Patrick, con el rayo verde número 10, encabezaba el enjambre que cada año se da cita a lo largo de los Estados Unidos. Tras la salida, Gordon era quien tomaba la delantera. Parecía que Patrick había escogido una trazada mala, ya que ocupaba el carril exterior, pero no falló.
Todos calmados y con miedo
Una Daytona 500 que ha sido rara, ya que contrastando con la carrera de Nationwide de ayer, se ha podido ver un tipo de carrera diferente. El lado interior y exterior estaban diferenciados, y se ha notado. El 90% de los coches han elegido ir por el exterior, formándose curiosamente un trenecito hasta ahora inédito en Daytona durante los últimos años.
Ese miedo del que os hablé en el Sprint Unlimited se ha notado. Nadie arriesgaba en exceso, y se iba acercando el momento de romperse la carrera. Hasta entonces, la sorpresa la marcaba Toyota. Kenseth, Hamlin y Kyle Busch han sido los cocos durante gran parte de ella.
Rápidos y poco fiables
En la segunda mitad, todo ha salido. Tras sembrarse la emoción en una primera parte un tanto sosa, los gnomos afectaban a Joe Gibbs dejando K.O a Kenseth y Busch en poco más de dos giros. Motor ambos, dejando el tan mítico canguelo en manos de Denny Hamlin, con el número once.
Se acercaba el último cuarto de carrera, y todo por decidir. Los que faltaban en el grupo delantero se habían ido eliminando en varios incidentes, entre los que se destaca un Big One que se llevó por delante a Tony Stewart. Faltaban cincuenta vueltas y los nervios iban aumentando, poco a poco. La gente se volvía loca viendo a Patrick tan arriba. Una gran carrera de la primera mujer en liderar la Daytona 500, que acabó finalmente en octava posición tras encallarse detrás de Greg Biffle.
Biffle estuvo luchando por la victoria hasta la curva tres, dónde Earnhardt Jr. venía con un cohete a por Jimmie Johnson, quien aguantaba el pulso contra Brad Keselowski. El trabajo de equipo, sublime. Jr. y Johnson se pueden colgar la medalla orgullosos.
Queda una semana para Phoenix, dónde veremos realmente la reacción de los nuevos Gen6. No olvidemos que en Charlotte las pruebas fueron mínimas, y quizá el miedo desaparezca. Si no, siempre estará Superman para ganar.
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