Hay noticias que sacuden el Mundial y el pasado 27 de diciembre la pequeña familia del paddock vivió una de ellas. Estábamos preparados para cualquier cosa tras unos años negros para el motociclismo, pero cuando Juanfran Guevara anunció que se retiraba, todos tuvimos un pequeño pellizco en el corazón, dejándonos estupefactos y sin saber cómo reaccionar a dicha noticia.
El lorquino, tras más de once años dedicados a la competición y a las dos ruedas, decidió poner punto y final a su trayectoria profesional tras su mejor temporada en el Mundial. Pero no lo tuvo nada fácil para llegar a hacer sus sueños realidad. Esfuerzo, sacrificios, noches en vela, incontables viajes, kilómetros en sus piernas y un sinfín de experiencias vividas a sus 22 años de edad.La joven promesa española y murciana apuntaba maneras desde que comenzó a competir en el campeonato regional de Murcia, pasando por el Campeonato del Mediterráneo entre otros haciéndose con más de una victoria. Con el casillero aumentando poco a poco y con más experiencia en su haber, Guevara vio como el trabajo hecho tenía su recompensa, haciéndose con el subcampeonato de Moto3 en el Campeonato de España de Velocidad (actual FIM CEV Repsol) en 2012.
A todo ello, el lorquino poco a poco seguía transmitiendo esa energía que tanto le caracteriza allá donde iba, consiguiendo que cada vez fuera mayor el número de personas que le acompañaban en cada prueba y le animaban. Mantenía los pies en el suelo, sabía que era importante seguir con sus estudios; aunque no fuera fácil poder compaginar todo, siguió adelante.
Tras tres wild-card en dos temporadas, Guevara seguía evolucionando y fue de la mano del equipo CIP Moto3 con el que daría el salto oficial en el Mundial en 2013. Sin embargo, no fue una temporada nada fácil para el español. Seguía firme con sus ideas, no concebía centrarse solo en su pasión y olvidarse de la formación. Por ello, compaginó los estudios con la competición.
Pese a que no fue un año fácil por el continuo ajetreo de aeropuertos, equipo nuevo, trazados desconocidos y mil y una variables más, el español veía como todo el trabajo realizado se veía recompensado de nuevo, fichando por el equipo de Jorge Martínez "Aspar" por dos temporadas. En ellas, consiguió seguir sumando puntos a su casillero y cogiendo más experiencia; pero no fue todo como él preveía; el cambio en 2015 a Mahindra, una montura que llegaba nueva al Mundial hizo que los problemas y caídas se vieran incrementadas. Sin embargo, Guevara no se rendía; a base de coraje y pundonor seguía adelante, con su particular carisma, de cara al exterior seguía motivado.
No fue hasta el 2016 cuando la vida del lorquino cambió al fichar por el RBA BOÉ Racing. Quizás fuera porque se trataba de un equipo relativamente nuevo y el contraste era mucho más familiar. Guevara pasó página de los años anteriores, más motivado si cabe, reencontrándose con su mejor versión.
A todo ello, no fue hasta 2017 cuando todos los engranajes funcionaron a la perfección. Guevara finalizó con 88 puntos y un podio logrado en el Gran Premio de Italia. El español, sin embargo, pese tener garantizada su plaza en el Mundial un año más, decidió poner punto y final a su trayectoria deportiva.
El comunicado que lanzó comenzaba con un "A todos, GRACIAS"; en él, quiso agradecer a los aficionados, patrocinadores y a su círculo más cercano todo el apoyo recibido. Además expuso que hay diversos motivos que le han llevado a tomar esta decisión. Entre ellos destacaba dos: por una parte los económicos, puesto que desde que ha estado compitiendo ha tenido que desembolsar una gran cantidad de dinero, ya sea procedente de su bolsillo o del de los patrocinadores.
Por otro lado, señalaba que eran motivos principalmente personales. Cabe destacar que el ritmo de vida de Guevara no era el habitual de una persona de a pie o de cualquier otro piloto. El nivel de agobio por intentar compaginar los estudios, la competición, los diversos proyectos y los entrenos, más otros motivos que desconocemos, habrán hecho que el lorquino haya optado por parar a tiempo antes que fuera a mayores esta situación.
En realidad, quienes tendríamos que agradecerle algo a Juanfran Guevara seríamos todos aquellos que lo vimos desde la barrera, que hemos tenido la oportunidad de cruzar palabra con él o hemos seguido el Mundial de Moto3, por diversos motivos. Entre otros por una lección que indirectamente (sin querer) nos ha enseñado, que es saber parar a tiempo. La mayoría de la población tras su mejor año querría seguir en su profesión, estaría más motivado que nunca y no pensaría en bajarse de la moto. Sin embargo, el lorquino, nos ha puesto los pies en el suelo. Más vale que te recuerden por tus mejores actos que caer en el anonimato.
A todo ello, esto no es lo único que hemos podido aprender de este joven de 22 años. Nos ha recordado que no hay que rendirse, que puede tener miles problemas personales que le reconcome en el interior, pero no lo expone a la luz pública. Además, cabe destacar que Guevara, ha podido sacar el máximo partido a sus recursos y ha explotado todos sus puntos fuertes.
Y no todo se queda aquí. Si no que entre lo que más destacable es el hecho de poder compaginar los estudios con el trabajo. No importa las horas de sueño, los dolores de cabeza ni el agobio. Si él, que igual que el resto de pilotos su segunda casa ha sido los aeropuertos (los pilotos se pasan el año viajando) ha podido sacar adelante sus estudios, ingeniándoselas y sin rendirse, el resto de la población también.
Guevara ahora se centrará más en los suyos, en recuperar todo el tiempo perdido en estos años con la gente de su entorno. Además, espera poder sacar adelante proyectos que tenía apartados y trabajar en el mundo empresarial. El español sigue con la ilusión de hacer sus sueños realidad, y esto sólo se consigue, sacando fuerzas de donde no hay y luchando como si no hubiera un mañana.
Para el motociclismo y en especial para la cantera española, dejará un vacío importante. Sin embargo, supone un claro reflejo de la mentalidad de su generación. No lo tendrá fácil, pero no por ello se rendirá. La esencia de Guevara ya está impregnada en todo el paddock y el mundo de las dos ruedas, ahora solo falta aplicársela y seguir soñando con los ojos abiertos haciendo los sueños realidad.
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