Hace muchos años trasladarse de algún lugar a otro era toda una proeza. En los años 1800 en América y en la vieja Europa los métodos de transporte eran tan escasos que viajar a cualquier lugar era un tema muy engorroso. No todos contaban con la fuerza económica como para viajar en tren; el método más utilizado era el más tradicional, simplemente caminar. Un día, dos, talvez semanas y hasta meses era lo que duraban los viajes para aquellos que por necesidad tenían que emprender aquellas caminatas por incontables parajes a campo abierto.
Un método muy conocido era el transporte a caballo. Luego, se empezaron a inventar otros métodos un poco rústicos pero que en cierta manera resguardaban a los viajeros del sol y la lluvia. Poco a poco se hizo muy común el transporte llamado "La Diligencia". Este método consistía en una simple carreta, techada, amoblada y con ciertas comodidades para sus usuarios comunes. Por muchos años miles de personas se trasladaron en estas populares diligencias y se fueron creando según la demanda, empresas de transporte para satisfacer la necesidad de los viajantes.La evolución siempre conlleva a cambios, y precisamente eso sucedió con los antiguos procesos. La invención de la locomotora o el tren fue uno de los mayores éxitos en la historia del transporte tanto de personas como de encomiendas. Un tren era capaz de transportar a muchas personas al mismo tiempo y su combustible no generaba gran contaminación en el medio ambiente. Generalmente los motores que impulsaban a una locomotora se alimentaban con carbón y vapor. Hay que destacar que la locomotora fue construida por Richard Trevithick en 1804.
Con el paso del tiempo se conocieron nuevas necesidades. El sistema de trasladarse ameritaba un cambio, algo más personal y menos público, en otras palabras, era necesario idear algo que fuera mucho más privado pero a la vez cómodo y seguro. Así fue como llegamos al diseño y a la construcción del primer vehículo eléctrico del mundo; antes debemos recordar que la primera persona en conseguir que un objeto de gran magnitud se moviera con electricidad fue Robert Davidson, en el año 1838. Este sagaz ingeniero fue capaz de mover una enorme locomotora y hacerla rodar a seis kilómetros por hora, sin la ayuda de carbón o vapor. Ciertamente el poder eléctrico debía tomarse en cuenta.
Aparecen los primeros vehículos eléctricos
Entre los años de 1832 y 1839 aparecieron los primeros coches impulsados con electricidad. El ingeniero Robert Anderson fue quien inventó el primer carruaje de tracción eléctrica con baterías no recargables. Para ese entonces no existían baterías recargables para usos comunes; estas empezaron a aparecer a finales de 1880. Poco a poco la idea de los carros eléctricos fue tomando más fuerza, de hecho, para principios del año 1900 se fueron creando y patentando más vehículos que llegaron a ser mucho más populares que los impulsados con motor de combustión y a gasolina. En 1899 un coche eléctrico instauró un nuevo record de velocidad al superar la barrera de los 100 Km/h; este vehículo se bautizó como "La Jamais Contente".
Casi al mismo tiempo de la creación de los carros eléctricos, también se desarrollaban los impulsados a gasolina. Sin embargo había una gran diferencia entre ambos, y de allí a que hubiera preferencias hacia los eléctricos que a los impulsados por combustión. Los carros a gasolina generalmente eran más robustos y complicados de manejar; la experiencia tras el volante resultaba traumática, todo era tan mecánico que suponía una gran molestia para los conductores. En general eran difíciles de manejar, los cambios eran muy fuertes, eran contaminantes y su motor generaba un ruido muy molesto. Los eléctricos eran mucho más simples, más manejables, más cómodos y por sobre todas las cosas menos ruidosos. Otro detalle importante es que su costo era manejable para las personas de clase media y de la alta, ya que de por si eran los únicos que se atrevían a sumergirse en esta nueva moda.
Con el transcurso de los años, otros inventores se vieron interesados en mejorar los vehículos eléctricos. Thomas Edison logró instalar una batería de níquel a un coche eléctrico y con esto logró más autonomía y mejores prestaciones. Sin embargo, la industria de los vehículos a gasolina no se quedaría así, y pronto comenzarían un gran repunte con el que asestaron un duro golpe a los fabricantes eléctricos.
