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V8 SUPERCARS

Clipsal 500: Fabian Coulthard da la sorpresa en las calles de Adelaide

La regularidad aúpa al de Brad Jones Racing al liderato del campeonato en medio del drama.

Santi Torres

28 febrero 2015 19:00

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Clipsal 500: Fabian Coulthard da la sorpresa en las calles de Adelaide

Clipsal 500: Fabian Coulthard da la sorpresa en las calles de Adelaide

Ese momento en el que te bajas la visera del caso y te concentras. Ese momento en el que todo el fin de semana pasa por tu mente. Notas como el calor pega aún más las capas de ropa innifuga y reglamentaria a tu piel, mientras el sudor empaña tu mirada. No correrá nada de aire, y empiezas a sentir que quizá no es la mejor situación. Te da igual.Estás en la primera fila de la parrilla de salida de la Clipsal 500. No estás en la pole, pero tampoco hace falta.

Tu corazón se acelera. Se aclimata a lo que siempre son las carreras: velocidad y tensión. Debes estar preparado. La sangre bombeada con fuerza hace que pienses aún más deprisa y ni siquiera se han apagado los semáforos. Arranca la vuelta de calentamiento. Esto no avisa. Te concentras aún más. Calientas esos neumáticos. Miras por el retrovisor y ves que el borrón azul que podía hacerte la vida imposible desaparece. ¿Desaparece? Scott McLaughlin no volvería a aparecer en los espejos. El motor le dice que está cansado. La primera baja y no ha empezado aún la carrera como tal.

La tensión aumenta de nuevo. Salida abortada y todo al punto de inicio. Como caer en la casilla número 58, esa que te mandaba al principio en aquel juego familiar de cuyo nombre no quieres acordarte. Por suerte, aquí no se pierde nada. Procedimiento rutinario y allá vamos. Sales muy bien e intentas desafiar a Jamie Whincup en la primera curva, pero prevalece el hexacampeón. Pero no reniegas y sigues achuchándole. Es tu trabajo.

Cuatro vueltas completadas, y se acerca el momento clave. En cuanto Whincup empiece su quinta vuelta, el pelotón podrá intentar salvarse de un coche de seguridad y de paso intentar el undercut. Esas vueltas puede que te hagan perder posición en pista, intenta cubrirte en cuanto puedas. Dicho y hecho. Craig Lowndes, Chaz Mostert...todos. Los nervios se palpan en el ambiente.

La parada no es como esperabas y Mostert sale delante de tí. Por suerte hay un poco de margen con el resto. Si la carrera sigue tranquila, un tercer lugar es lo mejor que puedes sacar. En caso contrario, momento de apretar. Los Nissan de Michael Caruso y James Moffat, que podían parecer peligrosos, cayeron al fondo del pelotón a las primeras de cambio. Lo malo, que Craig Lowndes viene por detrás.

Menos de diez vueltas. Has aguantado bien, no queda mucho. Pero, como siempre algo pasa. Coche de seguridad a la pista. Will Davison se quedaba tirado y ahora el grupo se aprieta. ¿Se acabará a tiempo? El cronómetro llega a cero y queda un giro. Un giro que será bajo bandera verde. Oportunidad de pescar... o que te pesquen. Aprietas los dientes, aguantas los ataques de Lowndes mientras estas pendiente de lo que suceda delante. Whincup y Mostert en igualdad de condiciones, y el de Ford esta vez sale perdiendo. Gana Whincup, tu heredas la tercera posición. No está mal para empezar el año. A preparar la segunda carrera. Es la nonagésima victoria de Jamie, pero eso no te importa mucho ahora.

Clipsal 500: Fabian Coulthard da la sorpresa en las calles de Adelaide

Mucho contraste

Tras unos minutos de charla con los ingenieros, afrontas la segunda carrera del año. Sales un poco más retrasado, pero eso da igual. Los puntos están en juego y quieres demostrar que puedes luchar por victorias. Tienes delante a McLaughlin y a Whincup. No estás en primera fila, pero si cerca de los primeros. ¡Vaya, se salta la salida Scott McLaughlin! O eso ha parecido. La investigación y posterior repetición dictaminarían que el #33 sí que se adelantó al semáforo. Una posición ganada, mientras sigues presionando a Whincup. De nuevo, los undercuts marcarán el devenir de la carrera.

Antes de que empiecen, Mostert abandona. Ha golpeado el muro en curva ocho con cierta fuerza. Lo suficiente para desaparecer de la carrera. No podrá poner en peligro el liderato de Whincup en el campeonato. Quedas sólo tú. No la armes. Sigue presionando, McLaughlin tiene que desaparecer de un momento a otro. ¡Coche de seguridad! ¡Caruso se ha ido al muro de curva ocho también, pero aún más fuerte que Mostert! Y, bajo esa neutralización, te pones segundo. Eso sí, carrera por delante aún hay. No descartes la victoria. Es más, ves a por ella.

Por lo visto, el incidente de Caruso ha sido debido a un pinchazo. Anteriormente golpeó a David Reynolds y dañó el frontal izquierdo de su Nissan Altima. Unas vueltas más bajo coche de seguridad, y se relanza la carrera. El Holden #1 es tu objetivo. Como el perro agresivo que persigue al cartero en los dibujos animados. Debes hacer lo mismo. No dejes que termine la faena.

Ladras, gruñes e intentas arañar. Sigues avisando, hasta que recibes el premio. ¡Whincup se pasa de frenada en curva nueve! ¡Te pones líder! Y notas que Whincup se queda rezagado. A su vez, el grupo empieza a barajarse aún más. Ya no ves el borrón morado en tu retrovisor, pero si uno blanco. ¿Qué le ha pasado a Whincup? ¡Ha pinchado a 240 km/h, pero ha salvado el coche y sigue en carrera! ¡Menudo golpe de suerte, no dejes que se te escape la carrera!

El peligro parecía ser Courtney y sé que estás más preocupado por McLaughlin. Sanción cumplida, tiene neumáticos mucho más nuevos que los tuyos. Sigues achuchando a tu Commodore como lo hace también Courtney. A McLaughlin le cuesta adelantar a Lowndes, pero lo consigue. Ya es tercero, pero tengo una buena noticia: es igual de rápido que tu y está a ocho segundos. El HRT blanco, rojo y negro; a menos de tres.

Cinco giros.... cuatro... Esto está hecho. ¡Sorpresa, McLaughlin sancionado con diez segundos al finalizar la carrera! Tres vueltas....dos... Entras en los últimos 3219 metros. Adelaide a tus pies. Has puesto en aprietos al campeón, al dominador de los últimos años. Recibes la primera bandera a cuadros del año. Has ganado en Adelaide. Lo has hecho. Regresas al parque cerrado y atiendes a los medios. Pero tienes ganas de algo, no sabría decirte el qué.

Subes a lo más alto del cajón. Te dan el premio y piensas en el liderato del campeonato, en lo que has conseguido hoy pese a la cantidad de variantes surgidas. Bajarse del podio es una sensación rara, nunca querrías hacerlo, pero una fuerza te obliga a evadirte de ese pensamiento. Al final lo entiendo: tienes ganas de bajar de nuevo la visera de tu casco y volver a empezar. Lo llevas en la sangre, Fabian. Te lo dice tu consciencia.

Clipsal 500: Fabian Coulthard da la sorpresa en las calles de Adelaide

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