La carrera deportiva de Tom Coronel está asociada a los turismos, especialmente, al Campeonato del Mundo, donde ha logrado seis triunfos. El neerlandés es uno de los pocos que ha estado presente en todas las temporadas del certamen desde su reinstauración en 2005, participando además en las tres campañas anteriores del Europeo.
El extravagante piloto de 44 años comenzó a competir en 1990 en su país natal, iniciándose con carrozados para, más tarde, dar el salto a los monoplazas. Seis años después decidió poner rumbo a Japón, donde tuvo gran éxito en series tan destacadas como la F3, la Fórmula Nippon y el JGTC, un recorrido similar al realizado, entre otros, por Pedro de la Rosa. De hecho, optó a un asiento en la Fórmula 1 con Arrows, pero lo perdió en favor del español y Jos Verstappen (padre de Max).Por tanto, centró sus esfuerzos en los GT y, de nuevo, los turismos. En 2002 llegó al ETCC pilotando un BMW y posteriormente, convertido el certamen en WTCC, disputó siete temporadas a los mandos de un SEAT León, con el que se proclamó campeón del Trofeo de Independientes en 2006 y 2009. Más tarde se unió a ROAL Motorsport, empleando primero un BMW 320 y, tras el cambio de reglamentación, un Chevrolet Cruze.
Además, ha corrido las 24 horas de Le Mans hasta en diez ocasiones consecutivas (entre 1999 y 2010), la mitad de ellas con un prototipo de la categoría reina y otras tantas al volante de un GT2 oficial de Spyker, el fabricante por excelencia de su país. En los últimos años se ha lanzado junto a su hermano a la aventura del Dakar, acumulando ya varias participaciones en sendos buggies.
Ambicioso objetivo
Volviendo al WTCC, Coronel lleva tres temporadas pilotando el modelo de RML, el único que no cuenta con apoyo oficial y que, pese a haber logrado dos victorias y varios podios más a manos del holandés, evidencia una falta de desarrollo. El próximo año marcará un punto significativo en el Mundial, en primer lugar, porque se abrirá un nuevo período de homologación para los TC1 y, además, porque Citroën dará por terminado su programa para centrarse en el WRC.
Sin embargo, los C-Élysée seguirán participando y, dado su rendimiento actual, no es descabellado pensar que serán competitivos. Pese a que en un principio solo el equipo de Sébastien Loeb tendría acceso a ellos, parece que la marca de los dos chevrones ampliará su oferta a cualquier equipo interesado. Así pues, Coronel, quien ha estimado el coste de una temporada en el Mundial en cerca de un millón de euros, está barajando la opción de adquirir uno de estos vehículos.
«Citroën ha ofrecido sus coches y lo que piden no es una locura. Pensé que nunca podría pagarlo, pero es la mitad de lo que yo pensaba que pedirían. Creo que es una buena oferta. Ahora mismo no tengo suficiente, pero se puede reunir. Me parece muy buena idea tener pilotos privados en los C-Élysée», declaró.
Coronel afirmó que intentará cerrar la operación preferentemente con su actual equipo, dirigido por el conocido expiloto Roberto Ravaglia. De no ser posible, se pondría en contacto con Münnich Motorsport, quienes, entre otras competiciones, disputan el WTCC también con un Cruze TC1. Ante las dificultades sufridas por Tom para cuadrar el presupuesto de este 2016, dio a conocer durante la pretemporada su intención de unirse a esta formación, pero finalmente, continuó con ROAL.
Estaremos atentos por tanto a lo que suceda en los próximos meses. Pese a la marcha de Citroën como constructor, parece que LADA y Volvo seguirán apostando por el Mundial (los suecos se retirarán tanto de los Supercars como del STCC), mientras que Honda aún debe recibir luz verde para construir una montura basada en el nuevo Civic de producción. Además, el promotor del campeonato, así como el pluricampeón Yvan Muller, han señalado el interés de otra marca de cara a 2017; por el momento, se desconoce su identidad.
Fuente | TouringCarTimes
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