Uno de los motivos por los que tenía interés en subirme a un Nissan Leaf es porque nunca había tenido contacto con un eléctrico, ni siquiera híbrido. A pesar de compartir la idea de que el futuro a medio y largo plazo de la automoción pasa por la instauración general de los motores eléctricos, apoyo o apoyaba que la electricidad jamás podrá sustituir a las sensaciones que te aporta la gasolina. Tras lo vivido, ahora debo ser cauteloso con este pensamiento.
El Leaf es un coche urbanita de nacimiento, tanto su proyección, como por el público destinado o incluso su forma de recarga, por eso estamos ante un concepto nuevo de vehículo, su compra, uso y tratamiento diario, tanto que el ejemplo con el que el comercial de Nissan nos explica esta nueva forma de entender el coche que es el de un consumible electrónico de trabajo. Como si fuese un ordenador portátil o un teléfono móvil me pregunta "¿Qué harías si, al llegar de trabajar, vieras que tu teléfono móvil estuviera a punto de agotarse? cargarlo ¿verdad? Pues éste es el planteamiento del Leaf: un coche que, tras llegar del trabajo lo dejes cargando por la noche" Ésta es la consigna con la que nos mentalizan para introducirnos al "concepto" Leaf.
Por eso una de las pautas que me da el comercial que me ha atendido es ésa: este coche está destinado para gente concienciada con el medio ambiente y no aquella que busca el ahorro en carburante. No se trata de vender un coche económico, primero porque no lo es, 36.000 Euros más el puesto eléctrico que lo recargará y, segundo, porque no está destinado para quienes hacen muchos kilómetros al día y quieren ahorrar evitando visitar el surtidor verde o negro de carburante y así reducir el gasto en repostajes pero sí para quienes quieran dejar de usar hidrocarburos. Nada más. Tras una introducción técnica, nos dirigimos al coche que probaré.
El Leaf, por fuera, me recuerda a un Micra que ha sido aumentado en todos los sentidos. Por dentro, el puesto de conducción es cómodo y acogedor, con una gran visión frontal, ante sí tengo dos pantallas: una destinada exclusivamente a la información de consumos, autonomías, economía de la conducción, modo, etc y una segunda, la de arriba, que indica principalmente la velocidad. Una vez ajustada la posición del asiento, volantes y retrovisores, nos ponemos el cinturon y encendemos el coche... ¿o no? Pues sí, tras las pulsaciones pertinentes del botón de arranque, el coche está encendido sin emitir ningún tipo de sonido. Igual que si se tratase de una linterna. No se oye absolutamente nada.
Nos ponemos en marcha
El Leaf dispone de dos modos de conducción: el economizador y el dinámico o lo que Nissan llama Eco y D. La selección de modos se lleva a cabo gracias a un selector donde tradicionalmente tendríamos la palanca de cambios en un coche manual. Iniciamos la prueba en modo Eco.
Al ser un vehículo automático, suelto el pedal del freno y comienza a moverse tranquila y sigilosamente. Salimos del concesionario y pisamos calzada abierta. Salimos observando los kilómetros que el coche tiene y los que, según estimación del ordenador del vehículo quedan de autonomía: 89. Damos una primera vuelta de reconocimiento a la zona, el recorrido será una simulación real del uso para el que el Leaf está destinado: completamente en ciudad. Pasos de peatones, glorietas, badenes, alcantarillas hundidas... todos los elementos habituales en una urbe.
El coche acelera desde parado en modo Eco como lo puede hacer un tren: progresivo, sin ruido, sin tirones ni interrupciones. Cómodo. Ajustado a los "acelera-semáforo en rojo-freno-verde-acelera-glorieta-acelera-badén y paso de peatones..." habituales de cualquier núcleo urbano por lo que, aunque la respuesta no es inmediata ni estratosférica, es la justa para la situación como la que vivimos pero ¿y si tengo que incorporarme a una vía donde se circula a mayor velocidad? Ningún problema, el selector nos permite el cambio inmediato al modo D donde cambia y mucho. Simulando una salida en parado parecida a una incorporación, el Leaf se lanza. Literalmente. No me imaginaba una respuesta tan eficaz. Pisas el acelerador y el coche entrega todo el par desde cero hasta donde lo considere, no te deja en ningún momento comprometido a la suerte de entrar en el momento justo y en el sitio adecuado porque lo hace quien lo dirige gracias a que responde a la perfección. Y es que este eléctrico dispone de 280 Nm desde el primer momento y eso es útil y se agradece.
