En una semana que ha comenzado para gran alegría de los aficionados del Atlético de Madrid tras su victoria en el derbi de la capital frente al Real Madrid, los aficionados al mundo de los rallies tenemos nuestro particular derbi francés, el último derbi entre dos pilotos como Sebastien Loeb y Sebastien Ogier que cruzarán sus caminos en el asfalto y ante su público en lo que es la gran motivación de este rally. Sebastien Loeb afrontará su 168ª prueba en el Mundial de Rallies y última de manera programada con el objetivo de despedirse vencendiendo.
A un lado del cuadrilátero -y perdonen las abusivas comparativas con otros deportes- Sebastien Loeb, nueve veces campeón del mudo, 78 victorias, 116 podios acumulados, 896 scratch en los tramos mundialistas y 1.619 puntos con tan sólo 20 KO. Al otro lado unos números muchos más discretos para Sebastien Ogier pero con la sensación de recoger el testigo de una dinastía. Ogier acumula 66 rallies, 12 victorias, 20 podios acumulados, 162 scratch y 610 puntos, con un título virtual bajo el brazo. Sin embargo, los números quedan de un lado ante la lucha de estos dos colosos.
Tres años esperando
Dejando de lado 2012, con un Sebastien Ogier sobre un Skoda Fabia S2000 no apto para luchar por las victorias y tomando la licencia de descartar 2009 al ser el primer año mundialista completo para el piloto francés en el equipo Junior de Citroën y ahora en Volkswagen, tres han sido las temporadas donde estos colosos se han batido aunque en ciertas ocasiones Sebastien Ogier tuviera que someterse a la jerarquía de Loeb. En 2010 Sebastien Loeb ganó un total de ocho pruebas del Mundial de Rallies, pero Sebastien Ogier ganó en Portugal y en Japón, superando por primera vez a su jefe de filas, lo que desembocó en un 2011 compartiendo equipo.
2011 es un año que muchos recordarán por el título de Sebastien Loeb, otros por las cinco victorias cosechadas por Sebastien Ogier (Incluido el Rally de Francia) y algunos por el dominio de Citroën que estrenaba su DS3 WRC que se estrenaba con un total de 10 victorias de las 13 pruebas que tenía el calendario de este año. Sin embargo, personalmente recuerdo este año por la lucha interna que se generó dentro del equipo, la salida precipitada de Sebastien Ogier cansado de tener que rendir a tenor de lo que necesitara su compañero y por ende por el aumento de tensión que dos años después nos ha colocado en esta situación, en el primer duelo real y sin presiones de ningún tipo.
El Rally de Monte-Carlo siempre es una prueba especial y en este rol, jamás puede ser tomada en cuenta tanto por la nieve, traicionera y superficie no representativa del WRC, como por ser la primera prueba del año. Los nervios y el estreno de Volkswagen Polo R WRC entre otros factores nos permitieron ver un duelo a medias entre los dos pilotos en el arranque de 2013, que semanas más tarde terminó con resultado inverso en el Rally de Suecia. El primer conato de duelo serio llegó en Argentina con Sebastien Loeb superando a un Ogier que se tuvo que conformar con la segunda posición, pero ahora es el momento de la verdad.
Esencia especial
Muchos habréis vivido duelos míticos entre pilotos de la misma nacionalidad en diversas categorías. A mi mente vienen los piques entre Ángel Nieto y Ricardo Tormo, entre Valentino Rossi y Max Biaggi o entre Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa en motociclismo, o a pesar de tratarse de pilotos de distinta procedencia los duelos entre Ayrton Senna y Alain Prost o el tan puesto de moda duelo entre Niki Lauda y James Hunt en F1. Sin embargo, este duelo tiene un carácter especial puesto que es la lucha entre retirarse del Mundial de Rallies demostrando que sigues siendo el mejor y conseguir un título habiendo derrotado a tu eterno y más directo rival.
Sebastien Loeb ha demostrado todo y más en su trayectoria junto a Citroën en el WRC y llega sin presión. Por su parte, Sebastien Ogier llega con el título en el bolsillo. El duelo entre ambos viene alimentado por un duelo de egos, por la lucha interna de 2011 y por la rivalidad creciente e incluso insana, por mucho que las declaraciones de ambos quieran negarlo. El momento de la verdad, el duelo entre el pasado más brillante del Mundial de Rallies y lo que puede ser el futuro del WRC está servido. El asfalto como superficie favorita de ambos y el público francés serán testigos del mejor de los derbis. Así que les recomiendo que tomen asientos y disfruten, mientras el balón metafórico del mayor duelo del WRC en los últimos años empieza a rodar.
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