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PRUEBA

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Nos ponemos al volante de este Subaru cuyo ADN de todoterreno marca su carácter.

Miguel Lorente

26 diciembre 2014 17:30

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Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

En un momento donde los falsos todoterrenos de ciudad comen cuotas de ventas a los verdaderos reyes del desafío contra las adversidades, el nuevo Subaru Forester reclama su cetro. Si bien no aspira a vender decenas de miles de unidades como algunos de sus competidores directos y, para más inri, también japoneses, sí que este vehículo puede luchar sin duda con los pesos pesados de su categoría ya que tiene cualidades para ello y más.

La presente generación del Forester fue presentada a comienzos de este casi extinguido 2014 y trajo un profundo lavado de cara al 4x4 por excelencia de la marca de la constelación de las Pléyades. Enmarcado en la línea de diseño familiar patente desde la aparición de la presente generación del Impreza, si bien su aspecto frontal lo sitúa como el padre de familia de los Subaru por su "cara" seria, sus rasgos duros y su ceño fruncido como el cabeza de familia que vela por los demás, lateralmente no deja lugar a dudas que se trata de un SUV o Sport Utility Vehicle o lo que entendemos desde hace décadas como un todoterreno. Es en la vista posterior donde la sobriedad y la elegancia se aúnan y fijan su atención en un portón de apertura y cierre electrónico (para esta unidad) en vertical que viene a ser acompañado por los dos pilotos que se funden dinámicamente hacia la puerta trasera y el pilar d.

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Confort y lujo

El interior de este Forester de prueba cuenta con todo lujo de detalles destacando los asientos de cuero calefactables, el del conductor totalmente regulable (salvo el reposacabezas) de forma electrónica, climatizador bizona, equipo de audio con ocho altavoces firmado por Harman/Kardon (incluyendo conexión bluetooth) y multimedia con navegador GPS visualizado en una pantalla de siete pulgadas, un espectacular techo solar, pedales y reposapiés en aluminio que le dan un toque muy deportivo...

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Las butacas delanteras, aún siendo asientos con una distancia al suelo mayor que en una berlina como pudiera ser el Impreza o incluso que en el crossover de la familia, el XV, del cual ya tenemos también la prueba del mismo en el horno, están distanciadas del suelo por 65 CM, el acceso y salida se realiza de forma dinámica y, una vez se inicia la marcha la sensación de comodidad de las plazas delanteras es muy elevada. El ajuste en profundidad y la altura de la columna de la dirección y por ende del volante, me facilita que me sitúe bastante alejado del cuentakilómetros pero agarrándolo de forma óptima a la vez que puedo sentarme de forma cómoda pero sin dar opción a perder el control del propio volante cuando se circula con él.

Con quien compartimos viaje y que se acomoda en el asiento del copiloto tiene la misma impresión que yo "Qué cómodo es este coche, es alto pero no da la sensación de ir en un camión" y es verdad. Puede que si has montado un 4x4 de otras marcas sepas que la impresión que se tiene dentro en algunos de ellos es que han montado una butaca doméstica en un coche. No es éste ese caso. Por muy cómodo que sea montar un sofá dentro de un coche no es útil cuando lo que necesitas es que te sujete adecuadamente pero a la vez que amortigüe las irregularidades del suelo y los del Forester combinan tanto sujeción, como comodidad como envoltura corporal. Perfectos para un 4x4 polivalente.

Las tres plazas disponibles en la parte posterior disfrutan igualmente del confort de cada una de ellas y, aunque es obvio que la central reduce su espacio respecto de las laterales, el espacio disponible para ellas es similar a las de las plazas delanteras por lo que un desplazamiento de larga distancia tanto en la primera como en la segunda fila se puede hacer disfrutando de cada centímetro del Forester más si acompaña el día y merece la pena descorrer el techo y disfrutar del cielo sobre nuestras cabezas.

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Este Subaru te envuelve en un ambiente de confort nada más entrar, la calidad de los acabados del paquete Executive Plus que ofrece nuestro Forester aporta un plus de lujo, y la comodidad es propio de berlinas de lujo pero sin hacer que te confundas ya que sabes que te encuentras en un 4x4 dispuesto a afrontarlo todo.

