El ocho veces campeón del mundo, compitió en la cita de Los Ángeles con un Citroën DS3 XL, bautizado así por su aumento de tamaño, pero sobre todo de potencia, ya que contaba con 545 caballos pasando de 0 a 100 en 2,3 segundos. Con su máquina demostró desde las primeras tandas que iba a ser uno de los hombres a batir.
Tras todos los problemas iniciales, con Toomas Heikkinen -que sufría un fuerte accidente en un salto en los entrenamientos del viernes, teniendo que ser trasladado al hospital, donde las pruebas revelaron una rotura de tobillo- y Marcus Grönholm que sufrió un brutal choque contra una de las barreras de hormigón el sábado-, los organizadores se han tomado mucho más en serio la seguridad y han mejorado la rampa. Tras las primeras carreras, lo más destacado era la retirada de Pastrana por un accidente en el que no tuvo ninguna culpa.
Aprovecha las bajas y saca su talento a relucir
Así, Sebastian Loeb llegaba como principal favorito a la final con las numerosas bajas. El francés se colocaba líder en la primera salida y marcaba diferencias desde el inicio. Sin embargo, el accidente de Sverre Isachsen obligaba a sacar la bandera roja. Tras una nueva salida fallida se retomaba la carrera con Deegan -que ya ganó el año pasado- relegado hasta la última plaza.
En la segunda salida correcta, Loeb volvía a tomar el mando, siendo en esta ocasión Ken Block era el hombre que se colocaba segundo dejando a Tanner Foust tercero. Poco a poco Loeb fue abriendo diferencias y tras otro accidente que estuvo a punto de provocar otra bandera roja, se llevó la victoria por delante de Block y Deegan que remontó hasta el tercer cajón del podio.
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