Probar cada nuevo deportivo es excitante de por si, por lo que tener la suerte de conducir el E 10 ya es suficiente carga emocional, pero saber que no es un modelo único, sino un prototipo de pre-producción, eriza un poco el vello. No puede haber errores. El cielo gris no ayuda a calmarnos.
Las presentaciones fueron simples y frías, una vez dentro de los boxes los nervios quedan atrás, en el enorme y diáfano box de un lado el silencioso prototipo, del otro nuestras expectativas.
En la primera impresión el E 10 resulta más desnudo de lo que sugerían las primeras imágenes del modelo, que no hacen justicia a los verdaderos volúmenes del E10. Las escasa tapas coloreadas más que ocultar el bastidor resaltan el musculado chasis visto del modelo.
En esta ocasión, pintadas en un anodino color blanco, que tras ver las imágenes promocionales en vivo naranja le otorgan aún más cierta imagen de inacabado. Un poco de suciedad denota el uso al que está destinado este prototipo, pruebas y mas pruebas.
Análisis
El pequeño interior inmediatamente llama nuestra atención, varios cables a la vista delatan su naturaleza de unidad de pruebas, así como un pequeño volante MOMO de competición, y un tablero digital en posición central, que una vez encendido destaca sobremanera en el tosco interior de carbono visto.
Habíamos visto esta unidad en algún reportaje, pero como muchos deportivos en vivo dispone de otro valor visual, muy salvaje, muy puro, muy deportivo.
La prueba consta de dos fases, en primera instancia una prueba de carretera a los mandos en los alrededores del circuito de Silverstone, y en último lugar una vuelta rápida en el propio circuito como pasajero. La amenaza de lluvia sigue ahí.
Tras un breve pero interesante briefing con la gente de la marca, comenzamos a familiarizarnos con las particularidades del prototipo y sus mandos. Recorremos sus cuatro costados investigando cada rendija, hueco, cada volumen, intentando retenerlos en nuestra memoria. Como cuando eramos niños y teníamos esa extraña suerte de estar en presencia de un Ferrari o Lamborghini, tratando de retener cada imagen y cada momento para siempre.
A los mandos, el E10 no se percibe igual, en esa posición es donde realmente se aprecia la naturaleza del modelo, creado por y para conducir.
La ausencia de parabrisas lo aleja de todos los descapotables que podemos haber probado anteriormente, el aparentemente corto capó delantero desaparece visualmente pronto desde nuestra posición, y los mandos, bastante elevados, nos extrañan en un primer momento.
Asiento deportivo, volante, palanca y pedales parecen estar en el sitio correcto, a la altura correcta, como si estuviesen esperando por nosotros desde que fue ensamblado.
Se acerca el momento de llevarlo, el prototipo ya está dispuesto en el exterior, en el pit-lane, donde ya ha comenzado a llover. Repasamos mentalmente todas sus características, bastidor central mixto de carbono y aluminio, motor central trasero de cuatro cilindros y 2.0 litros, 200 caballos en su especificación más básica para los 700 kg declarados del roadster.
Sobre el papel su relación de peso / potencia es más radical aún que la del Alfa Romeo 4C, nuestra referencia más similar por concepto, con el aliciente de no contar con parabrisas, lo que intensificará aún más las sensaciones, ya de por sí a flor de piel.
Arrancamos, y comenzamos el road test, cuya descripción ocupará por completo la próxima parte de este artículo.
Special report and test driver: Esteban FN
Credit images: Amos Menin
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