De hecho, el Hybrid-R es el caldo de cultivo de las intenciones de Toyota en el WRC, ya que su motor 1.6 va acompañado en este modelo con dos motores eléctricos en el eje trasero, uno acoplado a cada rueda, mientras que en el eje delantero también tiene otro motor de las misma características. Precisamente esta disposición o una similar es la que busca encontrar Toyota en el WRC, aunque está claro que eso supondría un gran cambio en la normativa del Mundial de Rallies, lo que a la postre puede significar la agonía de otros proyectos que están apostando por limitar tecnologías y costes.
Precedentes competitivos
En este aspecto, quizá lo más idóneo sea hacer convivir modelos con tecnologías más clásicas y más baratas con modelos con tecnología híbrida, que por supuesto tienen un peso y una carga económica en desarrollo mucho más importante, teniendo que ser el rendimiento similar entre ambas partes. Aun así, lo que está claro es que la pelota se ha quedado ya en el tejado de la FIA ya que Toyota le ha mostrado sus cartas y está presionando para que la tecnología híbrida aterrice en el WRC, donde existen precedentes de dudosa efectividad, como el C4 Hymotion4, que fue presentado por Citroën en 2013 y del que nunca más se supo.
Toyota por lo tanto ya ha marcado su camino y ahora queda ver si será la senda que se siga en el WRC. La apuesta del gigante japonés es lógica ya que en Le Mans y en otras categorías han apostado por la tecnología híbrida y aunque el Yaris Hybrid-R está ahí, de aquí a 2017 el modelo World Rally Car podría ser incluso otro. El Aygo recién presentado se estrenará en los rallies en España en 2015, así que muchas opciones sobre la mesa.
Fuente: Racecar Engineering
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