La lesión física trata sobre la fractura de una vértebra lumbar, dejándole seis semanas en dique seco. Debido a las características de los stock-cars, Hamlin no hubiera podido entrar en el coche con normalidad. Recordemos que se han de retorcer para entrar en un NASCAR, de forma que le hubiera sido casi imposible hacerlo por su propio pie.
A parte, también le hubiera supuesto una pesadilla. Las vibraciones en carrera hubieran sido dolorosas. Con la reglamentación anti-dopping actual de la NASCAR, no hubiera podido salir infiltrado ni tomar calmantes. Así pues, el descanso es lo que le espera a Hamlin a partir de ahora.
¿Oportunidades para el Chase?
La lesión moral es la pérdida de, como minimo, cinco pruebas. Martinsville, Texas, Kansas, Richmond y Talladega. En este órden. Cinco pruebas son un mundo en la NASCAR (240 puntos de máxima que se pueden perder) y que para entrar en el Chase, son cruciales.
Pese a esa ausencia, Hamlin aún tendría oportunidad de entrar en la lucha por la Copa Sprint. Lo único que necesita el de Joe Gibbs es tener una racha de victorias considerable, de forma que pueda entrar en el top-20. Una vez entre, si es el que tiene más victorias, entraría en el Chase. Pero con 2000 puntos, sin contarle las victorias.
"Estaba esperando buenas noticias, pero no las recibí" comentaba Hamlin por Twitter. "Si fuera por mí, resistiría el dolor y estaría corriendo, pero hay cosas más allá del dolor." A priori serían séis semanas, y para ello se necesita un sustituto. A estas alturas, Brian Vickers y Elliot Sadler están bien posicionados. Elliot tiene incluso experiencia en el Chase. Ya entró en 2004, el primer año en que se implementó el curioso play-off.
Por su parte, Brian Vickers se ha demostrado rápido con el Toyota Camry de Michael Walltrip Racing. Actualmente es piloto a tiempo parcial con Mark Martin en el #55, aunque podría recaer en el #11 de Joe Gibbs Racing.
A falta de más información, lo único que se puede hacer es esperar el retorno de Hamlin e implementar más barreras SAFER en Fontana. Es la primera vez que hay lesiones serias en un piloto de la Sprint Cup más allá de Dale Jr. el año pasado. Y seguramente será la última en años. La NASCAR es como la sangre: a la que detecta una herida, pone toda la carne en el asador para taparla, cicatrizarla y que no vuelva a suceder.
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