Una de las marcas más jóvenes y llamativas del mercado es Victory, desconocida para muchos de los menos aficionados al mundo motero debido al relativamente poco tiempo que llevan en el negocio y que su difusión en España es minoritaria. De hecho, en un mercado global dominado por Harley-Davidson con mano de hierro desde hace décadas en solitario, Victory aún es una novedad y una rareza.
Perteneciente a Polaris Industries, propietaria también de Indian, la verdadera rival por concepto de Harley, Victory fue fundada en 1997 y sus instalaciones se encuentran en Spirit Lake, al norte del estado de Iowa. Creada para competir con la centenaria Harley-Davidson, su primer modelo fue al V92C que llegó al mercado en 1998, una cruiser muy similar por concepto y estética a las tradicionales cruisers de la gama de Milwaukee.
Sin embargo, la gama Victory ha derivado en una serie de modelos más específicos, dado que dentro de la compañía matriz también se encuentra la clásica Indian, por lo que en Victory encontramos modelos dotados de las especificaciones tradicionales de las grandes motos estadounidenses, como el exagerado tamaño de proporciones clásicas, cromados por doquier y el inevitable bloque V-Twin visible de elevada cilindrada. Pero con una estética mucho más moderna y con evidentes tintes derivados del mundo custom.
Gama
La gama del joven fabricante estadounidense se divide en tres familias o sub-gamas principales, cruisers, baggers y touring. A las que se la ha añadido en los últimos meses la gama eléctrica, esta última compuesta por el modelo Empulse TT, que no es otra que la Brammo Empulse, tras la adquisición de la firma de motocicletas eléctricas a inicios de 2015.
Magnum
Dentro de la clase baggers encontramos grandes motocicletas de proporciones clásicas, pero con unas líneas extremadamente modernas y llamativas. Tres modelos que comparten una misma base y que se diferencian en diversos elementos técnicos y en detalles de equipamiento.
La mayor de ellas es la Magnum, basada directamente en el modelo Cross Country, de la que se diferencia en la enorme llanta delantera multiradios de 21 pulgadas, además de nuevas especificaciones de colores, incluyendo las célebres gráficas características de la marca, como podemos ver en las imágenes. Otro de los detalles diferenciadores más visibles entre ambos modelos es la nueva forma del asiento trasero, mas estilizado en al zona trasera, perdiendo la joroba que disponen los otros dos modelos de la gama, la Cross Country y la Cross Country 8-ball, esta última versión un poco más económica dotada de un acabado Black.
El motor es común a los tres modelos, un masivo bloque V-Twin de casi 1.8 litros con 4 válvulas por cilindro en cabeza, al que está acoplado una transmisión de seis marchas. En la inmensa llanta delantera de 21 pulgadas dispone de doble disco de 300 milímetros de diámetros con pinzas de 4 pistones, y otro también de 300 en solitario en la trasera, dispone de ABS y control de crucero.
La potencia o prestaciones en un modelo de estas características son lo de menos, al contrario que la potencia de salida del imponente sistema de audio de gama alta que lleva incorporada la Victory Magnum, de 100 W y 6 altavoces.
Un modelo de este tipo es todo imagen, todo postureo. No se compra para poder ir a trabajar a diario como si fuera un cómodo scooter urbano. Las Victory y más concretamente los modelos de mayor tamaño son auténticos juguetes ruidosos y llamativos, destinados a ser disfrutados, no conducidos. De hecho, tropezarse con una de las pocas unidades que hay en nuestro país ya es todo un acontecimiento, pues son modelos que incluso en parado y en silencio ya denotan que no se trata de una motocicleta de gran tamaño más.
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