Hace unos días, iniciábamos la primera parte de la prueba del Mazda 3. En esta segunda parte os contaremos nuestras sensaciones al volante, y conoceréis nuestras conclusiones finales.
La primera toma de contacto realizada al Mazda 3 ya nos había dejado muy buen sabor de boca, dejando altas las expectativas antes de pasar a la prueba. Pasamos a su interior, ajustamos el asiento y los espejos antes de arrancar. El sistema de arranque del Mazda 3 consiste en un botón, que con un simple toque pone el motor en marcha, mientras la pantalla Head Up Display se despliega, y junto con la pantalla táctil de 7 pulgadas nos da la bienvenida.
La mecánica de esta unidad es el 2.2 Skyactiv-D de 150 CV, asociada al cambio automático de seis velocidades con convertidor de par. Lo primero que destaca es la baja rumorosidad. En parado, este motor destaca por la suavidad y el bajo ruido.
Seleccionamos la marcha D y salimos. A medida que aceleramos los cambios se van sucediendo de forma rápida. Por el momento nuestra forma de conducción es suave, y el Mazda 3 intenta llevar el motor relajado, a bajas vueltas, ayudándonos a conseguir medias de consumo realmente bajas incluso por ciudad.
Para esta ocasión hemos decidido someter al Mazda 3 a un largo recorrido, en el que se combine ciudad, autovía, carretera de montaña y pueblos con bastantes cuestas.
Entramos en la autovía, y el motor se mantiene relajado en todo momento. Gracias al buen calibrado del chasis el coche se nota estable en todo momento, aunque claro, todavía no hemos metido en apuros al Mazda 3.
Salimos rápidamente de la autovía para seguir por una carretera de montaña. Cuenta con numerosos cambios de rasantes, curvas muy cerradas y limitadas a 30 y partes del trazado con un asfaltado muy deficiente, ideal para buscar las cosquillas al Mazda 3.
Las curvas se suceden y el chasis del Mazda 3 muestra su mejor cara. El coche se mantiene estable en todo momento, incluso sorprende porque modelos de renombre, en esa misma carretera, se les ha notado desbordados en ciertas ocasiones.
La caja de cambios trabaja de forma fantástica en modo automático, cambia de marcha rápidamente, reduciendo una o dos marchas en caso necesario, y el motor 2.2 Skyactiv-D llega a rozar en ocasiones las 5.000 RPM ¿pero no era un diésel? Sin duda, nos encanta este motor.
Debido al mal asfalto comprobamos que Mazda ha apostado por una suspensión dura, pero para nada incómoda. Absorbe los baches del asfalto a la perfección, y los ocupantes en ningún momento se sienten incómodos por el tarado. Sin duda, Mazda ha dado aquí en el clavo.
Llegamos al pueblo, y lo primero que nos recibe es una cuesta bastante pronunciada. No es problema, el Mazda 3 nos ayudará con el asistente de arranque en pendiente, que mantiene frenado el 3 mientras pasamos del freno al acelerador, y con un poco de gas el coche sale hacia delante sin el más mínimo problema.
Pese a encontrar una nada recomendable combinación de calles estrechas con uno de los compactos más grandes del mercado, el Mazda 3 sorprende con su maniobrabilidad. Se mueve con agilidad por las calles, y los cruces no son ningún problema. Además, en caso de dudas, siempre podemos usar el asistente al aparcamiento, que cuenta con sensores tanto delante como detrás.
Tras una parada para estirar las piernas y comer algo, retomamos la prueba, y en esta ocasión pasamos a probar el cambio secuencial. El cuadro de instrumentos sugiere en todo momento los cambios, que podemos efectuar tanto con las levas del volante como con la palanca de cambios. Se sigue mostrando ágil, y aunque tiene un ligero retardo entre que pedimos la marcha y esta es engranada, este no es superior a un segundo.