El tacto del freno es duro y cuesta un poco pillarle el punto porque pisando con suavidad parece no ser suficiente para rebajar la velocidad cuando solo queremos reducir el ritmo pero en cuanto la presión aumenta, el coche frena adecuadamente. Hay que pensar que se supone que la velocidad máxima es para dentro de población y que, en caso de necesitarlo, el Leaf responderá a la perfección, tanto que Nissan ha incluido un sistema auditivo preventivo donde, a velocidades inferiores a 30 km/h, el coche emite un sonido que previene a los peatones de su acercamiento.
La suspensión es cómoda, ni tan blanda como pudiera ofrecer un familiar estándar ni, evidentemente, uno con especificaciones más deportivas. Toma las curvas, especialmente en las glorietas, sin que la sensación de flotabilidad sea intrusiva, es adecuada al uso urbano.
Lo dicho, aunque alcance la tonelada y media de peso, este coche parece ligero porque los 80 Kw (equivalentes a unos 110 CV) que rinde son capaces de acelerar mucho y bien en modo D y frenar también muy adecuadamente. Se le estima una velocidad máxima de 145 km/h, algo secundario para este utilitario dirigido al uso en ciudad o en vías interurbanas durante no mucho tiempo.
En el modo D, las prestaciones del coche son mayores lo cual implica una reducción lógica de la autonomía, estimada en el modo economizador de 175 km si bien nos indican que son pruebas "en frío" pero que han comprobado que supera los 200 siempre gracias a que la recarga en movimiento ha entrado en acción gracias a las reducciones y las frenadas.
El habitáculo
Respecto del interior, con unos acabados sobrios pero elegantes, si tengo que ponerle una pega es con la pantalla LCD de siete pulgadas que gestiona a modo de "hogar inteligente" el coche y donde visualizamos por una cámara la parte trasera, algo que facilita infinitamente el aparcamiento marcha atrás.
Pues bien, esta pantalla domina la parte central de la consola y se sitúa entre los dos ocupantes delanteros en una posición realmente baja y peligrosa cuando ésta nos muestra los mapas como guiado mediante GPS. Está tan baja que echar un vistazo al itinerario recomendado mientras conducimos lo considero realmente peligroso. Yo no lo usaría salvo en parado, un vistazo en movimiento y quedaríamos sin visión alguna de lo que tenemos delante.
Homologado para cinco plazas, las delanteras son espaciosas y la sensación dentro es de mucha amplitud y luminosidad gracias, en gran parte, a la nombrada luna delantera que facilita la visión y entrada de luz. El maletero daría opción a meter, al menos, dos maletas de tamaño medio y resulta espacioso para incluso cargar con una compra copiosa en el supermercado.
Y el resultado es...
Como conclusión global del Nissan Leaf, la impresión general es sorprendemente positiva. He llegado sin saber muy bién si saldría decepcionado o satisfecho y puedo indicar que esta toma de contacto ha sido realmente agradable. Un coche eficaz, cómodo, que cumple con lo que se anuncia porque, con un intercambio de modos, el coche (con luces de xenon activadas pero sin climatizador encendido) ha consumido la energía que señalaba que consumiría: 9 km recorridos y 9 km de autonomía menos en el cuadro tras apagarlo. Sin duda Nissan ha logrado una vez más demostrar que se sitúa a la cabeza de la vanguardia de la automoción y que, aunque este Leaf no sea un vehículo que lleguemos a habituarnos a ver, en un futuro no muy lejano habrá sentado las bases de una nueva forma de uso del utilitario diario.
Desde Motor y Racing, queremos agradecer la atención y gentileza de Gamboa Automoción Leganés en la realización de esta toma de contacto, especialmente a Alberto Vallejo que nos acompañó en la misma.
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