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SPRINT UNLIMITED

Kevin Harvick y un Sprint Unlimited de regalo

Kevin Harvick se proclama ganador del Sprint Unlimited de Daytona tras vencer a Greg Biffle.

Kevin Harvick y un Sprint Unlimited de regalo

Kevin Harvick y un Sprint Unlimited de regalo

Cómo si fuera Navidad. Santa Claus ha llegado a Daytona un poquito rezagado, y con prisa. La generosidad con la que ha venido ha pasado factura a un tercio del grupo inicial. Y es que, como ya adelantaba el propio Jeff Gordon, "se necesita más habilidad ".

Empujar ya no es lo que era. Antes un tipo descuidado sabía hacerlo, de forma que las carreras en los superspeedways se decidían más por suerte que por saberse mover dentro de la pista. Tras el banderazo verde, muchos parecían niños con juguetes nuevos. Santa Claus había aparecido tocando con su ilusión no sólo a los aficionados, si no también a unos nerviosos contendientes con mucha responsabilidad en sus manos.

Primero era Almirola quien perdía fuelle mientras Terry Labonte se marcaba un Start and Park encuadrado en un regreso meramente publicitario. Un gesto de su parte, que dejaba a los jóvenes correr por igualar su victoria de 1989. Su época había pasado.

Un Déja-vú un tanto doloroso

Muy egoístas, los Ford, Toyota y Chevrolet se barajaban. Ahora te cojo el rebufo, ahora me quedo atrás. No parecían cómodos, se notaba un miedo que, llegado el momento, revolucionó la carrera. Tony Stewart, en una maniobra idéntica a la de Talladega en 2012, se tocaba con Marcos Ambrose.

Por suerte conseguía controlar el Chevrolet #14, pero es que el estropicio causado por la impaciencia y las ganas de ganar de Smoke ya no tenía reparo: Denny Hamlin, el jamón del pan, se refugió en unos volantazos que llevaron a la tumba a Jeff Gordon, los hermanos Busch (Kyle y Kurt), Mark Martin y a Jimmie Johnson. Ni el halo dorado salvó al pentacampeón de Hendrick Motorsports.

A merced del incidente, se quedaron doce pilotos en pista. Entre ellos, un Kevin Harvick que sí sabía ser paciente. No forzaba la máquina ni su estado nervioso. Dejaba a Kenseth liderar a sus anchas, así como a Tony Stewart. A destacar de los demás una sólida actuación de Joey Logano. Su debut en el coche de los dos patitos ha sido de notable tirando a excelente. Ojo con el de Penske.

Inalterados por el miedo

Y se acercaba el final. Tras el segundo segmento, los fans decidieron que nadie se iba a quedar fuera de la lucha por la victoria. Un poco de pimienta a una carrera que desde la vuelta número quince había sido poco más que aburrida.

El miedo se había apoderado de los doce valientes que permanecían en sus monturas. Pero repito, la juventud de los vehículos comportaba un comportamiento infantil: no más accidentes, vayamos en fila. Y así hasta que el grupo superó la curva dos. La recta trasera ante ellos y un rayo amarillo con el número 20 a su espalda se abría paso en el pelotón. Logano no lo dudó y le siguió. Por fuera, Truex Jr. empujaba a Biffle, mientras Harvick se defendía de Stewart. Se acercaban a meta... nadie se movía.... Harvick se estrenaba. El regalo del accidente múltiple sirvió.

Destacando entre el grupo, Harvick supo mantener la calma. Tanto que se la transmitió a su Chevrolet #29, que se caló en la celebración. Y es que, aún queda mucho de aprender. Son juguetes nuevos, y los próximos regalos de Santa Claus no serán buenos. Ni mucho menos.

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