Salir desde la segunda posición no es malo. Y menos si tienes el pie caliente para evitar el derrapaje de las ruedas. Whincup, de forma inesperada, arrancaba como si llevara un yunque atado al pie. De milagro no se pone Will Davison segundo. Eso sí, no pudo evitar que Craig Lowndes cogiera los primeros metros de ventaja. Y empezó el ciclo de paradas al final del giro inicial.
Jamie Whincup, sorpresivamente, buscaba un aire limpio que por coincidencia de estrategia en otros equipos vería negado. Rick Kelly y Scott Pye se ponían delante del #1 de Triple Eight, dejándole en una incomodidad que no se quitó de encima hasta pasar a Kelly varias vueltas después. Lowndes tenía la carrera en la mano. La pelea en las primeras vueltas le permitió ensanchar su dominio, y le rebajó las tensiones. Pero no, su plan podía salir mal. Sabía que su compañero de equipo era rápido, y siguió tirando.
Por detrás, McLaughlin, Davison, Courtney y Van Gisbergen se aguantaban las ganas. La carrera era larga y los cuatro sabían que tenían ritmo. Paraba Scott McLaughlin y la tensión aumentaba. ¿Saldría por delante o detrás de Whincup? El pentacampeón había perdido tiempo, y era probable que McLaughlin le robara la segunda posición en boxes. El Commodore de Whincup entraba en meta a la vez que el Volvo de McLaughlin se deshacía del limitador de velocidad... McLaughlin...Whincup...¡McLaughlin sale emparejado! ¡Whincup mantiene la segunda posición! La venganza de Adelaide se servía en pista. Pero McLaughlin no aflojó, siguió intentandolo, aunque sin éxito.
Alejado del grupo
Al completarse las primeras paradas, Lowndes era líder con un margen superior a los 10 segundos. De ahí hasta el final al #888 no se le vio el pelo. Ni en TV, ni el resto de contendientes pudo alcanzarle. Pero eso no impedía que se luchara abiertamente por el resto del podio. Whincup, con un ritmo mejor que el resto del grupo, tiraba y dejaba atrás a McLaughlin, Courtney, Van Gisbergen y a Davison. Las segundas paradas serían cruciales, y las estrategias variaron mucho.
Algunos entraron antes, pero eso tenía consecuencias a final de carrera. Las gomas nbo estarían en su mejor momento, y quien consiguiera parar más tarde tendría menos combustible en el depósito y las gomas más frescas, promoviendo un ritmo superior en la parte final. Como hizo Fabian Coulthard.
El neozelandés de Brad Jones Racing se aprovechó de la pugna entre el grupo que tenía delante para acercarse tras su parada. Mientras, en ese mismo grupo McLaughlin casi termina su carrera. ¡Se toca con Courtney cuando el #22 se reincorporaba tras la segunda parada! De ahí hasta al final, peleas y mucha tensión.
Por delante, Craig Lowndes administraba la ventaja respecto a Whincup. Su plan funcionaba: una buena carrera el domingo y puedes sacar petróleo en forma de puntos. Tras Whincup llegaba Courtney, que aguantaba las embestidas primero de McLaughlin y después de Will Davison, que se benefició de una gran estrategia. Se las vio hasta la línea de meta con Coulthard por la cuarta posición. Al recibir la bandera de cuadros, Davison había igualado la mejor posición de un Mercedes en los V8 Supercars, que tenían Lee Holdsworth y Steven Johnson en Sandown.
Y así, en solitario, cruzaba la meta Craig Lowndes. Esa soledad le ha acompañado durante los 200 kilómetros que ha durado la prueba (84 vueltas), y que en parte necesitaba. Él es capaz de imponer su ritmo cuando más lo necesita, cuando necesita poner el plan en marcha, como en Adelaide. En una carrera es capaz de dar un hachazo. Y ahora, a maximizar oportunidades en Winton, próxima prueba del campeonato.
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