Según la capacidad de carga de su ficha de homologación está próxima a los 500 litros lo cual no deja de ser una anécdota numérica y es en el momento en que empiezas a meter bultos de la vida real cuando te das cuenta de si su maletero merece la pena o no, y vaya si lo merece. Me ha sorprendido lo mucho y bien que se puede llenar el maletero hasta la cortina que evita que ojos ajenos vean si se lleva algo en el compartimento o no, por lo que con ella descorrida y quedando disponible todo el alto del Forester las opciones de carga son excepcionales.

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Se puede meter sin problema una maleta grande, dos medianas y otras dos de las que se conocen como cabina. Es más, me arriesgo a imaginar una hipotética necesidad de meter un electrodoméstico de tipo lavadora o lavavajillas detrás y caber éste y más bolsas o bultos alrededor. Mención también a la posibilidad de plegar los asientos posteriores logrando un volumen de carga de unos 1.500 litros.

Sobre asfalto

Si bien durante la semana con la que he vivido y usado a diario el Forester el 90 % de los más de 400 kilómetros hechos han sido sobre el asfalto de mi localidad y las vías periféricas a Madrid, sobre el negro pavimento el Forester es una delicia para sus pasajeros.

Desde el momento que se pulsa el botón de arranque la sonoridad del motor bóxer de 2 litros turbo y alimentado por gasóleo no es molesto, sinceramente, de los más silenciosos que he tenido posibilidad de escuchar desde el habitáculo.

Igualmente la sonoridad de la rodadura es discreta, los kilómetros pasan y ni los neumáticos Brigdestone que montan ni la incidencia de la carrocería contra el aire son casi perceptibles dentro. Solo si prestas atención los escuchas pero puedes disfrutar de la tranquilidad de conducir con tus pensamientos como único compañero.

En vías rápidas el consumo de este vehículo de tracción integral permanente original de Subaru, el conocido All Wheel Drive, abreviado como AWD, se nos ha quedado en 5,2 litros a los 100. Circulando en población es otro cantar y, sinceramente, que haya superado en algún momento circunstancial los 7 que marca la ficha me resulta intrascendente sabiendo cómo puede ser un desplazamiento corto por dentro de una localidad, por lo que centrando la atención en el ciclo mixto, el consumo final medio de mi semana al volante (donde hay que contar más de 30 kilómetros campo a través) ha sido de 6; tan solo a 0,3 litros de lo que el fabricante refleja (en sus pruebas) como el homologado como ciclo combinado.

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Pero si nos fijamos en el comportamiento del motor turbo veremos que, si bien la unidad de pruebas no contaba aún con los kilómetros de rodaje suficientes para que un motor bóxer dé de sí todo lo que es capaz, el comportamiento es bueno, deja un buen sabor de boca. Un 7 sobre 10 sabiendo que aún no es el momento de dar todo lo que es capaz de ofrecer.

Aunque el indicador del régimen pide cambiar poco después de las 2.000 rpm, si se le estira un poquito más la aceleración se hace más extrema y eso ayuda en adelantamientos o cuando se quiere coger más velocidad. Por otro lado, incorporándonos en autovías la sucesión de marchas acompaña al ascenso del velocímetro de forma muy progresiva. Aunque con un par disponible de hasta 350 Nm disponible entre las 1.600 y las rara vez contabilizadas 2.400 no tiene una gran patada pero eso no le impide rendir sobradamente cuando se lo exiges.

El turbo no es intrusivo y no se nota en exceso ese temido momento en los vehículos turboalimentados conocido como "lag" o desfase en la entrada en acción del turbo y menos si se atiende a las indicaciones de la pantalla central del cuadro de instrumentación donde se indica y recomienda la velocidad indicada según el trabajo del motor.

Circular con él por ciudad es un placer. Incluso llegando a esas calles que evitas porque sabes que no es pavimentos sobreparcheado sino dunas petrificadas del desierto y donde los socabones son agujeros negros el Forester tiene la capacidad de mecerte mientras él se pelea con el suelo.

