El Campeonato Mundial de Turismos (WTCC) cerraba su temporada europea visitando el circuito urbano de Vila Real, ubicado en la zona vitivinícola del Duero.
El trazado se utilizó por primera vez en 1931, siendo utilizado de forma continua desde entonces para carreras de Turismos y Resistencia.
Cuando Oporto renunció a organizar la prueba portuguesa en Boavista, que había sido visitado por el WTCC en tres ocasiones, Vila Real presentó su candidatura. Tras una vuelta por las calles que configuraban el trazado, Francois Ribeiro, director del WTCC, no necesitó más argumentos para incluir a Vila Real en el calendario.
El fin de semana fue un éxito, con victorias de José María López y Ma Qing Hua, y con el público arropando al mundial no sólo por el gran número de seguidores que congrega Tiago Monteiro, sino también por la gran tradición automovilística de la zona.
Vuelta al circuito
Como es habitual en las pruebas del WTCC, Eurosport Events, organizador del campeonato, organiza unas vueltas alrededor del circuito para periodistas y VIPs seleccionados.
MotoryRacing tuvo la oportunidad de dar una de esas vueltas al circuito a bordo del Alfa Romeo 4C que actúa como Safety Car en el WTCC, con Bruno Correia, su piloto oficial, al volante.
Según nos sentamos en el coche, llama la atención la poca distancia que hay al suelo, y cómo la posición de conducción también está muy baja. El 4C tiene un peso de 900 kilos y un motor que genera una potencia de 240 CV. Según salimos de nuestra posición en el pitlane, ya sentimos el empuje de salida del motor.
Bruno Correia traza la chicane de salida del pitlane con suavidad para, tan pronto como enfila la salida, acelerar a fondo. El empuje es bestial, según subimos virando levemente a la derecha, haciendo una "S" para frenar fuertemente en la "Curva Do Boque". El Alfa no se menea y, tan pronto como hemos salido del ángulo, Bruno pisa el acelerador de nuevo a fondo por la "Subida de Abambres".
Seguimos subiendo hasta una serie de tres curvas enlazadas en las que hay que tocar el freno levemente. Nuevo acelerón y frenazo para trazar la segunda chicane del circuito, que está en el punto de más altura del mismo.
Descenso de infarto
Comenzamos ahora un descenso trepidante. Correia acelera a fondo antes de llegar a la "Curva do Cipreste", para la que tiene que reducir un par de marchas. La combinación de la imagen de la pista, los guardarraíles y las vallas de protección, que transcurren entre las calles y los casas particulares recuerda a la época dorada del automovilismo, cuando para hacer un circuito se necesitaba una carretera.
Iniciamos ahora la impresionante "Descida de Mateus", una larga recta en la que Bruno pisa el pie a fondo, sólo interrumpida por una leve curva hacia la izquierda en la que hay que levantar el pie ligeramente. Una vez superada, volvemos a acelerar, para tener que frenar hacia la tercera chicane. Salimos hacia las "Curvas de Araucária", la primera de las cuales, hacia la derecha, se toma a fondo, siempre bajando, para frenar en la segunda.
A partir de ahí, el circuito tiene una subida que se toma a fondo, llegando ya a la zona comercial de Vila Real. Frenamos para la última chicane, que no es otra que media rotonda, y así dirigirnos hacia la recta principal de nuevo.
El circuito de Vila Real ofrece un espectáculo no apto para cardíacos, con zonas de alta velocidad combinadas con estrictos puntos de frenada. Sin duda, recupera el espíritu de las carreras de antaño, cuando este impresionante trazado comenzó a utilizarse.
Sin duda, la arriesgada apuesta del WTCC acerca de incluir en su calendario un circuito que no había albergado pruebas de carácter internacional en décadas fue la opción ganadora al final. No en vano, las partes implicadas ya han expresado su deseo de continuar su asociación durante tres temporadas más.
Aquí os dejamos un vídeo con una vuelta al circuito de Vila Real desde la cámara onboard de Tiago Monteiro:
MotoryRacing agradece a Eurosport Events su colaboración y asistencia para hacer posible esta experiencia.
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