El Nissan Juke es ya un conocido de nuestras carreteras, su llegada supuso un impacto y aún recuerdo la primera vez que tuve uno delante (concretamente visto desde su zaga) y pensé "qué es esto" porque sí: es diferente y mucho.
Estética
De entrada tiene un diseño propio de un todoterreno pero te das cuenta rápidamente que de rústico tiene poco, más bien todo lo contrario, es más un señorito de ciudad que de vez en cuando va a la finca que tiene en un pueblo, y me explico: tiene porte de urbanita pero del que le gusta hacer escarceos de vez en cuando por terrenos arenosos sin despeinarse y sin mancharse demasiado sus caros zapatos de diseño.
Por su altura puede asemejarse a la del aquel Seat Toledo de entre 2005 y 2009 o al Range Rover Evoque incluso a su lejano pariente una Nissan Vanette de hace varias décadas, con la que durante unos cientos de metros tuve la oportunidad de circular en paralelo por la A4, de ahí la comparación, pero lo cierto es que este coche no la necesita porque va a circular casi siempre con su chasis cercano al asfalto.
En cuando a su estética, el Juke Nismo cuenta con acabados significativamente distintos al estándar, sin ir más lejos, los paragolpes son distintos lo que le dota de un aspecto más agresivo, incluso me llegaron a decir que "tiene cara de japo cabreado" (perdón por la licencia).
Y es que además de parecer enfadado, parece que se ha tomado en serio lo de ir al gimnasio y puede que sea por el blanco perlado de la unidad probada, los pasos de rueda parecen fruto de un tratamiento intensivo de batido de proteinas, se le ve cachas.
El granate metálico de las cubiertas de los retrovisores, las tiras en un rojo similar en el la parte más baja del trabajado difusor trasero y sobre el superior delantero y las que recorren las taloneras laterales son discretas pero resaltan el carácter impreso por Nissan Motorsport en el Juke, es decir, destacan junto al logo del acrónimo Nismo en la rejilla con distribución de colmena del frontal.
Como decía al principio, puedes pasarte horas pensando si es bonito o es feo, si es atractivo o desafortunado, yo digo que es como la actriz Uma Thurman: guapafea o feaguapa según el momento en que mires y el estado anímico del que observa.
Lo que es seguro es que indiferente no deja a nadie y menos con las pegatinas del nombre de la división deportiva de Nissan adicionales, recorriendo los laterales como lucía el coche que amablemente nos prestó la firma japonesa.
Aseguro que jamás pensé que un Nissan que no fuese un GTR haría girar cabezas y levantar comentarios a su paso, pero es que me resultó curioso uno de ellos que se dijo al pasar junto al coche mientras yo hacía las fotos que véis "Sí hombre, éste es el Qashqai ése deportivo, el pepino de su grupo" Cierto que no era el Qashqai pero al menos el ciclista que lo comentó no se equivocaba: es el gallito dentro del gallinero.
La vida dentro del Juke Nismo
Creo que la primera impresión que me dio el Nismo Juke, y posiblemente una de las que no olvidaré, fue la sensación de ponerme al volante de un vehículo inmenso, concretamente, mirar al faro situado en la diagonal de la posición del conductor parecía eterno. No llegar nunca. Estar lejísimos. Pareces estar al volante de una berlina de morro interminable, un "salón" al que nunca alcanzas ver el horizonte pero mientras te sientas en una butaca de cine.
Después, la altura a la que te sitúas del resto de vehículos: como dije, la misma que un Range Rover Evoque (con varios tuve la oportunidad de emparejarme circulando por el centro de Madrid) y la verdad es que desde fuera no lo aparenta, como tampoco da la sensación de encontrarte ni conduciendo un todoterreno, ni un monovolumen, ni mucho menos una furgoneta de reparto pero lo cierto es que así es como ves el mundo desde el Juke Nismo.
Cómodo y de tacto agradable son el volante y los asientos. La envoltura de piel tipo alcántara hace muy confortable ponerte a sus mandos, concretamente, situar las manos en posición "tres menos diez" con el cuadro de instrumentación detrás del volante te da alas a creerte que estás dentro de un deportivo y, atendiendo al bordado del respaldo de los asientos donde el logo "Nismo", se hace ver gracias al rojo del mismo sobre el negro del asiento, te hace sentir en otro tipo de coche.
Regulado en altura el volante y los asientos en inclinación y profundidad, todo está listo para pulsar el botón, como no, rojo de "Start-Stop" que nos queda a mano derecha y echar rodar lo más a gusto posible con él.
Los asientos son cómodos, quizás un poco duros para un coche no extremadamente racing pero que es cierto no apto para toda la posible clientela del Juke ordinario. Las orejeras de las banquetas, agarran realmente bien en curvas cerradas, habituales en las ciudades sobre todo en las florecientes glorietas donde ayudan a mantener la compostura cuando el coche está trazando con alegría una rotonda.