Retomamos la autovía, y en esta ocasión decidimos relajarnos. Primero probamos el limitador de velocidad. El Mazda 3 evita en casi cualquier circunstancia que superemos la velocidad fijada, digo casi porque lógicamente, en bajadas, el limitador no sujeta al coche, y la velocidad fijada es superada.
Unos kilómetros después probamos el regulador, y el coche se mantiene todo el tiempo un kilómetro por debajo de la velocidad fijada, despreocupándonos del acelerador en viajes largos.
Mientras pasan los kilómetros, los adelantamientos se suceden. Gracias al asistente de cambio de carril, nos indica en todo momento (a través de un dibujo iluminado en los retrovisores exteriores) los coches que están situados en el ángulo muerto del retrovisor, y si ponemos la intermitencia, nos avisa con una señal acústica del peligro. Un sistema ideal que evitará muchos sustos.
Otro de los detalles que nos gustaría destacar es el sistema Head Up Display. En todo momento nos informa de detalles como la velocidad actual, la ruta solicitada al navegador... Pero lo mejor es que nos ayudará a manipular el control de crucero sin retirar la vista de la carretera, ya que mostrará en todo momento los parámetros que estamos introduciendo, evitando errores y distracciones.
Al llegar a la ciudad de destino, llevamos unas cuatro horas de viaje a bordo del Mazda 3, y quiero destacar que, pese a ello, el confortable interior invita a seguir horas y horas al volante.
Los semáforos nos permiten un respiro, que nos ayudará a comprobar el buen funcionamiento del sistema Start&Stop. Simplemente, pulsando más fuerte el pedal del freno el sistema entra en funcionamiento, manteniendo el resto de elementos del coche en funcionamiento (como el climatizador o la pantalla táctil). El motor vuelve a funcionar simplemente levantando el pie del pedal.
Hasta el momento el Mazda 3 nos ha sorprendido gratamente, tanto por motor, como por chasis y agilidad, pero ¿y los consumos? Si tenemos en cuenta los momentos de conducción alegre, la conducción mixta, y que cuenta con una caja de cambios automática, su consumo medio ha sido de 6,5 litros a los 100, por lo que además el Mazda 3 sorprende por su consumo contenido.
Ya hemos llegado al lugar de destino, y aparcar es muy sencillo con el Mazda 3. La buena visibilidad de los espejos, y la ayuda del asistente de aparcamiento (que, además de los avisos sonoros, nos indica en la pantalla la proximidad de los objetos) nos permite estacionar rápidamente en un hueco justo.
Nota final: Sobresaliente
Llegado al destino, es hora de evaluar el Mazda 3. Personalmente, me ha sorprendido muy gratamente. Ha superado con creces las expectativas que depositaba en él, y hace que me pregunte si el rey de los compactos está en peligro a día de hoy.
El precio de esta unidad es de 28.400 euros. Actualmente, Mazda ofrece un descuento de 2.900 euros (1.900 euros si elegimos una mecánica gasolina) que le permite bajar hasta 25.500 euros.
Debemos tener en cuenta que el acabado Style (que cuenta con un mayor volumen de ventas) ofrece de regalo el Pack Confort (que añade sensor de lluvia y luces, cristales traseros tintados y sensor de parking trasero) o el Pack Navi, a elegir por el cliente, y todo por un precio de 23.000 euros si elegimos la mecánica usada en esta prueba, pero si por el contrario, preferimos esta mecánica, pero con el cambio manual, el precio se queda en 21.200 euros, descuentos añadidos.
Además, debemos saber que, si financiamos a través de Promofinance, acumularemos 1.000 euros más de descuento y Mazda nos obsequiará con la garantía Mazda 730, que añade 2 años o 150.000 kilómetros a los 3 años o 100.000 kilómetros que ofrece Mazda de serie.
Sin duda puedo afirmar que el Mazda 3 no te defraudará, y no echarás de menos nada que te ofrezcan otros compactos de la competencia, básicamente porque el Mazda 3 lo tiene todo ¿qué más se puede pedir?.
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