La revolución de los motores de combustión
En 1903, Henry Ford fundo la Ford Motor Company. Henry siempre fue un hombre que se obsesionó con los motores a gasolina, por lo que invirtió grandes sumas de dinero en estudios para mejorar lo que hasta ese entonces se conocía en el mercado. Ese mismo año, Ford exhibió un coche que era capaz de cruzar el lago congelado de S. Clair en tan solo 39 segundos. Un reconocido piloto de carreras de la época se interesó en este modelo y condujo este vehículo por todo Estados Unidos, realizando una gran publicidad y despertando el interés de muchas personas.
Con el paso del tiempo, Ford hizo que muchas personas trabajasen con él ya que su sueldo era superior a los 5 dólares por día. Obviamente esto atrajo a muchas personas y el avance en cada uno de sus modelos progreso rápidamente. En 1908 en modelo T se presentó ante el mundo y se encargó de sepultar a todos los conocidos de la gama eléctrica. Este modelo contaba con grandes novedades, era fácil de conducir, amigable, su costo por mantenimiento era accesible y su precio de venta era muy inferior al de cualquier carro eléctrico. En 1912 un carro eléctrico costaba unos 1750 dólares, mientras que uno a gasolina solo costaba unos 650 dólares. Definitivamente llegó el momento de despedir a los movidos por electricidad y darle paso a la era de la combustión.
El retorno
Pasaron muchos años para que las empresas volvieran a pensar en diseñar modelos eléctricos. Algunas automotrices se encargaron de diseñar pequeños modelos, como los carritos de golf y mini coches urbanos; fue en 1990 cuando renacieron las esperanzas y ello gracias a la iniciativa de muchas ONG encargadas del cuidado del medio ambiente. Poco a poco se inició una campaña de emisión cero y la presión que ejercieron obligó a muchas fabricantes a revisar sus modelos y a trabajar en concordancia con las nuevas leyes que estipulaban el cuidado del medio ambiente y la ecología. Las grandes empresas se apresuraron a crear coches emisiones cero en apoyo a dichas leyes y por ello se conocieron modelos como el EV-1 de General Motors, la Toyota RAV4 EV, el Honda EV Plus entre otros importantes modelos.
Sin embargo, los grandes inversionistas petroleros ejercieron gran presión a las empresas del sector automotriz para que los vehículos eléctricos no salieran al mercado.
Los eléctricos no generaban ninguna ganancia una vez que abandonaban las concesionarias ya que no requerían de repuestos ni de mucho mantenimiento, algo que en definitiva no convenció a todos aquellos que vivían de estos recursos. Debido a las crecientes presiones, los carros eléctricos casi desaparecen definitivamente, pero con los años, se incrementó el tema del cuidado ambiental y se puso en tela de juicio a los derivados del petróleo, haciendo que de nuevo las industrias revisarán todos sus motores y se amoldaran a los nuevos cambios y reglamentos específicos, hasta la misma Organización de las Naciones Unidas demandó un cambio radical para salvar el ecosistema.
Llegaron para quedarse
En nuestros tiempos, las leyes con respecto a la contaminación ambiental son muy rígidas. Gracias a todas las iniciativas, disminuyó drásticamente la presión que ejercían los pesados del mundo del petróleo y ahora nos centramos en el diseño de vehículos híbridos y también eléctricos. Hoy las empresas tienen que pensarlo mil veces si pretenden saltar por encima de alguna ley que estipule las normas de emisión contaminantes. Encontramos un ejemplo de ello en el gigante alemán Volkwagen a quienes se les multó y obligó a revisar miles de unidades vendidas por descubrir que tenían instalado un software para disfrazar los niveles de contaminación de sus vehículos. Luego de ese episodio, la reconocida Renault también tuvo que llamar a revisión a más de 15 mil vehículos para realizarles algunas modificaciones en su sistema de emisión de contaminantes.
Nos estamos acercando a la nueva era de los vehículos eléctricos y cero contaminantes. Hasta el deporte de velocidad innovo y se inclinó a favor de la ecología al crear una categoría de competición con vehículos eléctricos llamada la Fórmula E. En algunos países ya existen modelos enchufables, y en otros ya se patentaron unas bases que sirven para recargar las baterías de los vehículos de manera inalámbrica.
Aunque todavía existen muchos detractores con respecto al tema, todo parece indicar que nos dirigimos por ese camino y muy pronto estaremos de lleno compartiendo y conduciendo vehículos, coches o carros cero contaminantes y hasta nos provocará tener uno en el estacionamiento de nuestra propia casa. Por ahora, la historia seguirá su curso y nosotros seguiremos siendo testigos de todos los adelantos de la tecnología por un mundo menos contaminado.
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