Una carrera que es para sacarse el sombrero. De esta forma, Kyle Busch acaba una racha de veinticuatro citas de la Nationwide sin lograr llegar al Victory Lane. Iba pasando a cada uno de los rivales como quien adelanta en la autopista. Sin despeinarse tampoco por un drive-though por superar la velocidad permitida en el pit-lane. Kyle supo aprovechar cada una de las amarillas a su favor, así como evitar problemas.
Otro de los que no pudo con Kyle Busch fue un combativo Brad Keselowski, que se convirtió en la estela del Toyota durante gran parte de la carrera. Brad, con gomas más nuevas, se acercaba a Busch, pero este no movía un ápice su vehículo de unos raíles imaginarios. El expreso Busch, poco después, hacía su parada en el Victory Lane
Una victoria doblemente dulce
No sólo acaba con una longeva racha de carreras sin ganar en la categoría de plata. También era la primera que conseguía a bordo de uno de sus coches en propiedad. Kyle Busch Motorsports es el proyecto paralelo a Joe Gibbs Racing que lleva Kyle.
"Es fantástico estar de vuelta, trabajando con Adam [Stevens, crew chief] y los demás chicos. Fue muy doloroso no poder ganar con KBM [Kyle Busch Motorsports] el año pasado, pero gracias a Joe [Gibbs] y a su inversión, es como ganar por primera vez. Por lo menos eso sentía en el coche durante las últimas vueltas".-comenta el piloto de veintisiete años.
No será la última ocasión de regresar al Victory Lane para Kyle este fin de semana. Esta noche, a las 21:15 hora española, se dará la bandera verde a la NASCAR Subway Fresh Fit 500. 500 km de distancia para el mismo objetivo. Y esta vez, en la categoría superior.
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