El domingo amanecía raro en Holden Racing Team, pues no tenían esperanzas de buenos resultados. Triple Eight demostró ritmo y el sábado se impuso en las dos carreras, mientras que el equipo oficial Holden estuvo un poco a la sombra. En clasificación Garth Tander salvó los muebles con una tercera posición en parrilla para la carrera 3. Courtney, por su parte, empezó la tercera carrera del evento desde la posición quince.
Un circuito urbano implica pocas posibilidades de adelantamiento, y sumado a una estrategia correcta puede darte la carrera a las primeras de cambio. La salida es el momento importante en un 60% de las ocasiones, y el domingo, curiosamente, su impacto en la carrera no fue extremadamente relevante. Shane Van Gisbergen hacía patinar sus ruedas traseras, permitiendo a Whincup pasarle en el sprint a la curva 1.
Por detrás Garth Tander casi es sobrepasado por Kelly, pero el barrido de Van Gisbergen al interior antes de curva 1 ayudó al de HRT. El Nissan entonces golpeó los neumáticos interiores y se descolgó de los tres de cabeza.
En cuanto a McLaughlin y Lowndes, ambos conseguían completar la primera vuelta sin problemas y se centraban en vigilar su estrategia e intentar entender cómo evolucionaría la carrera. De esta forma el #888 no aguantaba mucho y decidía entrar en la vuelta 4 a repostar.
No tenía problemas, si no que adelantar la parada formaba parte de la estrategia prevista. Debido a los 140 litros obligados que deben repostar los equipos, muchos empezaron los depósitos al 75% de capacidad y plantearon la entrada en los primeros giros. Así pues mataban dos pájaros de un tiro: se quitaban tráfico de delante y con gomas nuevas podían apretar el ritmo.
Penalizaciones a gogó
En la vuelta 8 la gran mayoría de participantes ya habían parado, pero Whincup no lo había hecho. Ni Kelly ni Van Gisbergen. Las cámaras no prestaban mucha atención a la lucha por delante, ya que por detrás había cabalgadas y muchas variantes.
Hasta ese momento, la carrera de Will Davison se podía catalogar de excelente. Poco a poco escalaba puestos, pero una intentona a destiempo hacía que se tocara con Moffat y el Mercedes acabara en el muro. La pista quedaba llena de restos del E63 AMG y el coche de seguridad hacía acto de presencia. Whincup aprovechaba el momento y entraba, como varios de los que estaban por delante. Pero no Rick Kelly y Shane Van Gisbergen.
Una vez retirados los restos y puestos todos en fila, se relanzaba la carrera. Whincup parecía que se quedaba una vez se daba la bandera verde. Van Gisbergen y Kelly salían mejor... ¡Tres en batería! ¡Jason Bright vuelca en curva 1 y desata el caos! ¡Holdsworth, Pye y Mostert se ven involucrados en un choque múltiple!
El grupo quedó mermado, y esa resalida trajo complicaciones para Van Gisbergen y Kelly. Bajo el segundo periodo del coche de seguridad tanto el #97 aprovechó para realizar la primera de las dos paradas obligatorias. Pero no contó con la penalización que le cayó a poco de parar por primera vez. Tanto el neozelandés como Rick Kelly se vieron castigados por sobrepasar la velocidad reglamentaria antes de llegar a la zona de aceleración. Con el límite puesto en los 60km/h, ambos lo rebasaron, de ahí que Whincup quedara rezagado.
Esta resalida provocó muchas quejas, especialmente de los pilotos involucrados, aunque no fueron los únicos. En Twitter surgieron las dudas de la mano de Jenson Button o el ex propietario Ross Stone. El británico aseguró que este tipo de resalidas son injustas, pues una melé de ese estilo puede darte mucho o quitártelo. Por su parte, la leyenda de los V8 Supercars fue un poco más pasional. "¡Esto es de broma! Tres en paralelo en la entrada de la curva 1 nunca funcionará. Estoy harto de estas ideas brillantes como el nuevo formato de resalidas."
