Con tres pilotos en la pelea por el título, todo quedaba a expensas de lo que ocurriese en Auvergne, donde se celebraría la última carrera de una temporada muy emocionante. La táctica que tenían en Dacia para que Alain se llevase el título era clara: tenía que ganar.
Por parte de la organización se intentó conseguir que hubiese condiciones de hielo para la carrera pero pese al ambiente de nieve que existía en la región, el asfalto no se convirtió en la pista de patinaje que se pretendía.
El ex piloto de Fórmula 1 llegaba primero en la clasificación general provisional al difícil circuito de Super Besse. Con su condición de líder, salió último de todo el grupo para marcar la vuelta rápida y fue nada más y nada menos que 8 décimas de segundo más rápido que Jean-Philippe Dayraut (2º) que ya había superado a sus dos compañeros, Evens (3º) y Nicolas (4º).
"Fue un esfuerzo de equipo impecable", reconoció Prost al final de la sesión. "Era vital que Benjamin Rivière no ganase aquí, de lo contrario estaríamos batidos", aclaraba.
"Evens y Nico hicieron un trabajo fantástico porque le relegaron a la quinta plaza. Si mis compañeros lo hacen bien significa que el coche va de maravilla y puedo centrarme más en mi conducción que en defenderme", comentaba Alain.
En la segunda tanda de calificación, hubo más de lo mismo, Evens y Nico hicieron su función de escuderos y Dayraut volvía a ponerle las cosas difíciles al francés. Prost tenía que dar el máximo si quería obtener la primera plaza y así fue, llevó su Dacia hasta el extremo y lo colocó en lo más alto de la tabla de tiempos con Evens tercero y Nicolas quinto.
Recordemos que las tandas de calificación a parte de ordenar la parrilla, también otorgan puntos, hecho que a la postre sería muy beneficioso para Prost.
Llegaba la hora de la verdad
Se acercaba el momento de la carrera y el gran final que se auguraba para el campeonato se vio empañado por una decisión bastante discutible por parte de los jueces. Comenzó la carrera y en la primera curva se emparejaron Prost y Villeneuve luchando por el primer puesto. El canadiense cerró al francés, al que no le quedaba hueco por donde pasar, y que por no levantar el pie, acabó en un lateral de la pista encallado y sin poder moverse.
Tras unos minutos de impás y mientras los pilotos volvían a pasar por esa zona con el Dacia de Prost parado, los comisarios sacaron incomprensiblemente la bandera roja ante la incredulidad de los presentes. Carrera parada, se volvía a reanudar todo. Se escucharon abucheos mientras, curiosamente, Alain daba marcha atrás para volver a colocarse en parrilla, clamoroso.
Y el posterior lío
Jaques fue relegado a la última plaza como penalización y Prost pasaba de estar desahuciado en un lateral a tener un rival menos en la lucha por la victoria, que a la postre le daría el campeonato. La imagen no fue otra que Villeneuve tomando la salida a muy baja velocidad y en vez de tomar la primera curva, se fue recto a las escapatorias, retirándose en señal de protesta ante los aplausos del público.
Trato de favor hacia Prost por parte de la organización que, probablemente, de haber sido otro piloto el perjudicado no habrían tomado esta medida.
Las declaraciones del francés no dejaron indiferente a nadie "no podía permitirme ningún error este fin de semana porque necesitaba la victoria y por el comportamiento de algunos pilotos a lo largo de la temporada, casi lo perdemos todo" dijo.
"Conseguimos la victoria con un monovolumen, algo bastante difícil y por eso he de agradecer a mis compañeros Evens y Nicolás todo el trabajo realizado, de no haber tenido un buen segundo coche no habría ganado este campeonato tan ajustado", concluyó Prost.
Por su parte, las declaraciones de Villeneuve fueron claras y concisas. "Este campeonato está trucado", declaraba el de Quebec. La polémica está servida mientras Alain disfruta de su tercer entorchado. Así son a veces las carreras.
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