Accidentes, seguridad en duda. Sí, así de duro pero es que muchas veces nos olvidamos del peligro que supone correr a casi 320 km/h. Hay detractores, hay quienes están a favor. Pero una cosa es clara: la NASCAR tiene ese punto de peligro que atrae a algunos enfermos del motor, así como también tiene ese toque de emoción.
Sobreponerse a las casualidades
La gente se puso manos al teclado. Las redes sociales hervían en una vorágine de ira, orgullo y, en algunos casos, crítica destructiva, sólo por opinar sobre un tema del que se desconocen muchos aspectos.
El accidente de Kyle Larson en la carrera de Nationwide supuso la aparición de los intrépidos tertulianos del mundo del motor. Sí, esos que dicen que adoran los cochecitos dando vueltas y sueltan barbaridades por la boca hablando de la NASCAR. No soy quién tampoco para decir lo que deben hacer o no, pero se debe opinar con argumentos.
Entrando en análisis, el accidente del #32 fue de esos que te quitan el hipo, de los que te congelan durante segundos y, quizá, días. Elevarse por influencia aerodinámica. El miedo de todo NASCAR. Una vez se levantan los neumáticos del suelo, ya puedes girar el volante que no harás nada para evitar un golpe duro. 2009, 2010... En los últimos años hay varios accidentes de este tipo. Una solución está en búsqueda y captura, ¿pero cuál?
La catch-fence o la tan conocida reja metálica parecida a la de un gallinero - mucho más resistente, claro está - actúa como guillotina. Dan Wheldon en 2011 o Mike Conway en la Indianapolis 500 de 2010 saben que es destruir el vehículo en milisegundos. Incluso, lo que es que pierdas la vida, como el caso de The Lion Wheldon.
Las opciones que tienen para evitar este tipo de accidentes son varias: modificar el diseño de los coches, cambiar las vallas por paneles de metacrilato como en los campos de la NHL o incluso, modificar el reglamento de los restrictor plates. El primero de ellos, ya se ha conseguido. En la Daytona 500, el miedo estaba presente. Costaba emplear el bump-draft y el pack-racing se limitaba a un grupo en fila índia.
El segundo método, sobre los paneles de metacrilato, a mi opinión personal, serían complicados de adaptar: un neumático a alta velocidad puede atravesarlo y el resultado hubiera sido peor que el del sábado pasado, dónde la valla hizo su trabajo y enrolló el motor. Se salvaron vidas con eso.
Los restrictor plates serían más complicados de modificar. Con el tamaño y situación actuales, el coche se sobrecalienta mucho. Recordemos que las placas están para evitar velocidades de locos, que rozarían los 400km/h. ¿Qué se puede mejorar? A mi idea, nada. Lo único que se puede hacer ya está procesado y aplicado.
Jóvenes y no tan jóvenes
No sólo de jóvenes promesas vive la NASCAR. En Sprint Cup, Mark Martin demostró que no hace falta tener pocos años para saber moverse en un trazado. Esa experiencia te ayuda a superar obstáculos, y quizá eso se encontrara a faltar en la UNOH Battle at the Beach.
Ander Vilariño es de esos novatos no tan novatos. Tiene experiencia para saberse adaptar rápido a los trazados nuevos. Y más en estos coches. Todo español tiene que sentirse orgulloso por la actuación de Ander Vilariño en Daytona. Vigésimo tercera posición para el vasco, pero con el orgullo intacto. Garra y casta es lo que demostró el actual campeón de la Euro RaceCar NASCAR Touring Series, llegando a rozar el top 10 en su segunda participación en un óvalo.
Entre los contendientes se encontraban pilotos que ya tienen la bendición NASCAR como Kyle Larson o Darrell Wallace Jr. El primero ya es mundialmente famoso por el accidente del sábado. El segundo, es una futura estrella de color que, en un mundo tan conservador como la NASCAR, es complicada de ver.
Sobre Larson qué decir. Se ha ganado la etiqueta de "guarrete" no por falta de higiene, si no por sus actuaciones en pista. Te apretó por aquí, te hecho por allí. Le tendrán respeto en pista, hizo lo que tenía que hacer. Aunque las consecuencias le llegarán: quizá un equipo no le busque por esa tendencia a entrar con todo, poniendo en peligro una carrera larga.
En los Budweiser Duels, Austin Dillon demostró que tiene manos para la Sprint Cup. ¡De poco no se impone en el segundo! Precedido por Kyle Busch y Kasey Kahne, Dillon destacó por un final arrollador y eficaz. Otra de las revelaciones de estas Speedweeks. Unos quieren que lleve el tres, otros no. Sinceramente, creo que se ha ganado el derecho.
Una semana después de la Daytona 500 nos llega la Subway Fresh Fit 500, con un suplemento muy especial para los fans de México. Pero eso, os lo contaré en otra historia.
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