La victoria era lo de menos y lo importante para Bryan Bouffier era acumular kilómetros sobre el i20 WRC para recoger más datos e información sobre asfalto, algo necesario para la última parte de la temporada del Mundial. La prueba de hecho comenzaba con un dominio insultante de Julien Maurin, que en la primera jornada aventajaba en más de 45 segundos al piloto francés de Hyundai, mientras que en otro mundo Roger Feghali ocupaba la tercera posición con su 207 S2000. Algo normal en todas sus partes si tenemos en cuenta que ni Bouffier forzaba ni los S2000 podían hacer nada con los WRC.
Primera victoria
Sin embargo, en la segunda jornada el panorama del Rally de Antibes cambió por completo y si antes era Julien Maurin el gran dominador, la primera posición pasaba a manos de Bryan Bouffier, que finalmente se hacía con la victoria con el Hyundai i20 WRC atesorando una ventaja de 22.5 segundos. Finalmente, la lógica se impuso con ayuda de los problemas mecánicos y de los errores y el tercer puesto de la prueba fue para Pierre Roche, a los mandos del Mini JCW WRC. El top cinco quedó completado por Gilles Nantes con un Porsche 911 GT y por Cédric Robert con el DS3 R3T.
"Hicimos un buen trabajo este fin de semana y nos centramos en los objetivos clave por los que Hyundai Motorsport vino a disputar esta prueba, proporcionando al equipo mucha información para desarrollar el Hyundai i20 WRC sobre asfalto. El Rally Antibes fue la carrera perfecta para probar, ya que es una mezcla de carreteras rápidas y técnicas. Sumamos un buen número de kilómetros al Hyundai i20 WRC y hemos acumulado una valiosa experiencia para el equipo de pruebas mediante el trabajo en este rally. Lógicamente es bueno ganar, aunque no era nuestra prioridad. Es una buena recompensa para el duro trabajo del equipo" comentaba Bryan Bouffier al acabar la prueba.
Artículos recomendados