De la abusiva repetición de un concepto también puede nacer la inspiración. Eso es lo que queda claro tras hablar con Adolfo Calle, una de las cabezas visibles de Rebellion, el nombre del nuevo proyecto de Adolfo, de Bonneville Motorworks, y sus compinches, los hermanos José y Raúl Pérez, las otras dos "cabezas" del logotipo del proyecto, cancerbero, el mítico can de tres cabezas.
Su primera obra bajo esta denominación es sin duda una de las cafés de las que más se hablará durante un buen tiempo, y no solo por la excelente estampa de la CB 750 resultante, sino por el resultado dinámico y el propio pliego de condiciones que los de la gente de Rebellion trabajaron para crear esta montura.
Lejos de los convencionalismos que dominan el panorama builder internacional, en el que parecen prevalecer la estética y el postureo sobre cualquier otro precepto técnico, Adolfo, José y Raúl reivindican con esta obra las verdaderas bases de la ingeniería y el espíritu del concepto Café Racer, modificaciones en búsqueda solamente de mejorar las prestaciones y el comportamiento, no el resultado estético de la montura.
Así es como ha nacido esta deportiva CB 750, propiedad del cliente que realizó el encargo, y que tras el tratamiento de Rebellion no solo luce más, sino que ha aumentado sus prestaciones, dinamismo y ha visto reducido su peso.
Técnica
La receta de Rebellion pasa por emplear las lecciones básicas y lógicas de ingeniería renunciando a todo aquel maquillaje superfluo en busca de una gran fotografía, pero que luego en carretera pueda tornar inservible a la máquina resultante.
El marco de la CB fue tocado, creando un subchasis trasero específico, rematado con el precioso colín de Yamaha TZ, tras el que se esconde la batería. Depósito retocado de Honda CB y la parte más importante, la parte ciclo procedente de una deportiva Yamaha R6, tanto la horquilla como el propio basculante, lo que provocó la necesidad de transformar el marco para el nuevo monoamortiguador trasero.
El motor original fue revisado al milímetro y puesto a punto, añadiendo tan solo nuevos filtros de aire, para mejorar el rendimiento de los anteriores, y se añadieron algunos nuevos elementos, como las luces traseras de tecnología LED.
El resultado es espectacular, la CB 750 dispone de una estampa magistral, muy deportiva, irradiando velocidad incluso estática como deben ser todas las Café Racer. Pero más llamativo si cabe es que el taller está preparando una corta serie de cinco unidades, a un precio de 15.000 euros, y lo más importante, con garantía de por vida. Esa es la filosofía del taller madrileño, montar solo piezas o elementos que funcionen en el conjunto.
Artículos recomendados