados, intentando compensar con ellos tanto esfuerzo una vez conseguido el objetivo. Su pueblo y su familia, claves indiscutibles: "En Cervera nos encontramos con la tranquilidad de ser uno más dejando de lado el perfil público que tenemos tanto yo como mi hermano".
"A nuestros padres no les hemos agradecido lo suficiente todo ese apoyo desde pequeños y conforme me hago mayor, más cuenta me doy de ello. Nuestro abuelo Ramón nos quiere muchísimo. Hemos vivido mucho con nuestros abuelos en nuestra infancia. Estábamos con ellos prácticamente todo el día mientras nuestros padres trabajaban. Mi abuela murió hace unos años de un accidente. Un coche le dio mientras andaba marcha atrás con tan mala suerte que mi abuela se dio un golpe muy fuerte en la cabeza y no se pudo hacer nada. Su pérdida nos ha afectado a todos, pero sobretodo mi abuelo es el que peor lo ha sobrellevado. A pesar de su edad -87-88 años-, ahora ya está mucho mejor anímicamente, aunque lógicamente sigue echando mucho de menos a mi abuela".
Sin embargo, el pilar fundamental para soportar la vida de piloto para Álex es su hermano Marc: "Tengo la gran suerte de poder compartir con él este mundo. Si él no me hubiese inculcado las motos, tal vez todo esto se me haría más pesado o lo viviría diferente. Aunque muchos me comparan con él continuamente, poder correr algún día juntos en MotoGP sería un sueño".
En 2014 Álex y Marc fueron campeones del mundo a la vez, cada uno en su respectiva categoría (Marc en MotoGP, Álex en Moto3). Álex recuerda el fin de semana que le llevó a proclamarse campeón del mundo en el circuito de Cheste como una lección que jamás olvidará: "La noche del viernes al sábado de ese fin de semana en Cheste no dormí nada, vomité por la madrugada y encima mi hermano me echó la bronca por no despertarle y decirle que me encontraba mal".
"Me puso la canción 'Lose yourself', de Eminem. Esta canción habla de aprovechar la única oportunidad que tienes. Y eso hice. En la carrera del domingo no miré apenas la pizarra porque sabía que estaba tercero y eso me bastaba para ser campeón. Cuando terminó la carrera me quedé descansando".
Podéis ver el programa completo (en catalán), aquí.
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