Desde hace aproximadamente dos meses tenemos en España las primeras unidades del nuevo Subaru Impreza WRX STI y ya en mayo tuvimos un primer acercamiento exterior a la nueva bestia japonesa con la que nos pudimos hacer una primera valoración de su imagen.
Aún así, con la prueba que os presentamos y que dividiremos en tres partes: analizaremos su aspecto externo e interno, un examen de su conducción y, por último, algo que no muchos medios podrán ofreceros: una comparativa entre el anterior STI, la versión MY2011 y el actual STI.
Pero antes de indagar en su comportamiento y en la comparación de generaciones, hagamos un repaso de los rasgos exteriores y interiores del nuevo Impreza.
Exterior
El nuevo STI recoge la fisionomía que retomó a finales de 2010 la segunda carrocería que se puso a la venta tras la mala acogida de la versión compacta del Impreza.
Con un cuerpo integrado dentro del segmento de las berlinas, su longitud, su anchura y altura (4,595 metros, 1,795 y 1,475) le hacen poder pasar por un turismo más o menos generalista como podrían ser los Passat, A4, Serie 3... pero es cuando atendemos a la zaga o a su frontal donde vemos que no es un sedán más.
El alerón, marca de la casa, hace que tanto desde atrás como si nos ponemos mirándole a los ojos por delante, sepamos que éste no es un turismo cualquiera. La doble doble salida de escape (con cuatro tubos) asienta esa imagen deportiva gracias también al difusor inferior, mucho más radical que los hermanos que le precedieron.
Sus rasgos frontales, rectilíneos, son muy afilados. Es cierto que se puede sacar muchos parecidos a este STI pero rictus serio deja claro que el carácter de este coche es rudo. La toma de aire sigue siendo una seña de identidad pero vuelve a quedar relativamente disimulada con un capó que la incluye sin que esta prominencia pareciera una especie de espiráculo por el cual respiran las ballenas como venía siendo habitual hasta la llegada del modelo compacto de 2008.
Un vistazo lateral desde los pilotos hasta los faros no dejar lugar a dudas: es un STI.
El color azul WRB (world rally blue, en referencia a su vínculo con el mundo de los rallies) le sienta muy bien, pero como las otras dos opciones disponibles, el blanco perlado que le confiere una imagen más civilizada y el negro brillo, el más discreto de los tres.
De hecho, te darás cuenta que eres el objetivo de decenas de cámaras de los teléfonos móviles tanto cuando circulas como cuando el coche se encuentra aparcado en la calle ya que, con la luz del sol, el azul WRB hace efecto llamada y un sinfín de curiosos se ven inevitablemente atraídos hacía el coche.
Las llantas en un tono negro Dark Gun-metallic parece que rompen la tónica habitual de los fabricantes ya que, aunque calza unos neumáticos, que más adelante analizaremos, de 18 pulgadas, el color negro propicia el error pensando en que son de un menor tamaño.
Interior
Al abrir sus puertas delanteras vemos elementos similares a la versión previa. De hecho, sentados en el asiento del conductor puede casi no notarse la diferencia en un primer lugar salvo por la inclusión de un nuevo tablero de indicadores donde, de tres esferas se pasa a dos, y en la consola central una nueva pantalla LCD multifuncional muestra todo tipo de información: presión del turbo, consumos medios, instantáneos, previsión de consumo, reparto del trabajo del motor a las ruedas en cada momento... casi podemos asegurar que podríamos pasarnos un largo viaje contemplando los parámetros del coche. Además de ésta seguimos recibiendo información en otra pequeña pantalla entre el reloj de la velocidad y de las revoluciones donde aparece una de las novedades técnicas en cuanto a confort que es un indicador de "economía" de consumo que nos facilita elegir la marcha más adecuada según el régimen del motor.
Volviendo a la posición del conductor, el volante es muy agradable al tacto y el manejo es perfecto pero ahora que resulta achatado por la parte inferior. En cuanto a la estética, aparece ahora una incrustación en acabado metálico donde se incluye las mágicas letras STI que han sido suprimidos del centro del volante por el logotipo de la marca, la constelación de Pléyades.
Los asientos son envolventes pero pierden su aspecto de baquet que se ofrecían en la anterior generación y las letras en relieve STI ahora están integradas en el mismo material que la gran mayoría del material que cubre el asiento y no como en versiones previas cosidas en rojo. Pero no son más confortables que los usados anteriormente una vez que se ha iniciado la marcha, de hecho, tras una trazado sinuoso, acaban castigando los riñones tanto de conductor como copiloto amén de perder atractivo.
Las plazas traseras son amplias, cómodas para dos personas (aunque está homologado y capacitado realmente para transportar hasta un total de cinco personas), perfectas para que un viaje de larga distancia con dos adultos de estatura y corpulencia estándar detrás e incluso un bebé (o dos) ya que se incluyen unos anclajes que facilitan la sujeción de hasta dos sillitas infantiles.
Pero vayamos al punto fuerte: el maletero. Es enorme. Aunque el acceso no es el más cómodo, sí que tiene una capacidad de carga sublime, capacitántole para ser un vehículo para uso habitual, capaz de transportar sin problema el carrito plegado del bebé que viajara en esos asientos traseros sin que se comprometa la inclusión de otras piezas como una maleta de tamaño grande o dos de cabina junto con bultos variados como bolsas de deporte.
La capacidad es de 460 litros, 40 más que en el modelo de 2011, en parte, gracias a que el piso se ha alisado y eliminado un resalto que el anterior presentaba y que limitaba el fondo.
Bajo la moqueta del maletero encontramos un kit de reparación con herramientas variadas y una rueda de emergencia que, aunque aporta peso al vehículo, en total el nuevo STI pesa 1582 kg, tranquiliza pensando en que, si sufrimos algo más que un pinchazo, no nos quedaremos tirados en mitad de cualquier lugar.
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