A la imágen típica de los donuts tras la victoria añádanle el sol empezando a caer de cansancio. Un cansancio provocado por dos periodos de bandera roja. Para Allmendinger el último de ellos pudo ser un suplicio. Es como estar un rato más de lo pensado en una sauna: el calor y el sudor recorren el cuerpo pero aún quedan veinte minutos más. Un Gen6, pese a tener la ventana del conductor sin cristal, es una sauna. Y con un australiano enfadado detrás, una verdadera tortura.
Dicho australiano es el mejor piloto en circuitos ruteros de la parrilla. Ganador en dos veces consecutivas, y también siendo bicampeón de los V8 Supercars, es como tener a un tipo con un cuchillo persiguiéndote para robarte la cartera. Aguantar era la única opción que le quedaba a AJ, y así lo hizo. Las últimas vueltas fueron a cara de perro. De hecho, antes de la segunda bandera roja Ambrose se había llegado a poner primero tras un paralelo durante más de medio circuito con Allmendinger. En ese momento el #9 de Richard Petty Motorsports parecía que tenía la carrera en la mano, pero se pasó de frenada en curva uno, Allmendinger le pasó y entonces el segundo desastre de la tarde.
Hamlin golpeó los barriles de protección en la entrada al pit-road, provocando que la arena se derramara por la pista y la aparición de la bandera roja. Segundos después, Alex Kennedy también golpearía las barreras saliendo de curva uno, terminando así su participación en la prueba. Anteriormente, en la vuelta 55, Ryan Newman y Alex McDowell tenían un incidente espectacular al salir del carrousel. El #31 perdía la trasera y rebotaba contra el muro interior, girando de forma descontrolada en el centro de la pista. Muchos pudieron evitarlo, pero no el #95, que se fue directamente contra la verja, dañando también las protecciones y parando la carrera por más de hora y media. Ambos pilotos salieron ilesos.
Tras el incidente de Hamlin y la limpieza, Allmendinger tenía una segunda oportunidad. Ambrose se le enganchó en la resalida, y tras un inner-loop bastante torpe del #47, Ambrose rozó el Chevrolet de The Dinger y le apartó ligeramente de la trazada. AJ no le quiso dejar pasar y le mantuvo el paralelo por el carrousel, por la recta trasera...¡Se tocan! ¡Allmendinger casi fuerza a irse por la hierba a Ambrose!¡El #9 se va por fuera de la penúltima curva! Allmendinger estaba a tocar de la gloria... Y la consiguió. Y ya sabemos lo que sucedió después: gritos de alegría, donuts, celebración en el Victory-Lane y todos contentos. Incluso Ambrose aceptó la derrota. "Fueron unas últimas vueltasduras y limpias, no dejé nada en la reserva", comentaba el australiano.
La gran (y triste) ausencia
Pese a la alegría que se palpó en Watkins Glen, el día había empezado con un poco de alteración entre bastidores. El fallecimiento de Kevin Ward Jr. en una carrera de Sprint Cars en el mismo estado de Nueva York podría haber pasado sin hacer excesivo ruido por los medios de comunicación, pero lo que lanzó el fatal incidente fue que Tony Stewart estuvo involucrado.
Mientras peleaban por posición en pista, Stewart cerró de forma agresiva a Ward contra el exterior del pequeño óvalo de arena de Canandaigua y el coche #13 quedaba fuera de carrera tras impactar contra el muro exterior. Eso provocó la ira del joven de veinte años, que se bajó del coche y, mientras recriminaba enérgicamente la acción de Stewart, el propio Tony lo arrolló de forma accidental, lanzando a Ward lejos de la vida, lejos de los suyos.
Al día siguiente los medios tenían dudas de si Stewart participaría en la carrera en el Glen, pero no fue así. Regan Smith fue llamado y fue el encargado de pilotar el #14 aún con el nombre de Stewart en el parabrisas en la vigésimo segunda prueba de la NASCAR Sprint Cup Series. Finalmente el bicampeón de la NASCAR no ha sido acusado de asesinato provisionalmente, pues la investigación sigue en marcha según indicó el sheriff del condado en el que se encuentra el circuito.
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