Igual que subir y bajar badenes. Sinceramente, he pasado algunos que con mi vehículo habitual tengo que reducir hasta 1ª y pasar en diagonal si no quiero partir la suspensión y, comprobada la maestría del Forester en peores escenarios, me he arriesgado a pasar en 2ª (a no más de 30 km/h) y entrando ligeramente escorado y, si no lo hubiera hecho adrede no me hubiera enterado de que era el mismo fatídico "guardia tumbado" que me amarga cada día que tengo que cruzarlo.

Todo terreno

Lo primero, explicar que he encabezado este apartado dedicado a la conducción fuera del asfalto de forma consciente ya que este todoterreno es capaz de adentrarse en todo tipo de terreno sin amedrentarse. Si bien es cierto que no ha sido posible meter al Forester en nieve, la tierra firme, la suelta, el barro, fango e incluso caminos rurales poco o nada transitados por vehículos a motor me hacen afirmar que este coche es un grande del segmento.

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Hay que vivir la experiencia al volante de estar dentro del Forester y decir "por ahí no paso" o "de aquí no salgo" y es tan fácil como decirle con las manos en el volante y el pie en el acelerador por dónde quieres que pase y pasa.

He vivido dos situaciones especialmente conflictivas que pensaba que acabarían con mis mejillas coloradas mientras otro todoterreno vendrían al rescate, nada más alejado de la realidad.

Una vez ya pasados los primeros kilómetros de tierra (compacta) por donde quería someterlo al test omo si circulara sobre asfalto, ha dado la casualidad y suerte de que los socabones habituales se habían transformado en lodazales, algunos de cierta consideración, de los que al afrontarlos te cabe la duda de si no rozará en los bajos del coche. De nuevo, el Forester me ha demostrado que estaba equivocado.

Hubiera sido digno de haber sido fotografiado desde fuera (algo imposible cuando era yo el único componente del equipo realizando esta fase) y el coche quedaba inclinado hacia la rueda delantera derecha, hablando en plata: hincando el hocico. Si bien es cierto que el paragolpes no tocaba aún la tierra que quedaba por encima del charco enbarrado, una corrección en la trayectoria y un toque de acelerador en 1ª me ha sacado del primer apuro.

Subaru Forester 2.0D al máximo detalle

Después, ya acabando la parte off road de la sesión y en un nada habitual alarde aventurero de quien firma este artículo, me dejé llevar por un camino que parecía llevar a una zona urbana... hasta que al llegar al final lo que era un camino se convertía en un sendero y era más complicado por lo irregular del terreno (socabones, roderas, tierra suelta...) donde retroceder marcha atrás era más complicado que seguir hacia adelante y con el desafío final de que la única forma que había de salir era apoyar las ruedas izquierdas sobre una especie de ladera de medio metro de altura poblada de vegetación húmeda (debido a la lluvia y a la prontitud de la hora que era) y cuya inclinación sobre la perpendicular del suelo sería de unos 60 º (ojo, que no digo que yo inclinara el Subaru ese ángulo) y entonces la sensación de equilibrismo ha aparecido durante los escaso 10 ó 15 metros que duraba mi primera y única actuación como funámbulo y todo gracias al excepcional comportamiento del Forester.

Valoración final

Sinceramente si habiendo disfrutado de su conducción en asfalto por carretera y ciudad, si pude rodar por caminos de tierra que, sí bien es cierto que son usados a diario por vehículos a motor, de la manera que rodé (casi como si fueran asfaltados), si superé intransitados e intransitables sin que en ningún momento ninguna de las ruedas quedara en evidencia, si logré entrar y salir de esos baches algunos con agua o barro y si de lejos imité a mi ídolo de infancia Michael Knight cuando ponía a su KITT sobre dos ruedas para salir de una situación comprometida, no me cabe duda que si tuviera que comprarme un todoterreno, el Forester sería un firme candidato a acabar en mi garaje.

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