Tras el segundo coche de seguridad el grupo se calmó bastante y se pudieron plantear diferentes estrategias. Entonces llegaron las segundas paradas para todos, y el principio del fin para una persona. Jamie Whincup se detenía en el pit-lane en la vuelta cuarenta y ocho y sucedía lo que todo piloto odia: ser sancionado tras salir de tu última parada como líder.
El motivo de la sanción recae en que el hombre del lollipop no puede bajo ningún concepto tocar el coche. En el momento de la parada, dicho integrante de Triple Eight se molestó en comprobar que un desperfecto en el frontal del #1 estaba correctamente reparado con cinta adhesiva, comportando la consiguiente penalización. Drive-through para Whincup que se iba más abajo del top-10.
Aunque Whincup parecía estar grogui, el pentacampeón no se rindió. Paso a paso iba recuperando tiempo y posiciones hasta que en la vuelta 67 se lanzaba a por el Nissan de Michael Carusso. Entonces el Holden se rebeló y quiso trompear, desviándose de la trayectoria e impactando con el Nissan, dañando a ambos por igual. Debido a ese toque, Whincup hacía una pequeña excursión a la grava del exterior de la curva 11. Incluso en situaciones complicadas, Whincup sacó maestría y en menos de cinco segundos ya estaba con el pie en tabla tirando marcha atrás.
En petit comité
Parecía una reunión la carrera. Trece coches en la vuelta del líder de los veinticinco que empezaron. Y aparecieron los desfallecimientos mecánicos. ¡Scott McLaughlin se para! ¡Estaba tercero! En los ojos de McLaughlin se puede ver el cansancio y la desolación. Recordemos que había salido décimo en parrilla tras cometer un error en la primera chicane. Coche de seguridad en pista y el grupo que se apretaba. Courtney, Lowndes y Percat ocupaban el podio.
Entonces todo se alteró. No se llegarían a los 250 kilómetros y la prueba terminaría por tiempo. Menos de diez vueltas para el final y era el momento de atacar... ¡Percat se va al muro en la curva 8! El debutante a tiempo completo cometía un error cuando no tocaba y se veía obligado a abandonar. Debido a este incidente, el grupo se estiró permitiendo a Lowndes y Courtney batallar por el primer puesto, mientras que por detrás la intención era mantener a Van Gisbergen y a Rick Kelly, quienes venían como una exhalación.
De hecho, Rick Kelly consiguió remontar de la décimo tercera posición hasta la quinta, aunque ese fue su límite. La estrategia en modo espejo le funcionó, pues con menos carburante en el depósito y neumáticos nuevos marcó un ritmo demoledor. Mientras, Van Gisbergen escaló hasta el tercer cajón del podio. Pero la carrera no estaba decidida.
Igual que en la carrera 2, la última vuelta fue de infarto. Las gomas chirriaban, los depósitos estaban vacíos pero los corazones bombeaban más sangre que nunca. Las primeras curvas de la última vuelta casi sentenciaron a Lowndes, pues James Courtney las encadenó perfectamente, sin errores...¡Lowndes roza el muro en la curva 8! ¡Courtney gana la carrera y se lleva la Clipsal 500!
Esta ha sido la primera victoria de Adrian Burgess en HRT tras marcharse de Triple Eight a mediados de 2013. El dúo que desbancó a Whincup en 2010 del trono de los V8 Supercars vuelve a estar unido. Pese a la mala relación de antaño con Garth Tander, se espera que en HRT no haya favoritismos. Y es que Adelaide dejó claro muchas cosas: Triple Eight está muy fuerte, pero las cinco marcas tienen coches competitivos. Y HRT sabe cómo jugar en la lucha por un campeonato.
Clasificación tras 3 carreras*
*: Jamie Whincup, James Courtney y Nick Percat recibieron sanciones de 25 puntos por los incidentes en las carreras 3, 2 y 1 respectivamente.
Fotos: V8 Supercars
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