Surcar los tramos del Rally RACC de Catalunya puede asemejarse a surcar la banda del Camp Nou, en ambos casos hay que ir a la máxima velocidad posible esquivando obstáculos. Lejos de comparar ambas especialidades, el fútbol y los rallies, lo cierto es que estos dos deportes se han unido una vez más y ya van unas cuantas en los últimos meses, donde hemos visto a Thomas Müller jugar una tanda de penaltis contra un Polo R WRC o a Ken Block alternar antes del Mundial de Brasil de Fútbol con varios ídolos mediáticos del deporte rey. Por ello, no nos extraña la experiencia que nos presenta Red Bull.
El futbolista brasileño Neymar ejerció de copiloto de Sebastien Ogier por un día, cambiando los regates por el casco y el balón de fútbol por el mono del equipo Volkswagen. El jugador brasileño vivió así la experiencia de poder subirse a un World Rally Car, compartiendo coche nada más y nada menos con el bicampeón del mundo de la especialidad, el astro francés, que a tenor de lo que podemos ver en el video que adjuntamos al final de estas líneas, no se cortó ni un pelo al afrontar el tramo en la región de Monserrat, donde tuvo lugar esta peculiar actividad en uno de los días de test realizados por Volkswagen Motorsport hace unas semanas.
Nudo en el estomago
Hay que reconocer que el capitán de la selección brasileña y uno de los jugadores favoritos de los aficionados del FC Barcelona tiene varios momentos en los que su cara delata que está al límite. No obstante, hay que tener cuajo y cuerpo para aguantar las embestidas del Polo R WRC en cada curva, aceleración o frenada y más cuando Sebastien Ogier lo lleva al límite. También es evidente que Julien Ingrassia puede estar muy tranquilo con su rol de copiloto.
Y es que Neymar Jr. tuvo más de un problema para mantener el libro de notas entre sus manos, lo que evidencia que como copiloto no tendría un futuro muy próspero. De hecho, Sebastien Ogier poco se ha podido fiar de las indicaciones del astro brasileño, porque estas llegaban tarde de manera habitual. En cualquier caso, estamos seguros de la sensación que tuvo Neymar, cercana a la que siente un niño con zapatos nuevos.
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