Jóven para los estandartes de la NASCAR - se puede decir que estaba en la flor de la vida -, nos ha dejado con treinta y siete años. Tenía mujer y un hijo. Un golpe duro a la NASCAR, pero dicha competición sabe cómo curarse, como afrontar estos hechos. Desde 2001 no muere nadie en las categorías grandes, pero no significa que estas pruebas sean menores.
El hombre que pudo triunfar
Jason empezó como todo chiquillo, a los doce años. Correr era su pasión, quería llegar a lo mas alto. Por eso luchó durante años, entrenó y maduró profesionalmente. Después, cuesta abajo. Su calidad no estaba en duda, y de ahí su palmarés.
A partir de 1997, empezaría a escribir páginas doradas en el automovilismo regional y nacional en Estados Unidos. Tres campeonatos consecutivos de Midgets bajo el mandato del USAC (United States Auto Club, algo así como la federación americana de automovilismo) y el respeto por llevarse carreras como la Hut 100, la Night Before the 500, la Belleville Midget Nationals, la Turkey Night Grand Prix y el Copper World Classic. Todas ellas en Dirt Track, el mismo estilo de competición que le ha llevado al más allá.
Dentro del mundo de los óvalos de ceniza - es la traducción oficial para Dirt Track -, Jason se convirtió en leyenda. Tal era su prestigio y respeto entre los rivales, que en 2003 fue inducido en el Salón de la Fama de la Asociación Nacional de Midgets. Esto le valió el sobrenombre de Lefturn, en referencia a su apellido y a su habilidad en las pistas pequeñas de arena.
Su salto a la NASCAR no tardó en producirse de la mano de Joe Gibbs. Antes, en ese mismo año 2000, mientras un joven Juan Pablo Montoya se proclamaba vencedor de las 500 millas de Indianápolis, Jason Leffler acababa en una meritoria décimo séptima posición. Y quedaba lo mejor por llegar. Un primer año en las Nationwide Series - llamadas NASCAR Busch Grand National Series por aquel entonces - le acercó al sueño de todo open-wheeler* americano: la Sprint Cup de NASCAR. Jason recogió en sus manos tres pole positions y cuatro top-10 en la segunda división, pero lo mejor estaba por llegar.
Periplo entre los grandes
Jason lo había conseguido. Gracias a Chip Ganassi, correría la Winston Cup -actual Sprint Cup-, y vaya sorpresa. ¡Pole en la primera aparición de Kansas en la categoría! Todo iba sobre ruedas, aunque no correría más temporadas a tiempo completo en la categoría superior.
En 2002 se aseguró un volante en las camionetas y allí igualó récords: ocho poles y nunca se bajó de la octava posición en parrilla. Pese a estos números, aún no tenía ninguna victoria. Una victoria que no tardaría en llegar, pues en 2003 se llevó la cita de Dover de las Camping World Truck Series. Sería la única que conseguiría en la categoría de bronce de la NASCAR.
Para 2004, se embarcó de nuevo en la segunda división de los stock cars americanos, dónde por fin visitó el Victory Lane. En aquella carrera, disputada en Nashville, lideró un total de 63 vueltas para alzarse con el triunfo más esperado en su carrera, aunque no el último en Nationwide. En 2007, abriría la veda de Toyota en dicha categoría con su victoria en el Lucas Oil Raceway de Indianápolis.
Desde entonces, decidió volver al Dirt Track, con breves apariciones en NASCAR, como la del pasado fin de semana. Un problema en la transmisión le apartó de la carrera tras diez vueltas, pero sus ganas de correr estaban intactas.
Ayer por la noche, durante un evento en Nueva Jersey, Jason Lefturn Leffler sufrió un accidente que le segó la vida. Barro, esfuerzo y mucho talento entre el amasijo de hierros. Jason entró en parada cardio-respiratoria, de la que no se recuperó. Como si estuviese conectado al sprint car, su corazón dejó de latir a la vez que el motor. Descansa en paz Jason. Estarás con algunos de los más grandes.
*: Término usado para describir los pilotos de fórmulas en Estados Unidos.
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