De los tres pilotos que podían arrebatarle el título mundial a Ana Carrasco en la categoría de Supersport 300, el holandés Scott Deroue era el que más posibilidades tenía de conseguirlo. El piloto del Motoport Kawasaki partía el domingo desde la primera posición de la parrilla de salida, mientras que Carrasco iba a tomar la salida ocho filas por detrás. Sin embargo, el destino se interpuso en su camino a la corona mundial y después de tres vueltas, en las que estuvo rozando con los dedos el título, algo falló en su Ninja 400 y se vio obligado a abandonar la carrera y el sueño de ser campeón.
Deroue estaba muy decepcionado tras la carrera, algo comprensible teniendo en cuenta que podría haberse marchado de Magny-Cours como campeón y, sin embargo, lo hace como tercer clasificado en el campeonato. El holandés estaba confiado antes de que se apagase el semáforo el domingo en el trazado francés: "Hemos comenzado muy bien, la salida ha sido buena y me sentía muy fuerte. Realmente no estaba nervioso antes de la carrera porque sabía que tenía el ritmo y que existía la oportunidad de conseguirlo".
Pero tan solo unas vueltas más tarde, el sueño se deshacía. "Después de tres vueltas, algo en la palanca de cambios se ha roto", señaló. "Es una pena, ya que fue en el motor, no fue realmente culpa de mi equipo ni culpa mía. Estoy realmente decepcionado por esto", declaró Deroue.
Sin embargo, el fin de semana también trajo algo positivo para el piloto holandés. El mismo domingo anunció que de cara a la próxima temporada permanecería en la parrilla de Supersport 300 con su equipo actual. "Ya he firmado para el próximo año con el mismo equipo y para la misma categoría. Estoy muy contento con esto, de trabajar junto con Kawasaki y con MTM de nuevo. Hemos aprendido mucho de este año. Me quedaré con el mismo equipo, los mismos muchachos, así que ya hemos hecho un plan para el próximo año para mejorar la moto. Creo que podemos hacer un buen trabajo el año que viene", concluyó Scott Deroue.
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