Las plazas traseras son justas para dos adultos de tamaño medio y tres tendrían que compartir espacio vital, por lo que digamos que un 2+2 es lo más adecuado para realizar un viaje cómodo, siempre y cuando sea de día ya que, también dado que este Nismo de pruebas tenía las ventanillas traseras y del portón oscurecidas, la luz de cortesía es inútil para la parte posterior, algo realmente incómodo si se te cae algo detrás o buscas un objeto caído en el suelo. Un punto de luz entre la zona delantera y trasera o incluso en las de la zaga hubieran sido más que recomendables ya que, como digo, de noche estar en los asientos de los acompañantes induce a la somnolencia por ausencia de iluminación.
No quiero dejar pasar la oportunidad de comentar un de los "pero" que el Juke me indujo a pensar y es que existe un punto ciego o al menos bastante peligroso a mi entender en cuanto a la visión frontal y lateral desde el asiento de quien conduce. El gran tamaño, para mi gusto, del retrovisor izquierdo junto al pilar A (el que viene a ser el que comparte la subida del arco de la ventanilla con el lado de la luna delantera) provocan una sensación de ocultismo tras ellos: no se ve qué hay detrás y eso me pasó con algo tan habitual en ciudad y discreto como fue tener un ciclomotor en esa dirección y verlo porque asomaba ligeramente su rueda trasera.
Volviendo al puesto de conducción, al principio pareces estar a los mandos de un equipo multimedia más que de un coche. La consola centrar, sencilla pero un tanto desconcertante y poco intuitiva, está llena de botones y pantallas led que cambian según la función: D-Mode o Climate.
Es decir, D-Mode para los modos de conducción, que analizaré más adelante, o de la climate en el caso obvio del climatizador. Lo curioso es que según se pulse el botón superior a la pantalla de abajo, el nombre de la función que realiza cambia y, cuando estás circulando, si justo buscas un cambio de "set up" de, por ejemplo, temperatura, las primeras veces cuesta encontrar el botón ya que todo lo que ves son "G", "Torque", "Eco"... referencias al modo de conducción... Lo cierto es que después de un par de días de toqueteo o lectura del manual de usuario, lo dominas.
Igual que la pantalla de navegación/entretenimiento donde visualizamos los mapas del navegador GPS o la radio, que, todo sea de dicho, el sistema de audio, aún siendo de serie, sonaba bastante bien. Controles también en el volante, con opción de manejo del volumen de la música, cambio de emisiora de radio, llamada de teléfono, silencio... La misma pantalla en la que, una vez engranada la marcha atrás, aparece lo que un discreto chivato sobre la matrícula trasera te enseña y es que es todo un acierto y una gran ayuda incluir una cámara de visión trasera ya que ni los grandísimos retrovisores laterales ni mucho menos el interior, son suficientes para conseguir aparcar sin recurrir a aparca "al toque".
La consola resalta por el lacado en brillo con el negro mate plástico del resto, cierto es que no es ni de aspecto de baja calidad ni sus detalles pobres, todo lo contrario, pero resultan un tanto fríos y monótonos frente al siempre reluciente centro neurálgico del panel de instrumentación.
El maletero, posiblemente, el suficiente más raspado del Juke Nismo y me explico. Aún siendo justo para llevar una gran compra hecha en el supermercado, se me hace complicado pensar en meter una silla de bebé plegada allí dentro porque, no lo olvidemos, este vehículo da para ser un coche familiar perfectamente y dudo que entrase sin recurrir a la opción "Tetris".
El poco fondo y la disposición de los pasos de rueda, obligan a unos quiebros que dificultan meter elementos rígidos y voluminosos como, por ejemplo, una maleta de gran tamaño como la que observáis y que casi anula el resto del espacio, siempre y cuando no recurramos a abatir los asientos traseros, algo que he evitado puesto que entiendo que este coche no está orientado a un uso exclusivo de máximo una pareja de ocupantes sino, al menos, de tres o más viajeros.
Es cierto que bajo la bandeja inferior se encuentra otro compartimento que hace descender hasta donde se encuentra la rueda de tipo "galleta" para caso de emergencia, pero es inútil ya que tampoco así entrarían dos maletas grandes o una grande y una mediana, volcarían en el primer giro aún no siendo violento.
Conclusión
Este Juke Nismo con el color blanco perlado es resultón, sobre todo si se analiza frontalmente y se observan las nervaduras laterales sobre las ruedas de la carrocería que le imprimen una sensación de coche fuerte, rudo, curtido en gimnasio.
Los interiores son correctos, moderadamente atractivos y cómodos por lo general, tanto como pasajero como conductor. Las notas de color incluidas por Nismo, como el volante, el pomo, los pedales, reposapiés o los asientos, son acordes con el carácter del coche pero especialmente atractivo es la esfera de las revoluciones que con su granate metálico invita a mirarlo sin cesar esperando ver cómo asciende la aguja hasta la zona prohibida.
Los espacios de carga son justos para el día a día o bultos no demasiado voluminosos ya que la forma del maletero no permite jugar demasiado con la disposición de lo que en él lleves.
Fotos: Miguel Lorente
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