Un componente importante del sistema operativo en un vehículo es su batería. En los automóviles impulsados a gasolina o diésel, el acumulador le proporciona energía eléctrica, no solo para el motor de arranque, sino para también para mantener el motor del coche encendido. Se cree que la invención de la batería data alrededor del año 250 AC. Para el año 1936, en lo que actualmente es Irak, fueron descubiertas unas vasijas de barro que contenían cilindros de cobre, junto con una barra de hierro corroído. La corrosión de la varilla permitió a los investigadores concluir de que aquellos frascos eran una forma de tecnología de batería, las cuales se utilizaban para la producción de joyería y orfebrería.
La invención de la batería moderna se le atribuye a Alessandro Volta, quien el 20 de marzo de 1800 comunica su invento de la pila a la Royal Society. Tres años más adelante, en el año 1803. Johann Wilhelm Ritter construye su primer acumulador eléctrico. Para 1936 John Frederic Daniell inventa su pila Daniell, tomando como base la pila de Volta, pero con la mejora que evitaba la acumulación de hidrógeno. Ocho años más tarde, en 1844, William Robert Grove inventa la pila homónima, la cual por ser más evolucionada y aumentada se emplea en las redes telegráficas de Estados Unidos hasta el año 1860.
La batería precursora para uso automotriz
En 1860, el físico francés Gastón Planté construye el primer modelo de batería de plomo y ácido, sin embargo, al principio no fue muy aceptada, pero para 1879 tuvo una acogida mucho mejor a causa de que la electricidad se iba convirtiendo en algo común. La novedad era que a diferencia de las baterías anteriores, esta era recargable. Su invento consistía en electrodos de plomo sumergidos en ácido sulfúrico. Gracias a esta nueva tecnología de celda húmeda era capaz, no solo de producir una corriente alta, sino también invertir dicha corriente para autocargarse, por lo que fue la ideal para ser usada en la industria automotriz.
Baterías a prueba de derrames
Para la década de 1960, los ingenieros alemanes desarrollan un tipo de batería automotriz de plomo y ácido, la cual era a prueba de derrames. Aquellas se les conocía como celdas de gel. Era una especie de acumulador de ácido sulfúrico mesclado con polvo de sílice que formaba una sustancia tipo gel. Este gel evitaba derrames y escapes accidentales, muy comunes para la época con las anteriores baterías y ayudaba a contener el ácido y los demás químicos presentes en el acumulador en caso de accidente. Dichas baterías contaban también con avanzados sistemas de ventilación, el cual mantenía el agua de los residuos dentro del acumulador para que fuera reutilizada durante la carga.
Entre las décadas de 1970 y 1980, las baterías de ácido plomo que utilizaban los automóviles se fueron perfeccionando. Las mismas se conocen como baterías de malla de fibra de vidrio absorbentes (AGM). Internamente ellas contienen una estera de microfibras que mantienen el ácido interno, por lo que son a prueba de derrames. Ya que el ácido no se mescla con el sílice para formar un gel, es capaz de aportar más potencia y una mayor vida que una batería de gel típica. Un detalle importante es que el término AGM se usa para las baterías selladas por su sistema de ventilación interno, realmente no son verdaderamente selladas a causa del potencial que esto representa para la combustión interna debido a sobrepresión, las mismas son las que se siguen usando en la actualidad.
Llega la tecnología híbrida y totalmente eléctrica
Los vehículos híbridos y eléctricos usan otros tipos de batería de plomo-ácido para accionar el vehículo, los cuales requieren más energía que los vehículos de motor a combustión. Debido a esto, los vehículos eléctricos requieren de baterías aún mayores tanto en tamaño, como también en voltaje, la carga presenta un problema para aquellos que poseen esta clase de vehículos. Sin embargo, las baterías de iones de litio pueden proporcionar más energía constante por largos períodos de tiempo, pero sus precios tan elevados lo hacen inaccesible a la mayoría de propietarios de vehículos eléctricos. Para el año 2007 la firma Toshiba creó una batería litio-ion que mejoró el funcionamiento de los coches eléctricos incluso a nivel de recarga, pues basta con solo 5 minutos para ser recargada nuevamente y cuesta menos que otras baterías de litio similares en la industria automotriz.
Actualmente existe una batería de litio-azufre de alta densidad cuyo proyecto fue financiado por la Unión Europea a través de LISSEN y que ofrece tres veces más densidad de energía que las convencionales junto con una amplia autonomía. Esto permitirá que el sector del transporte eléctrico se desarrolle aún más a medida que avanza el tiempo. Sin lugar a dudas, muchos han sido los cambios que han experimentado los acumuladores automotrices desde que Alessandro Volta inventó la primera batería allá en 1800.
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