Mediante la reestructuración de los grupos de rally por parte de la Federación Internacional de Automovilismo a mediados de la pasada década, los coches de tracción delantera quedaron divididos en tres clases: R1, R2 y R3, de menor a mayor nivel de rendimiento. Con el paso de los años, el concepto que se erigió como el más acertado fue el de la categoría intermedia, llegando a convertirse durante las últimas temporadas en una de las más exitosas de todo el panorama de los rallies. Esto se debe fundamentalmente a la magnífica relación coste-prestaciones de estos pequeños vehículos y a un comportamiento tan divertido como formativo para los pilotos jóvenes.
En 2006 llegó el primero, el Citroën C2, que sería evolucionado a la versión 'Max' dos años después. Unos meses más tarde entraría en escena el Ford Fiesta, desarrollado por M-Sport, al que seguirían en años sucesivos el Renault Twingo R.S., el Skoda Fabia y una de las referencias de la categoría, el Peugeot 208. Finalmente, en 2014 debutaba su mayor rival, el Opel Adam. Desde entonces, salvo por la renovación del Fiesta, no se ha producido ningún nuevo lanzamiento, algo aún más acusado en los grupos R1 y R3, que cuentan con unos cinco modelos homologados y ninguno reciente. Por ello, el reglamento completo de los Grupo R de tracción delantera pedía una actualización, mientras los fabricantes interesados se mantenían a la espera de las decisiones que pudiera adoptar la FIA.Ahora, después de un retraso considerable, parece que el futuro de estos vehículos ha quedado por fin resuelto gracias a una nueva reglamentación, al menos, para los R2 y los R1 -a los que se pretenderá dar mucho más protagonismo-. Y como viene siendo costumbre, el personal de M-Sport se ha puesto las pilas; del mismo modo en que fueron los pioneros en el estreno de los R5, en Cumbria ya ultiman los detalles del primer R2 de nueva generación, basado en el Ford Fiesta Mk8 de calle, que ya sirve de base para su World Rally Car. Este nuevo modelo remplazará al actual Fiesta R2T, que en 2016, aprovechando el 'restyling' del popular utilitario británico, sustituyó su motor original (un 1.6 atmosférico de cuatro cilindros) por el prodigioso EcoBoost tricilíndrico y turboalimentado de solo un litro de cubicaje.
La misma receta, mejorada
Se prevé que dicha mecánica se mantenga, pero con diversas mejoras para intentar superar la barrera de los 180 CV y, al mismo tiempo, reforzar la fiabilidad. La llegada de este producto está llamada a ser todo un revulsivo, y es que si el Fiesta Mk7 contaba con un chasis posicionado entre los mejores de su segmento, la nueva generación resulta aún más efectiva. Los de Malcolm Wilson llevan manos a la obra desde el pasado mes de marzo y ahora apuran el desarrollo con las miras puestas en obtener la homologación el 1 de enero de 2019. Para ello, deben presentar todos los documentos con unos dos meses de antelación, de modo que las fotografías que acompañan este artículo -tomadas durante una reciente sesión de pruebas en la isla de Cerdeña- deben de corresponder a una versión prácticamente definitiva del coche. El motivo de estos plazos tan ajustados no es otro que tratar de tenerlo listo para el Campeonato del Mundo Júnior 2019, que volverá a arrancar en la nieve de Suecia en febrero.
Imagen vía Twitter: @Bartolbia84
Además, de conseguirlo, M-Sport podría asegurarse el monopolio de las ventas en el grupo R2 durante unos meses, ya que el próximo de los vehículos que está en el horizonte es el futuro Peugeot 208, cuya versión de calle no se desvelará al menos hasta el Salón de Ginebra -celebrado en marzo-, por lo que todo apunta a que el R2 aún tardará en pisar los tramos. Eso sí, los rumores ya indican que también montaría un propulsor turbo de tres cilindros (confirmando que esta es la opción predilecta en el nuevo reglamento), pero a diferencia del Fiesta sería un 1.2, muy utilizado actualmente por PSA. Aunque todavía no se conocen los planes del grupo francés y su recién creada división PSA Motorsport, sus responsables han declarado en alguna ocasión que no quieren ver una coexistencia de marcas, por lo que podrían tener un solo vehículo en cada categoría.
De ser así, y teniendo en cuenta que el Citroën C3 es el elegido para las versiones WRC y R5, veremos qué hueco ocupa Peugeot en los rallies después de clausurar su programa oficial en el Mundial de Rallycross, y también Opel (marca que han adquirido este año a General Motors), cuyos proyectos deportivos se han aparcado, como es sabido, hasta que la situación financiera se estabilice. A pesar de que el Opel Adam no tendrá continuidad, muchos aficionados mantenemos la esperanza de volver a ver un Corsa en competición tras aquel Holzer R5 que no pasó de ser un concepto. En cuanto al resto de posibles fabricantes interesados, Hyundai lleva tiempo sondeando la idea de un i20 R2, si bien tampoco está confirmado por el momento.
Volviendo al Fiesta, solo queda esperar a su presentación, prevista para dentro de solo unas semanas siempre y cuando M-Sport cumpla los objetivos de tiempo. A propósito, cabe señalar que el constructor británico, siempre atestado de proyectos, ya trabaja también en el relevo de su R5, que debería ver la luz en torno al verano de 2019 con la misma misión que su 'hermano pequeño'; superarse a sí mismos y a la feroz competencia. En el caso de la categoría R5, a las recientes llegadas del Citroën C3 y el VW Polo se sumarán en la próxima campaña las del exótico Proton Iriz y la segunda generación del Skoda Fabia. Además, Tommi Mäkinen ha dejado la puerta abierta a la construcción de un Toyota Yaris que consolide su apuesta por esta disciplina, en la que ahora luchan por el título mundial de constructores.
Fuente e imagen de encabezado: rallye-magazin.de
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