El barro, los bosques, la humedad... Ya está aquí el Rally de Gales. Una de las pruebas míticas del Campeonato del Mundo de Rallys, con 45 años puntuando para el mismo, llega en un momento decisivo de la temporada. Una prueba difícil debido, sobre todo, a las condiciones climáticas cambiantes y al deslizante barro que cubre las pistas galesas. Además, las especiales se entrometen en la naturaleza de la zona, de los bosques y las colinas de Snowdonia y de los páramos y valles de las especiales del sur. Así es el Rally de Gales 2018.
La edición número 74 de la prueba británica presenta un recorrido, si bien no muy novedoso, reestructurado. El cambio de legislación en Reino Unido permite cerrar carreteras públicas lo que no acota la prueba a pistas forestales; la organización puede, de esta manera, enlazar los senderos de tierra y barro con secciones cortas de asfalto y, de esta forma, alargar y poder 'crear' nuevas especiales.Una prueba que suele contar con tramos rápidos, salpicados con zonas técnicas, cruces y mucha vegetación, lo que hace que ir al máximo no sea siempre tan fácil. Además, el deslizante barro que cubre las pistas de Gales también dificulta y mucho el rodar por estas carreteras.
318 km de competición
Tras el shakedown en la mañana del jueves, con el tramo de Clocaenog (3,37 km), con partes en común con el primer tramo del viernes, la competición arrancará con el ya tradicional tramo espectáculo del hipódromo Tir Prince (1,70 km) en Conwy. Tras pasar la noche en el parque de asistencia de Deeside, en la frontera con Inglaterra, la competición continuará el viernes.
Y es que la primera etapa continua en la zona norte del país galés. Esta segunda jornada está compuesta por ocho especiales muy rápidas aunque salpicadas con zonas más técnicas. A doble pasada se afrontarán los tramos de Clocaenog (7,67 km), Brenig (29,13km), como resultado de la unión de los viejos tramos de Brenig y Alwen, y Penmachno (16,95 km). Para rematar, únicamente en la sección matinal, se afrontarán dos pasadas a Slate Mountain (1,63 km), una de las grandes novedades de este 2018: se trata de una especial en mitad de una de las montañas de Snowdonia, un descenso entre pistas pedregosas y rocosas en el que hay mucho que perder y casi nada que ganar. Así pues, en esta primera etapa se completarán un total de 111 km de competición.
La segunda etapa se disputará el sábado en la zona centro del país, afrontando las especiales más meridionales y será el día más largo para los pilotos, contando con 150 km contra el crono. Y es aquí donde aparecen los tramos míticos como Sweet Lamb o Myherin. La jornada arranca con el rápido Myherin (20,28 km), seguido de tramos más revirados como Sweet Lamb (19,95) y Dyfi (19,48 km), el espectacular Gartheiniog (11,26 km) y Dyfnant (8,30 km), vertiginoso. Éste último será el único tramo que no se repita por la tarde. Destacar la gran dificultad de esta segunda etapa: los participantes no podrán acudir a la asistencia para reparar o hacer modificaciones en los vehículos. Al estilo de la 'etapa maratón' del Rally Dakar, solo tendrán un pequeño parón en Newton para cambiar las ruedas.
Pese a las dificultades de las otras jornadas, mucho quedará por decidir en la última etapa. Solo 55,6 km de competición para intentar refrendar lo conseguido o insistir en la búsqueda del objetivo. Las especiales se disputarán de nuevo en la zona norte, con dos tramos sobre tierra/barro en la zona de Betws-y-Coed. Ambos serán muy rápidos, de tirar el coche y ser valiente. Elsi (10,06 km) solo se disputará en una ocasión mientras que Gwydir (14,76 km) se disputará en dos ocasiones siendo la primera de ellas el Power Stage que aportará puntos extra. Para rematar, habrá dos pasadas por el tramo de asfalto de Great Orme (8,03 km) en Llandudno. La especial se disputa por esa carretera que bordea la costa a través, precisamente, el cabo de Great Orme: se trata de un promontorio de roca caliza por el cual circularán los vehículos hasta llegar a las calles de Llandudno donde se llevará a cabo la ceremonia de podio.
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